UA-67049947-1

21 jun 2013

Los huevos por corbata.

Ella se ríe en voz baja y yo tengo los huevos por corbata. Paseando por mitad de un pueblo de Valencia cuyo nombre ya habíamos olvidado. Ella se ríe de alguna gilipollez que hemos dicho. Y de repente yo caigo en la cuenta y me acojono. Ella me suelta la mano y corre hacia una fuente. Veo como empieza a quitarse la ropa y me insta a pegarnos un baño. Le digo que no me apetece y que la espero liando a la sombra. Desde allí la veo de lejos y el miedo me sube por la garganta. No baja. Sube. Sólo hace tres horas que le he dicho que estaba hasta la polla de todo y que quería hacer una locura. Se ha plantado en la puerta de mi casa con su coche y me ha mandado un wassap: "Baja. Tráete ropa". Y poco a poco empiezo a darme cuenta de que es muy probablemente ella. No puede ser si no ella. Y la miro bañarse en una fuente con agua medio verdosa en un pueblo perdido de la mano de Dios, sin saber dónde vamos a comer ni a dormir pero ambos hemos recordado quienes somos y que nos importa una mierda todo eso. Y mientras le doy el pellizco al papel pienso en que no era un farol. Existe. Y ahí esta. Es ella. Y yo estoy cagado de miedo pensando en cómo cojones voy a hacer para no perderla.

6 jun 2013

Volvéis a confundirme con el Fafi y me vuelvo a partir la polla. Ya tenéis una edad para ir atando cabos.

5 jun 2013

O vuelves.

Que cruel puedes ser. Recuerdo cuando te dije que era mucho peor persona que tú y te limitaste a reír entre dientes. Me cogías la mano muy fuerte y te sentabas sobre mí en los bares. Prácticamente me exhibiste ante el resto de hombres que tuviste en vida mientras les decías: “Es este. Jodeos pues es este”. Y yo sonreía con todos los dientes (cuando aún era capaz de hacerlo) y decía que sí. Tenías razón. Yo era tuyo porque tú eras mía. Simplemente, como tantas otras veces en mi vida, me acojoné. Me acojonaste mucho. Yo no quería ser de nadie. Que irónico que ahora no pueda dejar de ser tuyo y tú nunca vayas a volver a ser mía. Tenías razón. Yo te llamé flipada en mil idiomas y me fui de allí escupiendo al suelo y gritando que no tenía collar. Que imbécil. Tenías razón. No pasa un día sin que me arrepienta. Siempre fuiste mucho más orgullosa que yo. Y mucho más cruel. Tenías razón. Así que me rindo. Ahí lo tienes. Dijiste que sólo me iba a rendir una vez en mi vida e iba a ser ante ti. A cambio pido un presente. También dijiste que rendirme tendría una recompensa, ¿no? Pues te pido, por todos los dioses, de rodillas, como tú prefieras, te ruego:

O vuelves o dejas de hacerte más guapa cada puto día que pasa.

1 jun 2013

21 gramos en una caja de aceitunas.

El flan. El karma. Mi alma y su jaula.
21 gramos en un bote de aceitunas.
La ropa sucia como la conciencia y las dudas.
El peta consumido como la esperanza y la hucha.

A por todo y a muerte como Lope.
Aunque pierda el control como Truman Capote
Como Stephen Leacock creo en crear mi suerte.
Creo en mi padre y en que ella no vendrá a verme.