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17 may 2012

Justo a la altura de sus rodillas

Rafa avanzaba con rapidez, con la escopeta cogida con fuerza y pegada al pecho, mirando hacia los lados. Solo hacía tres minutos, había matado a un zombie. Desde entonces pudieron esquivar a los demás. Mientras avanzaba por Ronda Sur vio el primero. En una pared gris, escrito con spray negro se leía: 

"La vida es como ser un zombie ciego, encontrar a tientas un cráneo, buscar algo gomoso y llevártelo a la boca para averiguar que es. a veces es delicioso cerebro, pero normalmente solo son gusanos" 

Rafa sonrió. Hacía falta ser muy cínico para escribir eso. La metáfora era acertada pero muy macabra dada la situación actual. "El cráneo con gusanos podría estar siendo el suyo" pensó. Cien metros mas adelante encontraron otro. 

"Si puedes entender esto, Te Quiero" 

Marta, algo rezagada atrás, pero con la pistola preparada vio como Rafa se quedaba petrificado mirando algo. Leyó el graffiti. El primero le había provocado náuseas. Hacía falta estar enfermo. Creyó que a Rafa le había conmovido porque sujetó la escopeta solo con una mano y las dejo caer a los lados. Comenzó a avanzar y pensó que lo tocaría o algo así. Ella seguía quieta, mirando. Pero él avanzó hacia la izquierda, pasando la inscripción y situándose fuera del escaso perímetro de visión que le proporcionaba asomarse por la esquina. Lo siguió y entonces lo vio. Era un muro enorme, de al menos 5 metros de alto y mas de 10 de largo. Completamente lleno de nombres. En diferentes letras y tintas. Primero lo malinterpretó, pero Rafa lo entendió enseguida porque se quedó muy quieto, mirando los nombres, alzó una mano, y cayó de rodillas como si le hubiesen golpeado por sorpresa. Entonces comprendió. No eran los nombres de los que habían pasado por allí. Los viajeros habían escrito el nombre de la gente que habían perdido.

 -Mira este-dijo señalando a la izquierda de su cabeza.

 Dos nombres. Belén y Sandra. Escritos con algo que parecía sangre. Justo a la altura de sus rodillas. Marta empezó a llorar silenciosamente.

 -Lo escribió mientras moría-dijo Rafa muy bajito, como en un susurro desesperado. 

Marta seguía llorando. algunos, al sentir ese dolor, ese dolor cortante, que no puedes identificar ni como físico ni como emocional y entonces lo denominas "del alma"; lo subliman en arte. En algo bello. Rafa siempre lo transformaba en ira fría. Sin temblores, ni espasmos. Se levantó con la mirada y el rostro neutros, se dio media vuelta y volvió a coger la escopeta con dos manos. Gritó. Luego vio a tres zombies en la acera, a unos 150 metros de ellos. Se les aproximó y les volvió a gritar. En el segundo en que transcurrió entre que el primero de ellos se volvió y se le hundió el pecho, Marta se percató de que el zombie ni siquiera sabía que significaba el muro. 

Y siguió llorando cuando escuchó el segundo, el tercer y hasta el cuarto tiro. Sin mirar. 


PD: Perdonad las faltas con la palabra "a", ya sean de ortografía o de mayúsculas. La tengo jodida.