UA-67049947-1

14 jul 2013

Ella se llamaba Gloria y yo Fracaso II (Fragmento)


Poco después escucho las llaves de Gloria en la puerta. Apago el televisor y me escondo tras la puerta. Percibo que se asoma al salón y no me ve. La escucho andar por el pasillo de camino a la habitación. Mientras me llama. Salgo sigilosamente y avanzo tras ella. De un salto rápido la agarro por detrás y le tapo la boca.

-¿Y la caja fuerte?-digo con fingido acento.

Ella se libra de mis brazos y se da la vuelta. Me golpea con una de las bolsas que ha traído. Gracias a Dios sólo es ropa. Una vez había comprado un adorno para la mesilla que rompí con la sien. No sé cómo conseguí no romperme la sien también. Encima aún me recuerda el precioso adorno para la mesita que tuvo que romperme en la cabeza “porque soy un subnormal”. Me vuelve a golpear con la bolsa y yo retrocedo riéndome y protegiéndome la cabeza con las manos. Ella me grita “Imbécil” una y otra vez mientras sigue golpeando con la bolsa, aunque ahora la bolsa sólo corta el aire frente a mi cara. Mi espalda topa con la pared y bajo los brazos.

-¿Ahora, qué?-me dice con sonrisa de amazona-¿Dónde vas a huir?

-Yo no huyo nunca-le digo con mirada desafiante.

-Anda que no, cobarde-me dice- Tantos años y sigues sin admitir que te puedo.

Cuando me dice eso de “tantos años” se produce una escisión en mi alma. Lo noto porque me duele un poquillo cuando se divide. Ahora hay dos voces completamente diferentes dentro de mí. Una que me dice que ella es mi mujer, Gloria, con la que llevo “tantos años” y que sonríe ante esta idea. Y otra que me grita con dolor que ya van años, y muchos. Que lo que empezó porque sí, porque otra no me hacía caso, ha llegado demasiado lejos para acabar bien. Elijo ignorar la voz que grita y sonrío. Me separo de la pared y le hago un gesto con los brazos. Ella alza la bolsa y golpea pero yo se la quito con facilidad.

-¿Ahora, qué?-le digo-¿Dónde vas a huir?

Ella me mira sonriendo y se quita la camiseta. No lleva sujetador. Últimamente suele ir a casi todos lados menos al trabajo sin él, dice que va más cómoda y que se joda todo el mundo.

-Al único juego en el que si pierdo he ganado-me dice mientras se gira y empieza a andar hacia el dormitorio.


Se me borra la sonrisa mientras la sigo y pienso que estoy harto de intentar ganar en donde sólo se puede perder. Pero la sigo.

4 jul 2013

¿Será el karma?

Estoy en el balcón fumando. Pensativo. Giro la cabeza y escucho sus leves ronquidos. No son exactamente ronquidos. Se nota que es fumadora cuando duerme. Estoy hablando contigo otra vez. Me imagino que te cuento todo eso que sólo soy capaz de hablar contigo. Que estoy tomando un café contigo, sin importar cómo hemos llegado a esa situación. Sabes que siempre he sido así, odio las introducciones. Nunca sé cómo empezar un relato. Justo en medio. Justo cuando empiezan a pasar cosas. ¿Qué sentido tiene todo lo demás? No importa si nos cruzamos por la calle o si me llamas porque quieres verme. El caso es que estamos donde siempre, tomándonos un café. Hace años que no piso ese “donde siempre”. Imagino que estamos ahí, tomando café, y yo te cuento que me he vuelto a follar a otra por algo que escribí sobre ti. Y tú mejor que nadie sabes cómo me siento con respecto a ello. No sé cómo ocurrió esta vez. Pensé en ti como estoy haciendo ahora y escribí una gilipollez demasiado romántica para que fuese cierta. La balanza no deja de desnivelarse. No sé cuántos años hace que no escribes sobre mí pero yo a veces siento la necesidad de contar algo sobre ti. Y vuelvo a hacerlo. Siglo XXI. 2013. Pero otro niño muere en Tailandia. Manda cojones. El caso es que al día siguiente tenía todo lleno de mensajes de mujeres que no conocía. Ya sabes, la mierda de siempre. Tías que me confunden con lo que escribo. Pero no voy a ser yo el que las saque de su error, o al menos no antes de follármelas, claro. Sí, sigo siendo así. No puedo evitarlo, ¿qué cojones quieres que haga? Todavía salgo de fiesta y me presentan al colega de un colega y cuando empieza a hablar de lo último que leyó sobre mí me dan ganas de vomitarle en la boca. ¿Por qué me costará tanto abrirme a la gente? ¿Por qué no me dejan en paz? Como si yo me desangrase en el cuaderno para que me palmeasen la espalda. Me desangro en un folio por no manchar el suelo, que mi madre se enfada. No escribo sobre ti para que otra me considere profundo y sensible y venga a chupármela. Vuelvo a mirar hacia atrás y pienso que la chica que dormita en mi cama me la puedo ligar cualquier noche en cualquier bar sin hacer referencia a que escribo. Sí, estoy seguro. Y ya sé lo que piensas porque me lo has dicho muchas veces. Sé que si otros ligan por guapos o simpáticos por qué no ligar yo por escribir bien. Al fin y al cabo el que es guapo lo es sin mérito y yo me curro lo mío. Pero algo le sigue fallando a tu hipótesis. No me parece justo. No sé definir el por qué exacto pero no me parece justo ni de lejos. ¿Será el karma? Y en tal caso, ¿se supone que es una recompensa pero estoy tan jodido que no soy capaz de disfrutarla o realmente me han enviado todas estas mujeres como castigo? No sé qué me pasa con las insatisfechas y las locas. Soy como un puto faro para ellas. Se creen que las voy a salvar o alguna mierda así. ¿Y a mí quién me salva? Pregunto. De repente caigo en que no estoy hablando contigo. Estoy desnudo en el balcón fumándome un cigarro. Ni siquiera me quedan porros. Llevo un buen rato con el cigarrillo a mitad apagado entre mis dedos. Lo tiro a la calle y me marcho con gesto agrio a la cama. Yo seré un borde pero esta chica me está quitando la cama. Me acuesto a su lado y rezo a todos los dioses que conozco pidiendo que no me abrace mientras duerme. No lo hace. Por un momento recuerdo que he olvidado contarte que la chica esta ni siquiera ha leído nada mío anterior a 2011. Sí, y aun así le gusta lo que escribo, que quieres que te diga, yo tampoco lo entiendo. Al momento siguiente recuerdo que ni siquiera he hablado contigo. En la oscuridad de la noche me concentro. Intento mandarte pensamientos. De repente un brazo izquierdo se apoya en mi pecho. Interrumpe la conexión. Uso todas mis fuerzas en no cabrearme. Me levanto y cojo una lata de cerveza de la nevera. Después enciendo otro cigarrillo en el sofá y me recuesto a mirar la tele apagada.