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30 dic 2010

Da-me-la-lu-na


-Pero me tienes que prometer la luna-dijo ella mientras se dejaba caer en la almohada-Y me tienes que dar lo que merezco.
-¿Y qué mereces?
-Todo
-Yo te lo daré todo-dijo él-¿Me crees capaz?
-Sí-dijo ella y le pasó el cigarrillo-¿Y si te pidiera la Torre Eiffel?
-Dedicaría cada minuto de mi vida a construir un aparato para robarla
-¿Y si te pidiese tu alma?
-Puedes pedirme todo-dijo él-Excepto eso. Todo. Pero eso no.
-¿Y tu corazón?
-Ya es tuyo
-¿Y por qué no tú alma?
-Se te adelantaron cielo. Se te adelantaron.

http://sonrisaspsicoactivas.blogspot.com/

27 dic 2010

Sonrisas Psicoactivas

No sé si esto de ver tu nombre en el chat del tuenti cada dos minutos es por culpa de la droga, la esquizofrenia o eso que llaman amor; pero ya me está tocando los huevos.

24 dic 2010

Amor Químico (O Kit De Supervivencia)

...Y entonces simplemente llega un punto en el que a las 8: 30 de la mañana, teniendo que estar en pie en 4 horas te planteas si la mejor opción sería dormir o pillar speed. O cuando las únicas sonrisas que devoras te dilatan las pupilas pero solo te dejan un regusto amargo a amor químico.

21 dic 2010

El lado oscuro de Gandhi




-Sí pero antes era bastante diferente ¿sabes de lo que hablo?
-No, no tengo ni idea
-Pues que antes estaba SOLTERO, no estaba SOLO ¿comprendes? Era una opción. Salíamos todos a la discoteca y estábamos todos disponibles. Tenía su gracia, su emoción, el quién de nosotros va a ligar y tal.
-Cambia de amigos
-No tiene nada o poco que ver con eso…son los tiempos ¿sabes? Todo ha cambiado. Antes las amigas de la novia siempre eran para los amigos del novio. Y punto. Nadie discutía esas cosas. Ahora los amigos del novio siempre son los yonkies borrachos acosadores. Yo solía tener algo con las mujeres ¿sabes?
-¿Ah, sí? Pues lamento informarte de que aquí llevo sentada contigo un buen rato y nada
-He dicho solía tener
-¿Y qué le pasó?
-Se fue
-Sin más
-Efectivamente
-No puede irse sin más. Las cosas no se van simplemente por ninguna razón.
-Ah, ¿no?
-No
-Entonces la habría. Quizás me lo quitaron.
-Quizás…
-Hoy he ligado de todas formas
-¿Y qué ha pasado?
-No era mi tipo
-¿Y eso?
-No me gustan los penes. Pero me invitó a una buena copa. En fin, me largo.
-No has pagado
-Lo sé

18 dic 2010

Se busca



Peter Punk intenta en vano su amor explicar

Se busca chica para protagonizar una apasionada, lasciva y turbulenta historia de amor verdadero. Preferiblemente de estatura media y complexión delgada. Debe gustarle la música, la literatura, la poesía y el arte en general. Preferencia por encerrarse los días de lluvia a ver películas con los ojos cerrados bajo una manta. Que le guste subir a lo alto de un acantilado y extender los brazos mientras el viento mantiene su cabello en el aire y yo me muero de amor extasiado al contemplarla. Que me deje ir a mi bola. Que me diga todo tipo de apelativos cariñosos y estúpidos. Que tenga una risa chillona, nada bonita, que me obligue a bajar la cabeza y mirar al suelo de vergüenza cuando ella estalle en carcajadas en mitad de un bar. Que le guste ir a su bola. Que no me convenga. Que me haga daño. Que me bese los párpados. Que me arañe la espalda. Que me hable de Schopenhauer y de la falta de sentido de este mundo y esta vida mientras juega con mi pelo y me muerde la nuca. Que cada vez que hagamos el amor me escriba una frase diferente con su carmín en el espejo de mi baño. Que me obligue a dar la cara siempre. Que me diga cosas como “idiota” o “me sacas de quicio” cuando quiera decir “te quiero”. Que se quite la ropa rápido. Que tarde mucho en vestirse. Que siempre me haga llegar tarde. Buena recompensa. Interesados llamar al número bajo el cartel.

Pd: Se me olvidaba algo fundamental: Que cante "La vie en rose" mientras hace el desayuno tras la primera noche que pasemos juntos.


Y si quieres oír la verdad tápate los oídos. Si quieres que me desahogue mejor lárgate. Porque no sé cómo puedes seguir durmiendo por las noches después de lo que me hiciste. Ni cómo puedes mirarme a los ojos y espetarme lo mucho que he degenerado sabiendo que tu eres una de las responsables más directas de acelerar mi proceso de auto-destrucción. Vete, porque si te dijese a la cara que sería más feliz y dichoso si jamás te hubiese conocido ya no habría vuelta atrás.

15 dic 2010

Barras de bar, vertederos de amor



-¿No eres muy mayor para invitarme a una copa?
-Eso mismo me habían dicho mis amigos salvo que al revés. Que eras demasiado joven como para que te invitase a una copa
-¿Y no les has hecho caso?
-No suelo hacerle caso a la gente ¿sabes? Cuando veo algo que me gusta, sé que me gusta y sé porqué lo hace. No soy de esos tipos con dudas o a los que se puede convencer fácilmente. Te he visto y me ha parecido que sería interesante invitarte a una copa y eso quiero, invitarte a una copa.
-Admiro eso. Está bien. Sorpréndeme.
-¿Tequila Sunrise?
-¿Tratas de emborracharme?
-Tú tratas de emborracharte, yo solo te estoy ayudando
-De acuerdo entonces. Pero es mi deber informarte de que no soy gay y no tienes la más mínima posibilidad conmigo.
-¿Me informas después de pedir la copa, no?
-Soy heterosexual, no gilipollas señor
(…)
-A veces simplemente se cae y uno ni siquiera empieza a plantearse si levantarse
-¿Porqué?
-Desde el suelo se tiene una perspectiva interesante
-¿Cómo se ven las cosas desde el suelo?
-Aterradoras
-Eso es porque no estás a su misma altura
-Probablemente
-¿Y no sería mejor levantarse?
-Estoy cansado. La semana que viene.
-Yo solía ser como tú. Pero tenía un motivo. Mi padre me pegó una paliza y me echó de casa cuando se enteró de que era gay.
-Yo también tengo un motivo.
-¿Cual?
-Si le confesase a mi padre que soy gay me apoyaría y fingiría que no le importa
-¿Eso es un motivo para estar triste? ¿El amor que te procesan?
-Sí, me asquea que todo sea de rosa. Me aburre.
(…)
-¿Y a qué te dedicas?
-Soy poeta
-¿Y eso que significa?
-Que no me dedico a nada
-¿Porqué no buscas trabajo?
-Nunca me ha interesado el dinero.
-El sexo, las drogas y el rock and roll se pagan con dinero ¿sabes? Y esa copa que te has bebido también. El dinero es necesario.
-Quizás. Bueno, he de irme. Creo que alguien me espera en algún lugar.
-¿Quién?
-No sé, aún no le he conocido. Gracias por la copa.

12 dic 2010

Dos gigantes



Los pájaros del otoño vinieron cargados de certeza y se fueron rotos por el miedo. Respiro hielo y si soy sincero no es falta de fuerza es… ¿para qué salir del agujero? Tus caderas mis cadenas. Me hundo en el océano de promesas que me ofrecen tus pupilas dilatadas y me ahogo cuando las destrozas al abrir la boca. No hay salvavidas posible ni material impermeable lo suficientemente resistente para impedir que una tras otra caiga en todas tus artimañas. Cuento musarañas. El frío no se va porque no tengo suficiente dinero como para comprar calor. Poesía en polvo lejos del esplendor y del movimiento de la masa tronando al lao de un cajón en mitad de un parque. Algo de droga blanda no tan blanda prometiendo calma no tan calma en los bolsillos de mis pantalones más grandes y algo de sueños aún por destrozar penden de los tirantes de tu sujetador. Nosotros dos no somos dos, somos gigantes. Lucha de titanes en primera fila. Entradas desde la barriada, nos arrastramos de banco en banco. No he dormido cómodo desde que no me reflejo en tu sonrisa. Tus caderas mis cadenas. Quiero que nos miren incómodos al pasar y que el desvarío etílico sostenido de mi cabeza se esfume. Quiero que dejes de aparecer entre los putos fideos de mi sopa.

Calle Numen en tu puta face po po po

9 dic 2010

Al filo



Y pienso, que si rindiera a un, digamos, 40 % no estaría aquí. Si me explotase una parte tan ínfima como un cuarenta por ciento no estaría aquí. Desde luego. Pero no funciona así. Me hace gracia. Preguntan:
-¿Por qué escribes?
Y yo respondo:
-¿Acaso crees que hay una alternativa?
¿Crees que se puede dejar de escribir? ¿Cómo el que deja de fumar? No, eso es algo que está ahí y punto. Es un estigma. Un hombre es lo que es y no puede dejar de serlo. Uno simplemente escribe, así de simple. Como el que nació con una mancha en la mano. Eso es algo que está ahí toda la puta vida. Y no hay más vuelta de hoja. Es como esta situación, tengo 20 € en la mano y no sé qué hacer con mi vida. Es el único dinero que tengo. De hecho, es el único dinero que tengo desde hace demasiado. Y me pregunto: “¿Qué hago?” Es decir, puedo pillar 20 euros, puedo pillar 10 y guardarme otros 10 o puedo no pillar y guardarme el billete. Es decir, yo sé ver más allá de la decisión de un aspirante a aprendiz de yonki. Veo los tres caminos bien diferenciados. Pillar 20 es como: “A la mierda con todo”. Ya sabéis lo que os digo. No pillar nada es el buen camino. Elegir la vida y esas chorradas. Estudiar, volver a ser parte de la sociedad toda esa mierda que no me apetece para nada pero que sé que debería hacer. Y luego está el límite. Pillar 10 y guardarte otros 10 con la esperanza de que no te los vas a gastar igualmente en porros.

Ahora tengo el billete de 10 guardado muy lejos, tan lejos como guardé el otro para que no corriese este destino que ha acabado sufriendo en pocas horas de vida y 10 euros menos una L en mi cajón del escritorio. Ni roto ni entero. Al filo. Como siempre.

Pienso y luego duele y solo sufro

No pasa ná y si pasa se le saluda Pilla el corte ¿Quieres que me comporte? En tu baraja soy el Joooooker


Pd: Me acabo de dar cuenta de que acabo de cumplir 100 entradas. Solo quería decirlo. Fin del comunicado.

5 dic 2010

¿Y a mí, qué?



Joder, acabo de llegar más bajo de lo que jamás pensé que caería. Jamás hubiese imaginado mi vida así. Tengo un mono impresionante, pero no sé de qué. Al mirar a Marta por encima me doy cuenta de que no es de follar. No, ahora mismo no me la levantaría ni Marilyn Monroe en tanga con una viagra en cada mano. No es hambre porque apenas he podido comer los restos de los espaguetis del mediodía. Y no por que estuviesen fríos ni nada así. No soy un sibarita ni mucho menos. De hecho, mi estomago tolera bastante bien los alimentos en mal estado fruto de mis años en la calle. Cuando lo primero que comes en tres días es un bocata rancio de la basura no puedes permitirte el vomitarlo. Tampoco es heroína. Me acabo de meter el último pico hace exactamente…veinte minutos. Podría ser porros pero el último me lo fumé hace una hora así que no lo creo probable. Podría ser, pero entonces no sería tan fuerte. No estaría tan nervioso ni tendría esta mala hostia que me está jodiendo el subidón y me ha hecho destrozar la lámpara contra la pared. Marta ha bufado pero está hecha a la idea. En el último año hemos tenido que comprar cuatro o cinco de las dichosas lámparas. Ya sabéis cuales, estas de un metro y algo de alto, con su mampara y todo el rollo. Siempre he tenido especial predilección por esas lámparas. Es la típica imagen del rockero. Destrozando la lámpara contra la pared. Dicen que en realidad todo eso de sexo, drogas y rock and roll es una pollada. Que se suele elegir una de las tres cosas, como mucho dos. Que las tres vuelven loco a cualquiera. A mí me han vuelto loco desde luego, pero creo que eso viene de mucho antes que las groupies y los picos. Siempre he estado un poco para allá. Me pasé media vida cabreado. Con el mundo, con la gente, con mi mismo. Simplemente enfadado. No os lo recomiendo, es horrible vivir enfadado. Acabo de darme cuenta de que llevo al menos tres horas sin fumarme un pitillo. Así que me reclino en el sofá y me fumo uno tranquilamente. Joder, esto era lo que necesitaba, llevo fumando desde los trece y se me olvida el tabaco, vaya huevos. Vaya cojones, llevo tantos vicios en danza que ya no sé ni distinguir los monos. He caído muy bajo, sí señor, muy bajo. Aunque no esperaba menos de mi vida la verdad, empecé en esto pues como todos. Fumando porrillos sueltos. Empecé a fumar por la noche porque se me hacían insoportables. Me las pasaba pensando en mi vida y en lo que hacía con ella. Nada. Eso hacía. Nada. Yo solo era otro idiota con un cuaderno lleno de manchas de vino como el de Carlitos y un par de maquetas de calidad ínfima. Y fumar porros para no pensar y dejar pasar el tiempo era más fácil y rápido que tratar de dar sentido a mi vida. Luego, pues como todo. Uno antes de cenar lleva al de después de comer y sin comerlo ni beberlo acabas fumando todo lo que puedes al día. Pero mínimo tres porrillos. Ese siempre el mínimo. Y un buen día, simplemente pensando decidí hacerlo. Cogí mi mochila y me fui a Madrid. Allí pasé tres años viviendo en la calle, dando conciertos como mera excusa para tener alcohol y un techo durante unas horas. Siempre me han tratado muy bien en todos los garitos a los que he ido. Incluso cuando iba tan ciego que notaba como desafinaba y se me escapaba alguna nota de la guitarra me aplaudían. A la gente siempre le ha molado lo que hago. Luego los porros empiezan a no ser suficiente, y en fin, la vieja historia. Lo que quiero decir es que yo he vivido el lado miserable de la droga también. El robar a tus amigos cuando no miran un par de dosis, recoger colillas de la calle a medio acabar y esas cosas. Lo peor era la ausencia de remordimientos, algo en mí me decía que debería sentirlos y ni siquiera podía sentirme mal por no tenerlos; cuanto menos tenerlos. Ahí es cuando te das cuenta de que eres un adicto, cuando las cosas empiezan a perder su tinte malvado agravadas por la necesidad. Robar diez euros de la caja cuando la cajera del súper no mira (teníamos un sistema para todo eso) para pagarte una dosis de lo que sea empieza a parecerte hasta lógico y moral. Es decir el súper los tiene a montones y no los va a echar de menos, y si pudieran ponerse en mi lugar hasta el punto de saber, no, SENTIR cuanto lo necesito seguro que hasta me los daban. Joder, en el 93 matar a cambio de un poco de diazepam me hubiese resultado una ecuación terriblemente lógica y normal. Oh, el 93…yo dejando la heroína, no porque quisiese si no porque no tenía un duro y apenas me llegaba para el alquiler y enganchado a los ansiolíticos para aliviar el mono. Tenía que seguir trabajando o me quedaría en la calle pero sentía los huesos de vidrio y el sudor como una barra de hielo bajo la camisa. Siempre he dicho que para ser drogadicto hay que ser millonario, si no se pasa mal. Aunque supongo que eso es parte de su encanto. Me pasé todo segundo tirándome a una tía de mi clase que no me gustaba solo porque: a) Tenía un piso y b) Plantaba marihuana. El sexo con ella no estaba del todo mal, y siempre que nos apetecía echar un polvo podíamos hacerlo sin problemas. Solo teníamos que ir a su piso y punto. Allí nos esperaba la cama. Con veinte años uno agradece mucho ese tipo de cosas y el cambiar el aire mugriento y opresivo de los moteles baratos y los cuartos de baño de bares por una cama y un colchón limpios y listos para usar. Bueno, eso y el pasarse un año entero de su vida fumando hierba gratis. Venga ya, podéis mirarme como queráis, pero juradme solemnemente que vosotros no lo hubieseis hecho. A la gente siempre le ha sorprendido que no sea cocainómano, por todo aquello de ser músico y esas historias, pero la cocaína siempre me ha puesto demasiado loco. Demasiadas veces me he despertado con la cara destrozada por culpa de esa mierda. No, nada de cocaína. Tiro el cigarrillo y lo apago contra la moqueta. Miro a mí alrededor. Pienso que sí, vale, tengo éxito, fama y dinero. Una gran y bonita casa. Estoy enamorado de la mujer perfecta y ella lo está de mí. La gente aprecia mi arte. Tengo todas las drogas que pueda querer comprar. Y pienso: “¿Y ahora, qué?” No logro encontrar una respuesta satisfactoria así que solo me levanto y voy a mear.

1 dic 2010

Más muerta que yo



Antes de tocarla sé que está más muerta que yo. “Más muerta que yo” hace un tiempo pensar ese tipo de cosas me hacía sentir escalofríos. Ahora ya no. De aquello hacen muchos siglos. Cuando era un vampiro inexperto. Sin embargo nunca fui un vampiro gilipollas. Es decir, he leído mucho a Ann Rice y todo el tema y es cierto, de verdad los hay. Vampiros que se niegan a morder a humanos. Que sienten remordimientos y cosas así. No sé, lo ven como un asesinato, no lo entiendo, es como si ellos comen a un ser inferior de la cadena evolutiva. Y lo hacen, se comen los conejos, los peces y toda esa mierda, yo lo hacía de hecho. En otra vida claro. Bueno, cuando era vida. Esto se debería llamar “no-vida”. En fin, sé todo ese rollo de los vegetarianos que hay ahora, intento estar en sintonía con el mundo pero cada vez me cuesta más. Es decir tengo tres siglos, y afrontémoslo, todo ha pasado demasiado rápido. Yo aún flipaba por ver la televisión en color y se empezaba a hablar de “Facebook”. Aunque ahora estoy al día más o menos. O lo intento. Simplemente la vida hace trescientos años era más sencilla. Nadie hoy palabras como “vintage”, “homosexual”, “anorexia” o toda esa mierda. Todos esos traumas que esa gente lleva en la puta cabeza, es impresionante. Amo a Freud y ningún soplapollas de turno me va a soltar el rollo contra él en un bar porque no, porque ellos no saben lo que yo he vivido y coño, yo tengo razón. Los años hacen muy sabio. Y el ver las cosas desde otra perspectiva. Su perspectiva no es imparcial ni objetiva, es decir, no puede serlo, es imposible, están metidos ahí. Les afecta todo eso sobre lo que hablan. No se puede ser justo así. Desde mi perspectiva es más fácil. A mi nada de eso me afecta. Yo estoy muerto y punto. Soy otra raza. Una raza extinta. Ahora está en auge todo ese rollo de cómo molan los vampiros y esa mierda. Primero los góticos disfrazados y luego todo el mundo. Una vez estuve con un fanático que, al revelarle yo que era un vampiro porque estábamos solos, me pidió que me alimentara de él. Quería saber qué se sentía. Me reí y sin más que desprecio por su estupidez en los ojos me abalancé sobre él. Me apartó a un lado y cuando le sujeté los brazos me preguntó titubeante: “¿Pe pe pero me vas a matar?” con asombro en la mirada. Gilipollas desgraciado. Dejaré de matarte. ¿Te dejo vivo? ¿Para qué? Ya tuve bastantes cazadores de vampiros hace dos siglos gracias. Joder, soy el único vampiro al que veo en ciento cincuenta años. Y eso es una mala apreciación porque de hecho no me veo. No me veo reflejado en los espejos o el agua. Solo en los ojos. Solo cuando me abalanzo sobre mis víctimas. Y ahí no me gusta como soy. Con los dientes fuera y gruñendo de ansiedad. Todo eso me lleva a plantearme una cosa. Llevo ciento cincuenta años solo, totalmente solo. ¿Me he sentido solo alguna vez? En el mal sentido de la palabra no, claro, he tenido mi intimidad. Una intimidad cojonuda de hecho. Pero jamás he necesitado contacto. Y sé lo que eso significa. Y debería asustarme pero eso solo me hubiese asustado doscientos años atrás. Significa que me estoy volviendo un animal. Los vampiros somos una bomba de relojería. Estamos diseñados por Dios o lo que sea para volvernos más y más sedientos cada siglo. Hasta que al final acabas alimentándote de otros vampiros. Lo que a su vez provoca que te vuelvas loco. Por eso los Antiguos duermen, para aplacar su sed. Bueno, y supongo que porque estarán hartos de vagar. Ochocientos años son muchos. Dicen que algún día esos hijos de puta se levantarán y nos joderan a todos. La chica está efectivamente muerta compruebo tras quitarme los pensamientos que mi cabeza ha realizado en treinta segundos de inactividad. Llevo trescientos años leyendo, que coño os creíais. También compruebo unas heridas circulares, como de colmillos en el cuello de la chica, heridas que se cierran ante mis ojos. Está claro, no hay duda. Me levanto rápidamente y echo a andar por la calle, en busca de la misteriosa sombra. Hay otro vampiro aquí.

28 nov 2010



A ti. Que nunca leerás esto.-




Tú, maldita seas. Te maldigo en nombre de Nyarlathotep, de Anubis, de Damballa… Te maldigo hechicera samoana. Me has embrujado. Me tienes preso de mí. ¿Qué clase de canción estúpida hiciste sonar cuando entraste al bar que consiguió que me fijase tanto en ti? ¿Con que clase de ritos me atas que no me doy cuenta de que lo haces? Me traes obseso de tu perfume y olvidado de tu esencia. Haces promesas con tus ojos y las destrozas con lo que dejas escapar de tus finos labios. ¿A qué sabrán tus besos? ¿A qué saben los besos de una diosa? ¿Qué tan fuerte pueden atar tus suaves brazos? ¿Por qué me encadenas si ni siquiera vienes a mirar cómo me pudro poco a poco mientras te ríes de mi estupidez obstinada en la mera ilusión de conquistar tu ombligo? Tus caderas mis cadenas. La profundidad de tus ojos oscuros el aljibe del que bebe mi imaginación. La profundidad de tus ojos me susurra ideas disparatadas sobre triunfos inimaginables y hazañas imposibles. Me transmite sueños sobre sueños hechos realidad y me promete felicidad con la seguridad del que promete algo sencillo. Me susurran: “sal a buscarme”. Y aquí me traes, inmovilizado por el miedo. Tus caderas mis cadenas.

25 nov 2010

Te necesito



Te necesito. Necesito que me salves de la vida. Del mundo. Del resto. Pero sobre todo necesito que me salves de mí mismo. De mi mismo y mi instinto suicida de autodestrucción. Necesito que me alejes de toda esta mierda. Ellos no me entienden. Se lo he dicho una y mil veces pero siguen sin entenderlo. No soy la misma persona cuando escribo. Pero tú sí. Tú si lo sabes. Tú lo comprendes. Me comprendes. Tú me crees. Me crees porque te pasa lo mismo. No tiene nada que ver con adicción, simplemente estar sobrio es asqueroso si lo tomas como una norma. Necesito que me señales y me grites. Que me acuses. Ya nadie me acusa. Porque ya a nadie le importa. Da igual que llegues tarde cuando nadie espera por ti. Te necesito para fingir que no te necesito. Necesito necesitarte. Y tú te escondes y te escondes y te escondes. No apareces por ningún lado. ¿Dónde te escondes? ¿En qué bareto de mierda me abordarás? Te necesito para saber que estoy mejor solo, que no te necesito en realidad. Te necesito porque así estar solo sería una elección. Te necesito para dejarte ir con otro de los fragmentos de mi corazón.

22 nov 2010

Recortes de tijera



Ya están tocando los cojones otra vez con el perenne tema de la religión. Todos esos putos pseudo-intelectuales que se consideran más listos que nadie por decir “que si Dios existe porqué deja morir a los niños”. Es mucho más complicado que eso. Ósea, si yo fuese Dios también me sudaría la polla. No es Dios quién deja morir a la gente en África ni quién construye bombas de hidrógeno. Somos nosotros. Me hace gracia ver a todos esos progres cayendo en la misma mierda que critican. No todos los musulmanes pegan a sus mujeres ni todo el que pega a su mujer es musulmán. No todos los curas violan niños ni todo el que viola niños es cura. A veces creo que a la gente le han cambiado el cerebro por mierda cuando sueltan todo aquello de que la religión es el peor invento del hombre. El peor invento del hombre es él mismo. Odio a los ateos, o a la mayoría de ellos, sobre todo porque son los que más hablan de Dios. Se sientan a beber cerveza en los bares y empiezan a rayar a la gente que sí cree, dándole motivos para no creer. Joder, déjalos ser felices. En serio, a mí me gustaría creer en Dios, lo que pasa es que no soy gilipollas y tengo un par de ojos en la cara. Pero si pudiese, creería, joder así al menos todo tendría sentido. Llevo una pena, pero no una pena honda, es una pena que va y viene a su antojo. Y no logro focalizar el porqué. Simplemente la llevo. Hay una frase de Santiuve que se me viene una y otra vez a la cabeza. “Que ya no sé ni tan siquiera a quién cojones escribo”. Me pasa igual. Hablo mucho sobre amor y sobre echar de menos pero no sé en quién pienso para escribir. Creo que ya no pienso en nadie. Simplemente echo de menos echar de menos. Me veo muy solo y a la vez rodeado de gente. Demasiado, tanto que a veces me agobia. Mi vida apenas ha cambiado en el transcurso de un año. Sí, ahora quizás soy más buena persona, o lo que es lo mismo, me he quitado un poco más la careta de mala persona. Ya no sé si las personas me dan asco, pena o envidia. Ya no me escandalizo ante la incultura y la falta de criterio propio. Ya casi no me escandalizo por nada. Yo, que antes era un rebelde nato. No sé. Me falta algo, no sé qué es pero me falta algo. Los días pasan. Sin más, no son arduos y duros pero aún así todas las noches acabo fumándome un porro antes de dormir. Y ya no tiene nada que ver con el insomnio. O muy poco. Ahora mismo tengo el de hoy entre los dedos y mirando ansioso la ventana. Y siento este orgullo, este orgullo maldito agarrarme muy fuerte el pecho y a mi mente susurrarme una y otra vez que fui un completo gilipollas y que mira a donde me ha llevado el orgullo, cuantas mujeres he perdido por él y cuantas veces he dejado que me rompan y me he roto el corazón. Que debí correr tras ella, agarrarla del brazo y decirle que no, que jamás, que eso no iba a acabar así ni allí. Que debí aguantar y dejar de fingir que no me importaba. Que no debí echarla. Mil cosas. Y ahora ya me he fumado el porro y me voy a leer hasta tener sueño y acostarme jurándome que mañana sí, que mañana le hablo a esa morena. Como tantas otras veces.

19 nov 2010

A tomar por culo


Saúl suspiró y arrancó el coche lo más rápido que pudo. Intentó recordar las nociones básicas de cómo conducir, no tenía licencia. Por fortuna el coche de Rachel era fácil de manejar. Traerlo hasta allí no había sido demasiado trabajo, pero claro, ahora estaba más nervioso. Dejó la 9mm en la guantera y metió primera. Tampoco tenía licencia de armas pero eso no le ponía nervioso. Hasta el más idiota sabe hacer funcionar una pistola. Se apunta a lo que se quiere matar, se aprieta el gatillo y se mata. Por ese orden. Quitó el freno de mano y se incorporó al tráfico. Cuando hubo recorrido unas cuantas manzanas y se dio cuenta de que nadie le seguía se quitó el pasamontañas. Encendió el aire acondicionado. Tanta prisa le había hecho sudar. Había sido aún más rápido de lo que esperaba. Recordó sus planes. Apuntar por la espalda al de seguridad, quitarle el arma, obligarle a cerrar la puerta, dirigirse a caja, “dame el puto dinero”, “¡que me des el puto dinero joder!”, disparo al aire, recoger el dinero y largarse. Según sus cálculos tres minutos y medio. Bien, el atraco había durado un minuto y cuarenta segundos. El guardia de seguridad le entregó el arma sin rechistar y cerró la puerta, después se apartó a un lado con las manos en alto y donde Saúl pudiese verlo. No hizo falta ni gritar ni disparar al aire, la cajera le había dado el dinero sin rechistar. Con parsimonia. Como si le importase una mierda, al fin y al cabo no era suyo. Saúl esperaba que los despidiesen a los dos al ver la cinta de seguridad. Odiaba a la gente que no hacía bien su trabajo. Él llevaba toda una vida puteado en curros de mierda, explotado por jefes de mierda. Pero ahora ya no. Eso había cambiado. A tomar por culo el curro, a tomar por culo Rachel (lo único que lamentaba era no poder ver su cara cuando se enterase de que había robado una casa de apuestas él solo, sin decírselo a nadie, y que encima se había llevado su coche), a tomar por culo todo el mundo en esa apestosa ciudad, a tomar por culo el señor Jameson y sobre todo a tomar por culo su insomnio. Su terapeuta decía que no encontraba ningún motivo clínico a su depresión y a su consiguiente insomnio y se negó a seguir tratándolo porque decía que los monólogos de Saúl lo deprimían a él también. Vaya una puta mierda de terapeuta. Saúl lo único que hacía era contarle el porqué todo era absoluta e inmensa gilipollez sin sentido. No solo su curro, su relación o su vida. Si no todas las vidas en general. Y claro, eso deprimía al terapeuta, que por cierto cobraba cuarenta pavos la hora. Pero todo eso estaba lejos. Desde que había empezado a planear el atraco sonreía casi todo el tiempo y por las noches dormía como un bebé. Lo único que necesitaba era darle algo de acción a su vida, alejarla de la monotonía. Y medio millón en billetes no consecutivos y sin marcar en un maletín era algo bastante alejado de su monotonía. Encendió un cigarrillo con dedos temblorosos y sonrío. Conduciría hasta que se hiciese de noche y entonces se desharía del coche. Llegar hasta la frontera y pasarla también sería una aventura emocionante. Volvió a pensar en todo lo que dejaba atrás y se sintió de maravilla. Esa noche, tumbado sobre una mugrienta cama del Motel “Golden Fish” con la 9mm bajo la almohada y el maletín bajo la cama también durmió como un bebé.
Y si tan fácil es ser persona...

16 nov 2010

Went to a party...


Estoy sentado en el sofá y me estoy liando el quinto petardo de la noche. La fiesta está bien, ósea, no está mal. Pero por lo que a mí respecta la fiesta podría ser la hostia o tela de aburrida, no me iba a dar cuenta. Si algo tienen los porros es que me dejan en un estado de neutralidad. Nada está demasiado bien, nada está demasiado mal. Es una ventaja y un inconveniente a su vez. El maldito filtro se está resistiendo a encajar y pienso en que debería quitarme las lentillas y ponerme las gafas, de todas formas no estoy hablando con ninguna chica guapa (de hecho no estoy hablando con nadie) y las lentillas son fatales para fumar porros, es por eso de que se te secan las mucosas o algo así, por eso se te entrecierran y se te ponen rojos. Bueno, consigo darle el pellizco y mientras chupo la pega se sienta cerca esta tía que conozco. Me dice que escribo muy bien y pienso “mierda”. Es decir, a lo mejor ella baila muy bien pero yo no voy a ir a decírselo sin más a no ser que quiera dar pie a conversación porque ella me gusta o considero que lo podría hacer. Y eso ahora mismo…no sé, lo he comentado con muchos amigos muchas veces y parece ser que soy un caso casi excepcional pero a mí el THC me mata la libido. Bueno, no es eso exactamente, es decir, le he echado un ojo a sus tetas antes y me las llevaría a la boca ahora mismo sin pensarlo, pero el hecho del trabajo anterior que supone llegar a ese punto me parece impensable. En el hipotético caso de una victoria redonda en tiempo récord significa al menos media hora de conversación, veo muy improbable el que sea menos incluso de una hora. Y eso si pasase esta noche, para lo cual tendría que dar una muestra de ingenio y encanto que no estoy preparado para dar ahora mismo. No sé a vosotros pero a mí los petas me sacan el lado más apático y antisocial. En estos momentos de “lucidez porrera” que en realidad quiere decir “desvaríos de fumado” me doy cuenta de que la gente habla demasiado, a destiempo y sin razón alguna. Nos pasamos la vida hablando entre nosotros y ni siquiera llegamos a conocernos. Solo es charla insulsa y barata. Yo, cuando estoy fumado, no hablo a no ser que tenga algo que decir. Y no se me suelen ocurrir demasiadas cosas. Y yo estoy aquí fumándole al peta como si nada y respondiendo a duras penas a alguna pregunta que ella me hace. No le doy bola. Paso de ella exagerado. Pero ella no se va. No se va y cojones se tiene que dar cuenta. Y total que me fumo el petardo y sigo rayado porque no entiendo porqué no se va. Hasta que me doy cuenta de que no para de hablar de mí, de mí y como el que no quiere la cosa, de mi blog, o de mi libro, o de nosequé entrada de tuenti… Y me doy cuenta de que joder, ya sé porqué no se va. Y porque se ríe demasiado y me roza sin venir a cuento. Es mi primera groupie. Sonrío, henchido de orgullo y satisfacción y sigo haciéndome el duro y el pasota. Pero tampoco es demasiado bueno. Ahora mismo nada lo es. Simplemente está bien.

¿Y qué hacer cuando ni el verso alivia?

14 nov 2010

A ganja apesto



Lo que aún me duele no es que rompieses lo que fuimos, si no lo que podíamos haber sido. Es algo que aún no entiendo. ¿Porqué destrozarlo? Imagínate lo que hubiésemos conseguido juntos. Aún puedo vernos a los dos, en lo alto, riendo y bebiendo whiskey sin marca en una botella sin etiqueta mientras a nuestros pies contemplamos como la ciudad arde para nosotros. Contemplando los saqueos y las hogueras, en el momento en el que nada importe ya porque por fin el mundo se ha vuelto al revés, que es lo que, tarde o temprano, debía suceder. Pero bueno. Ahora deberé estar solo. No es tan grave, pero es desolador. Es anti-poético. Me veo solo, bebiendo whiskey sin marca en una botella sin etiqueta mientras a mis pies la ciudad arde y la gente encapuchada me saluda victoriosa al pasar. Es una mera cuestión de concepción social. El rey y la reina. Bonnie y Clyde. Tyler y Marla. En lugar de ello estaré solo, pero no importa. No, ya nada importará porque habrá llegado el verwirrung y el ordnung estará gracias a dios muy lejos. No importa, puedo hacerme a la idea de triunfar solo. A lo que aún no me habitúo es a que no me cojas la mano cuando tengo miedo o frío, y lo suelo tener la mayoría del tiempo. A no tener a nadie en mis estrepitosos y dolorosos fracasos. Alguien con quien refugiarme del mundo. Y en vez de hacer nada lo escribo. Y dicen que las palabras se las lleva el viento pero no. Que yo soy la palmera que se dobla pero aguanta el huracán. Y que esta vez funciona.

Sigo sin entender que me dicen los pájaros y a mí la gente me dice que los pájaros no hablan y no me creo una puta mierda. Que la gente no sabe distinguir su polla de la del vecino. Y que ahora todo el que escribe es escritor. No te jode. Porque a mí sí. Y bastante.

9 nov 2010

Blood & Meat (2)



-Vaya vaya-dijo ella-El joven del que todos hablan
El joven se volvió y la miró intensamente a los ojos durante unos segundos que a Bella le parecieron años. El joven estaba dudando entre mandarla a freír espárragos o no. Probablemente Bella le caía tan mal como a Bella él. Pero al final al parecer el hambre también terminó imponiéndose porque el joven le sonrió mientras la miraba de arriba a abajo. Si el tipo la hubiese rechazado, la autoestima de Bella hubiese sufrido un revés muy importante.
-Vaya vaya-contestó él con una inclinación de cabeza-La joven a la que todos miran
Desde luego el chico tenía aplomo e ingenio. Bella contuvo sus ganas de torcer el gesto y trató de seguir el juego.
-¿No bebes hoy?-preguntó ella sonriendo
-Hoy hay luna llena- contestó el joven. Y por un momento sus ojos brillaron- Necesito mantener el control
Bella rio, jovial, y apuntó en su agenda de cosas por hacer el abofetearse a sí misma al llegar a su casa por tener miedo del joven durante una milésima de segundo. Los garou no existían. Y si lo hacían desde luego que no tenía a uno delante. Solo era un maldito joven escritor dándoselas de interesante con respuestas ingeniosas para intentar metérsela. Como todos.
-¿Y tú?-le preguntó él al observar sus manos vacías
-Nunca bebo-respondió ella
-¿De veras?-le dijo el joven sorprendido alzando una ceja, tan extrañado como si le hubiese dicho que jamás había besado a nadie. Eso le dolió a Bella. Al parecer el joven no se había fijado en ella en otras fiestas, al contrario que ella en él. No estaba acostumbrada a ese trato y le hizo daño la indiferencia del joven.
-De veras-dijo ella
-Oye-dijo el joven dubitativo-Probablemente pensarás que soy un capullo y seguramente lo soy pero…
Bella lo cortó alzando la mano. No quería oír el resto. No era la proposición más directa que había oído en su vida, había vivido mucho, pero aún así le sorprendió que se hubiese atrevido a intentar formulársela a ella. Ahora tenía claro que el tipo era un capullo. Pero también que tenía cojones. Probablemente llevaba mucho tiempo tirándose a groupies de tres al cuarto que le presentaban en sus fiestas de tres al cuarto. Sentía unas ganas tremendas de darle un golpe mortal a su ego, pero el hambre apretaba. Iba a vaciar a ese estúpido escritor hasta dejar de él una mísera cáscara. Probablemente es lo mejor que podía hacer por él de todos modos, los poetas valen más muertos que vivos.
-En el callejón a las doce en punto-dijo Bella. Le propinó una sonora bofetada, le guiñó el ojo y se fue. La gente empezó a murmurar y unos cuantos se aglomeraron alrededor del joven. Dave fue derecho a ella.
-Bienvenida al club “Odiamos a John”-le dijo con una sonrisilla de satisfacción-¿Puede mi morbo preguntarte qué te ha osado decir?
Bella le dirigió una mirada fría, simulando estar totalmente furiosa. De hecho simulaba ser alguien que intentaba ocultar que estaba realmente furiosa. Siempre le había encantado el teatro.
-Que tenía un buen polvo aunque me faltaban tetas-dijo Bella crispando el rictus
Dave se echó a reír.
-No dejes que eso te estropee la fiesta querida-dijo-Yo opino que tienes un polvo fantástico
-Eres un cielo-le dijo Bella mirando el reloj disimuladamente. Las 11 en punto. Agotó lo que quedaba de hora charlando desenfadadamente con otros invitados a la fiesta, y a las doce en punto, como cenicienta, se fue derecha al callejón a dejarse meter mano. Por un momento había pensado que si el tipo era bueno le dejaría incluso un poco de mete-saca antes del clímax. Ahora había decidido rotundamente que no. Cuando llegó él la esperaba cigarrillo en mano.
-¿Sabes?-le dijo-Creo que lo del bofetón ha sido innecesario
-Así no irás contando historias a tus amigotes-le dijo ella sonriendo traviesa. El HAMBRE le apretaba cada una de las partículas de su ser. Y se dijo que a tomar por culo los preliminares. Se abalanzó sobre él y le agarró fuerte por la nuca. Esquivó sus labios entreabiertos que se le ofrecían anhelantes y le mordió el cuello. Sus potentes colmillos le seccionaron la yugular y chupó con los labios con fuerza la herida. Él la agarró del culo. Bella se sobresaltó. Sabía que la saliva vampírica, por naturaleza, tenía un componente que resultaba agradable al humano. Era más que nada un método de defensa, si a un humano le gustaba que te alimentases de él no se apartaba. Pero nunca le había ocurrido nada parecido a que la agarraran del culo. El joven empezó a sobarle las tetas y entonces Bella cayó en la cuenta de que algo no iba bien. La sangre del joven no sabía como nada que hubiese probado en su vida. Tenía un cierto componente como…como animal. Además, pese a la fuerza con la que debía latir su corazón y la insistencia y fuerza con la que ella sorbía la cantidad de sangre que fluía de la herida era ínfima. Él se harto de sobarle el cuerpo y le agarró la garganta con un brazo. La levantó en peso y la arrinconó en una pared. Era imposible. Entonces vio el brillo de sus ojos en la oscuridad. Y sintió como el brazo que la sujetaba cambiaba de tamaño.
-Me toca-dijo el joven poeta
Y entonces su mandíbula de Crinos le arrancó la garganta.

7 nov 2010

Blood & Meat (1)


Se dirigió con paso seguro al primer intento de la noche. Sus largos tacones de aguja resonaban sobre el suelo de tarima. Su falda de vinilo le rozaba los muslos a cada paso, pero era un precio que debía pagar por estar tan espectacular. Que de hecho, lo estaba. Joder que si lo estaba. Con sus largos tacones de aguja negros, su falda de vinilo también negra y su corset blanco estaba realmente que se desbordaba. Sentía los ojos clavados en ella, a punto de salir de sus órbitas, recorriendo sus muslos, su culo y sus tetas. Nunca había tenido demasiado pecho pero el corset hacía lo suyo. Había localizado con la mirada al primer intento de la noche tras examinar rápidamente la sala. La presentación del libro de Dave ya había terminado y la gente volvía a dividirse en pequeños grupos. Dirigió la mirada a Dave y comprobó con orgullo que no estaba siendo el centro de atención aquella noche, de todas formas su libro probablemente era aburridísimo, como todos los demás. No le faltaban buenas ideas al pobre David, pero aún se le resistía el crear una historia coherente sin abrumar con detalles aburridos e inservibles. Su primera víctima era un tipo con smoking, que se dirigía hacia la barra. Antes había estado hablando con un par de redactores del tres al cuarto y con un productor de cine con aspiraciones a ser famoso algún día. Ella simplemente le abordó. Si ella atacaba era la dueña de la situación, lo que les desarmaba.
-Bonita fiesta ¿verdad?-le dijo
El tipo se sorprendió y pareció mirar hacia los lados, cómo preguntándose si ella en realidad no estaría hablando con otra persona. Dubitativo, respondió:
-Eh, sí-dijo
-¿De qué conoces a Dave?-le preguntó
El tipo sonrió franca y cálidamente
-Oye gatita, eres muy sexy; de veras-dijo pasándose la mano por el pelo, nervioso-Pero no quieres que sea tu víctima de hoy. Y antes de que te des cuenta tu sola ya te lo aviso
-¿Y por qué no iba a querer?-dijo ella con un ronroneo. El tipo la había rechazado. Y no es que fuese gran cosa. Se estaba empezando a quedar calvo y tenía unos pequeños y huidizos ojos que la ponían nerviosa.
-Estoy demasiado centrado en mi carrera y en las drogas para resultarte interesante-dijo él mientras pedía un Martini al barman.
Ella pensó que alguien capaz de hablar así debía interesarle. Pero al volver a mirar a sus ojos lo comprendió. Era cierto. Estaba demasiado centrado en su carrera y en las drogas para parecer interesante. Bella se giró y se marchó sin despedirse. El primer intento de la noche había sido un fracaso, y eso no le gustaba en absoluto. Realizó otro rápido chequeo y se dirigió a por el que había marcado como el segundo.
-Buenas noches-dijo Bella uniéndose a la conversación que mantenían la presa número 2 y un pintor famosillo del sur de Europa. Ella era amiga del pintor.
-¡Bella!-exclamó-Buenas noches
Se sonrieron con afecto. El pintor se llamaba Gaulle o algo así, Bella jamás había conseguido pronunciar bien su nombre. Lo del suyo propio era distinto, llevaba oyéndolo desde pequeña. Su madre había vivido en la bohemia francesa unos cuantos años, lo que la había marcado indudablemente. Procuró que Gaulle no fuese consciente de que su interés estaba puesto en su amigo. Aún así este los presentó inmediatamente.
-Joseph, esta es Bella, una de esas encantadoras mujeres de las que ya pocas quedan tal y como hablábamos-dijo el pintor. Y a Bella le sorprendió, siempre había pensado que el pintor era homosexual. De hecho solía pensar que casi todos los artistas eran maricas. Excepto los escritores. De todas formas los escritores no eran auténticos artistas. Los había a puñados.
Bella y Joseph se saludaron cortésmente. Los tres siguieron charlando un rato hasta que Bella se dio cuenta de que Joseph bebía whiskey a un ritmo pasmoso y Bella no tenía ganas de emborracharse con la sangre de nadie esa noche. Además, el maldito Gaulle no se iba a tomar por culo tal y como los ojos de Bella le intentaban sugerir una y otra vez. Era muy buena en lo de dar órdenes, el problema era que el estúpido pintor ni siquiera la miraba a los ojos. Bella recorrió de nuevo la fiesta con la mirada y localizó a un chico algo más joven que el resto, probablemente de su edad, unos veinticuatro, los que les convertía a ambos en los miembros más joven de la fiesta del selecto club de capullos pseudo-intelectuales del que formaban parte. No le agradaba la gente tan joven, y en concreto aquel joven menos. Lo conocía de vista de alguna que otra fiesta. Ella lo consideraba un completo idiota. No es que no tuviese madera, la tenía, bastante más que la mayor parte de los invitados a la fiesta, pero había publicado un par de relatos en alguna revista importante y un libro de poemas y se creía el rey del mundo. Miraba a su alrededor con asco. Había entrado a formar parte del club desde que un día se emborrachó en una fiesta y empezó a insultar a la gente a gritos. A Dave le encantó. Le gustó tanto que lo “apadrinó” y lo invitaba a todas las fiestas y le presentó a todo el mundo. Pero también se emborrachó en otra fiesta y le gritó a Dave delante de todo el mundo que él era el mayor gilipollas de todos y que ni siquiera sabía escribir. Bueno, eso no había desagradado a Bella, Dave había probado su propia medicina. Y además era algo que alguien tenía que decirle tarde o temprano. Aún así a Bella no le agradaban los imitadores de Bukowski. Pero algunos de los miembros más poderosos y viejos del círculo aún añoraban la generación beat y adoraban ver literatura salida directamente de los suburbios. De todos modos el hambre apretaba y Bella necesitaba caza. Y esa era una presa que no se podía escapar. El joven estaba fumando un cigarrillo con un codo apoyado en la barra y mirando alrededor con cara de aburrido, de vez en cuando torcía un poco el gesto, como con cara de asco, al ver pasar a alguno de los invitados. Todo su ser emanaba seguridad y autoconfianza, lo que en realidad reflejaba la carencia de ambas. Y para colmo el joven no estaba bebiendo esa noche. Bella suspiró y pensó en que no siempre se puede elegir. Se dirigió al joven.

2 nov 2010

Ríos de lágrimas



-No deberías estar aquí
-No, no debería-dice él encendiendo un cigarrillo
-¿Qué haces aquí?
Él mira fijamente al suelo y reordena sus pensamientos. El discurso que ha imaginado una y otra vez comienza a volverse difuso. Levanta la vista y ante él tiene sus grandes ojos negros. Mirando fijamente a sus esquivos y pequeños ojos marrones. Y de repente se siente desarmado. Desnudo. Ya no es quién ha fingido ser toda su vida. Ya no es especial. Solo otro más. Se siente indefenso ante ella. Y decide que es hora de hablar de verdad por una vez en la vida. Ya está bien de llevar máscara.
-Necesitaba verte-dice él
Ella calla y suspira
-No me hagas esto más difícil-logra decir por fin
-No me contestas a las llamadas-dice él
-Se supone que hemos roto-dijo ella- Y tú no te mostraste muy afectado por ello
-Mentía-dijo-Te quiero
Ella abrió los ojos y se mordió el labio inferior con casi indignación
-Es la primera vez que me lo dices en tu vida-dice ella
-Es la primera vez que lo digo en mi vida-contesta él. Se siente tan…pequeño.
Ella por fin deja de contenerse y estalla
-No puedes hacerme esto-dice alzando la voz-¿Ahora qué? ¿Me prometerás que vas a cambiar?
Él fuma en silencio. ¿De verdad merece la pena? ¿De verdad va a cambiar? Él siempre fue de los de fumar en silencio mientras el tren se marcha, sin despedirlo, sin correr a su lado o sin suplicar y rogar a los cielos que no se fuese. Pero cuando mira a sus grandes ojos negros comprende que no puede perder este tren. No puede quedarse mirando cómo se va y le destroza el corazón por muy poética y bonita que sea la imagen. A veces para hacer arte hay que sufrir deliberadamente. Pero ya no. No puede más. Es la hora de la verdad.
-¿Me quieres?-pregunta él. Sin sentirse estúpido al formular la pregunta. Sin sentirse débil.
Ella calla. No contesta. Y empieza a llorar. Él también llora. Sin disimulo. Es la primera vez en su vida que desnuda su alma de esa forma.
-No podemos seguir juntos Juan-dice ella tajantemente, sin cesar de mirarle a los ojos. Sigue hablando pero él se siente incapaz de escucharla. Todo le da vueltas. Ella se marcha. Y él se apoya en la pared y llora en absoluto silencio. Lo que le resulta absolutamente incomprensible es que por una vez en su vida ha abierto su corazón, y solo ha sido para dejar que se lo atravesasen. Una parte de él se rebela. La parte que siempre ha sido su todo. Pero él sigue incapaz de moverse. Llorando en silencio. Para cuando consigue separarse de la pared en ella se observan dos ríos de lágrimas. Piensa en lo bonito y poético de la imagen. Se aleja en busca de un bolígrafo mientras da tumbos maldiciendo el día que empezó a escribir con todas sus fuerzas.



Bajo al Mitlán justo antes de dormir y me devoran los mismos demonios que a tí no te dejan huir de mis entrañas...

26 oct 2010

La tierra vuelve a ser plana



La botella de Jack Daniels se está vaciando. Estoy hablando con cuatro gilipollas presuntuosos sobre la vida y sobre el mundo y la maldita botella parece evaporarse. Puedo soportar su charla barata y sus teorías de mierda sobre el cristianismo, tratando de parecer profundos hablando de puta religión, lo que menos trascendental me parece en esta vida. Aunque al menos no están hablando de la crisis. Aún así lo he estado soportando durante casi media hora, pero ahora lo veo complicado con la botella tan vacía. Podría soportarles durante horas si tuviese toda una bodega de whiskey a mi disposición, pero no la tengo, y estoy empezando a sentirme incómodo. Me retuerzo en la silla y suelto un chascarrillo. Me miran como a un imbécil así que se lo escupo. Les digo que no son más que una panda de cretinos disfrazados de pseudo-profundos y que en realidad no sabrían distinguir el puto nihilismo del cinismo. Uno de ellos me “acusa” de creerme cínico cuando en realidad soy un nihilista de cuidado. Que le follen. Probablemente lo soy pero él no es más que un gilipollas. Me levanto tambaleando intentando no derribar la silla y me dirijo dando tumbos hacia el cuarto de baño. En él vació lo poco que queda de la botella de un par de tragos, a palo seco y me contemplo al espejo con indiferencia. Me gusta increparme cosas a gritos cuando voy borracho (quizás sí que estoy un poco ido y todo eso) pero no encontré nada que increparme. Mi reflejo solo me transmitía la más profunda indiferencia. Salí escupiendo del baño y dejé la botella en el suelo. Al incorporarme casi me caigo de espaldas pero la pared me sirvió de punto de apoyo. Reí como un bobalicón y me dirigí a las escaleras. Por allí subía una rubia de pelo largo en la que me había fijado con anterioridad. Recordé a los Kennedys por alguna razón y le solté aquello de:

-Lo siento nena, demasiado ciego para follar
Y mientras intentaba dejar la escena con la cabeza erguida y pose chulesca caí rodando por las escaleras. Como en la canción. Iba por el salón con hielo enorme en la mano y todos me preguntaban que tal estaba. Yo siempre respondía con un escueto “cieguísimo”. Salí a la puerta de la casa de los papis de alguien y meé en los rosales. Mientras miraba la casa pensé:
“No está tan mal la Universidad” y antes de darme cuenta estaba en el sofá hablando con una chica muy guapa sobre los Rolling con una caja de cervezas apoyada en las rodillas. Eso antes de que todo se volviese borroso y oscuro por momentos. Solo recuerdo que lo último que pensé antes de estar profundamente borracho fue:
“La tierra vuelve a ser plana”

10 oct 2010

Héroes



Me agarró con fuerza de la mano, yo sonreí e ingerí otro rohypnol. Éramos solo dos perros abandonados surcando de una punta a otra las calles del viejo Madrid. A la espera de aquello que se supone que debería pasar. Las musas hacía mucho que se fueron en busca de carne más joven y menos atormentada. En busca de manos que aún soñasen con la gloria y la fama. La acababa de conocer en un bar. No suelo conocer chicas en los bares pero ella vino a mí como la polilla a la luz. La droga y la angustia existencial relucían en mi cara y ella vio en mí lo que llevaba tanto tiempo viendo en su espejo. Se llamaba Silvia y venía del sur. Charlamos sobre la vida. Y también de música y drogas. Tenía buen gusto aunque decía que no podía tomar alucinógenos. Cuando le pregunté el porqué, simplemente sonrió y dijo que tenía una pesadilla recurrente. Era rubia, con ojos azules y bastante alta. Fumaba con ansia y siempre apuraba el cigarrillo hasta que no podía más. Tenía un cristal muy bueno. Mexicano. Me ofreció un poco y nos metimos. Cuando empezó a hacer efecto no paraba de repetirme que tenía ganas de bailar así que la lleve a bailar. Le ofrecí un poco de MDMA y nos metimos. Me acarició el pelo mientras bailábamos y sentí el tacto frío de sus manos. Tenía manos de muerta. Los cubatas y los cigarros seguían bajando a una velocidad vertiginosa. Estaba demasiado puesto. Sentía que ella era mi ángel y había venido a salvarme. A llevarme lejos. Al mundo que siempre soñé. Sabía que era por los efectos del éxtasis. Le dije alguna incoherencia y me guió a la puerta, argumentando que necesitábamos algo relajante. Ella se lió un porro y yo le hice saber que llevaba un frasco de benzodiacepinas en el bolsillo de la chaqueta. Ella me dijo que prefería la marihuana, que no se fiaba demasiado de lo químico. Yo le expliqué mi tesis de que eso era estúpido, de que todo era químico. Follar es un proceso químico que libera serotonina, y la planta que se estaba fumando llevaba THC que es lo que le daba el colocón. En realidad el cerebro se regula con miles de drogas químicas. Lo químico es en realidad lo básico y lo natural. Ella se reía y decía que debería comprarme un laboratorio. Le dije que quizás sí y entonces me preguntó que droga fabricaría yo en un laboratorio. Me preguntó qué droga le hacía falta al mundo. Le dije que amor. Que fabricaría amor para todos. Yo iba un poco pasado y no sabía ni lo que decía pero a ella le gustó mi respuesta. Dijo que lo que más necesitaba el mundo era amor, y que le gustaría morir de una sobredosis de amor. Y entonces me besó. Me dijo que mis labios estaban fríos como los de un muerto y yo le dije que eso era porque hacía ya bastante tiempo que estaba muerto por dentro aunque mis células no lo hubiesen comprendido. Estábamos atrapados en un mundo que no había sido creado para nosotros y con el que no nos sentíamos bien. Fuimos a otro sitio. Bebí hasta que en mi cartera no quedaba más que pelusa y una vieja foto de cuando fui un hombre que me resistía a tirar. Ella vino de empolvarse la nariz en el baño y se sentía pletórica. Me arrastró con fuerza a una columna y me besó de nuevo. Nos besamos mientras en la discoteca alguien pinchaba a Bowie. Y pensé que sí, que a pesar de todo, de toda la miseria y degradación, ella y yo, almas malditas, podíamos ser héroes. Aunque solo fuese por esa noche. Cuando salimos de allí el sol nos golpeó en la cara y saqué con gesto decidido las gafas de sol. Se las puso ella. Ninguno preguntó hacia dónde nos dirigíamos. Ya lo sabíamos. Yo ya sabía qué era esto. Ella no tenía donde volver. No tenía donde caer muerta. Yo solo podía ofrecerle un colchón viejo y sucio a compartir conmigo y una pequeña televisión en el cuarto de estar que no sintonizaba cuando llovía. Pero no importaba. Fue como si los dos decidiésemos jugar a ese juego sin tener que discutir las reglas primero. Y además, ya tendría tiempo al día siguiente de preguntarme lo qué hacer. Por esa noche, solo por esa noche, fuimos héroes. Y por esa noche, solo por esa noche, decidí que en lugar de mi habitual dosis de caballo para dormir iba a llenar la jeringa hasta arriba de endorfinas, serotonina y dopamina, todo ello mezclado con mucho amor. Esa noche iba a cargar mi jeringa hasta los topes de amor.

Me anudo la garganta para no percibir el olor nauseabundo de mi coraza.
Y es que deberia lavarla pero hace tiempo que no me la quito ni para conciliar el sueño. Para eso uso el veneno...

20 sept 2010

Si tu me quisieras

Si tú me quisieras. Si tú me quisieras la primavera duraría todo el año y el crujido de las hojas aplastadas bajo la suela de mis botas en Noviembre sería el timbre melodioso de un ruiseñor en plena madurez musical.

Su tu me quisieras. Si tú me quisieras el resto no importaría. ¿Cómo iba yo a imaginar necesitar alguna otra cosa que no fuese tu amor?

Si tú me quisieras. Si tú me quisieras querría quererte como solía hacerlo, más querer no es poder por mucho que queramos imaginar y el rencor apretaría su yugo alrededor de mi lengua haciéndola escupir veneno y hacer daño.

Si tú me quisieras. Si tú me quisieras sabrías que se siente al amar algo tan complicado.

Si tú me quisieras, entonces, podría olvidarte.

12 sept 2010

Poesía torcida



Los poetas somos los renglones torcidos de Dios
Bendita maldición
Maldita bendición

Un fallo en el sistema
Una plaga
Un virus

Los poetas somos los renglones torcidos de Dios
Una tenia auto-fagocitándose
Sin piedad

Un poema por cada espina
Una espina por cada beso
Un poema, una rosa y un beso

LOs poetas somos los renglones torcidos de Dios
Poetas abundan
Poesía escasea

El dolor no muere
Se recicla en el corazón
Y se escupe por los dedos

Lejos

Bien lejos...


La luna sonríe en el firmamento, segura de sí misma. Pues sabe que jamás llegaremos a alcanzarla. Quizás el hombre mande cohetes al espacio. Incluso puede que se lleguen a asentar colonias en la luna. Pero jamás, en una noche de luna llena, un poeta disgustado mirará al infinito y con los brazos extendidos agarrará la luna y correrá a ponerla a los pies de su amada. Y eso, eso no hay verso con el que se compare.

31 ago 2010

Hemos perdido

Hemos perdido. Todos nosotros hemos fracasado por mucho que nos empeñemos en negarlo, en cerrar los ojos y algunos locos en guardar aún un poco de esperanza. Pero ante nosotros tenemos la verdad y es clara, concisa y desoladora. Estamos empezando poquito a poquito a dejar de hablar de “nuestro mundo” para centrarnos en el “real”. Ahora hablamos de salidas profesionales, de carreras universitarias en las que no nos han cogido, del precio de la gasolina y las subidas del tabaco…Lejos quedan los sueños. Ninguno de nosotros lo hemos logrado. No somos músicos, ni cineastas, ni escritores. Seguimos siendo diferentes atrapados en el mundo de los normales.

27 jun 2010

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5 may 2010

Tu en tu casa, nosotros en la hoguera


...Ella me besaba y me besaba y me besaba mientras los pies danzaban al son de la cuerda del reloj que giraba y giraba
Y yo que me creía cuerdo me até la soga al cuello al jurarle amor eterno. Me condené al averno.
¿Para qué iba a querer amor en mitad de aquél infierno? Ella quería la mitad que no tengo. Vengo envuelto en llamas.
Flameado a base de whisky, clamando al cielo que me llame antes de que derrame mis sesos contra el asfalto al lanzarme de esta azotea.
Voy a untarme en brea y fumarme un porro como cuatro de vosotras viejas arpías le grito a las estrellas. Pero no me oyen. Al fin y al cabo están muertas.
Ojalá ella lo estuviera, ojalá no la viera pasear cogida de cualquier cartera llena. Pero no es así, y la veo pasar y me menguo.
A pesar de pensar que soy idiota, pues pensando en lo que tuve malgasto lo que tengo. ¿Más que tengo? Este tango y la idea de prolongarlo hasta el amanecer.
De estrechar sus labios entre los mios otra vez. ¿Ves? Otra vez la mento y miento si digo que lamento haberla conocido.
Lo único que siento es no haberlo reconocido a tiempo porque ahora el espejo me grita que me hago viejo para esto. Y no tengo a nadie a quien culpar maldita sea
Nadie a quién satirizar y en quién hacer caer la culpa de todos los errores del pasado. Nadie a quién amar que me haga olvidar aquella disculpa a la que aún estoy atado.
Aún ensayo al espejo que la encuentro y hago acopio de fuerzas y me declaro. Y mi reflejo me devuelve la mirada con descaro y me dice: "Claro". Mi propio espejo se ríe de mí sin disimulo y corro a por opio y lo olvido todo....o al menos lo simulo.

Poesía de guerra cada vez más cerca
Soy más de Lolita que de Tadzio.
Más de que me destroce que de que me salve.
Más de que me hunda en el fango que de que me haga brillar.
Más de que me atraviese el corazón a que me traspase sin más.

7 abr 2010

17 Again



-El problema es la sociedad de hoy en día. En aproximadamente veinte años se han invertido los papeles tan rápido que ni nos hemos enterado. Sexualmente hablando las mujeres siguen estancadas en según qué cosas o se han tornado tan por encima que no tiene sentido-dije Juan

-¿Por encima?-dijo Victoria-¿Estás loco? Las mujeres sexualmente hablando estamos estancadas en todos los sentidos. Por ejemplo, jamás se me ocurriría decirle a mi hermano pequeño que no saliese con una chica, en cambio, a tí sí. Todavia vemos a los hermanos mayores como algo que temer. Eso es machismo. Y por supuesto lo ya sabido. Si un chico folla es un Dios, si una chica lo hace está bien. Pero si un chico folla mucho, es un Super-Dios, si una chica folla mucho es puta. ¿Y porqué? Es obvio que a todos nos gusta el sexo, ¿porqué una mujer ha de estar pendiente de que le digan guarra si de vez en cuando le gusta salir y follarse a quién le dé la puta gana?

-Sí, todo eso es cierto, y lo que no tiene sentido es que os habeís puesto por encima sexualmente hablando respecto a otras cosas-dijo Juan-En el orgasmo el hombre está subordinado, y no puedes negarlo. "Uy, es que me da miedo correrme rápido porque es mi primera vez" ¿Y qué joder? Su puta primera vez sangran, y ninguna os preocupaís por eso. Si un hombre aguanta poco en la cama es un mierda, y si aguanta demasiado os aburrís. Pero nadie habla sobre cómo cojones follan las mujeres. Porque admitamoslo. Las mujeres follaís peor que los hombres.

Toda el sector masculino de la mesa comenzamos a mostrar nuestra conformidad a gritos. Demonios sí. Ya estaba bien que alguien lo dijera.

-¿Que las mujeres follamos peor que los hombres?-exclamó Verónica-Los hombres la primera vez que veís un coño ni siquiera sabeís por dónde teneís que meterla. Ni sabeís excitar correctamente a una mujer, o sois demasiado rápidos o demasiado lentos. En cuanto estaís dos minuts encima empezaís a resoplar como bestias salvajes, ahogándoos y sudando como si estuvieses picando piedra.

-Un momento guapa-dije yo, cortándola-¿Y las mujeres? Nosotros nos cansamos al estar dos minutos encima porque cojones, llevamos un ritmo aceptable, pero mierda, odio que sea una mujer la que se ponga arriba. ¿Que haceís? ¿Dar un paseo? No teneís sangre. No sabeís hacerlo maldita sea.

-Y no hablemos de las pajas-dijo Juan de repente-Todavía no he encontrado a una sola mujer que sepa hacer una buena paja. Lo llevamos diciendo treinta años. Todos vuestros amigos os lo han dicho seguro. Pero nada, no se os queda en la cabeza. ¡Cuidado joder! Mi polla no es un puto plátano, no tienes que pelarlo, no tienes que tirarle al pellejo hasta darle la vuelta en los huevos mierda, eso duele. ¿Porqué no sois capaces de entender algo tan simple como eso?

-¿Y vosotros? ¿Porqué no aprendeís a comer un coño?-dijo Verónica subiendo la voz. La discusión iba subiendo de tono

-Porque es difícil joder-dije yo-Que si punto G, que si clítoris....en cambio, una polla es lo más sencillo del mundo y ni siquiera sabeís hacerlo. Juan tiene razón. ¿Quéos ocurre con las reglas simples? No con los dientes significa "NO CON LOS DIENTES". No importa lo que creaís, lo que penseís, es simple claro y sencillo: "NO CON LOS DIENTES". ¿Te gustaría que te comiera el coño usando los dientes? ¿A que no? Pues lo mismo

-Porque comer un coño no da tanto asco joder-dijo la frígida de Marta- No eso ahí colgando...ugggh

-No, comer un coño es como oler rosas y comer pasteles de nata cariño-dijo Nova- ¿verdad?

-¿Sabeís cúal es el problema? No solo sexualmente hablando-dijo Juan-Si no en general. ¿Sabeís porqué las mujeres no entendeís a los hombres?

-Sorpréndeme-dijo Victoria

-Porque somos demasiado simples-dijo Juan. Y eso nos sorprendió a todos- Veís a un tio y decís, "eh, eso es fachada, no puede ser tan simple" ¿Porqué no joder? ¿Porqué trataís de hacernos complejos? No lo somos. Somos simples cojones. No somos unos vacilones, unos machotes de mierda ni nada así. Es cierto cuando decimos que nos follaríamos a casi cualquiera con dos cubatas encima, es cierto joder. Somos así de simples. Os empeñais en vernos complicados, pero no es así.

Se hizo el silencio. Y de repente Victoria dijo:

-Tú si que eres fascinante Juan Ortiz

Y todos nos sentimos en medio de la inevitable situación que transcurrió. El amor escoje sitios y situaciones extrañas para fraguar algunas veces. Yo pensé en Cristina. Pero bajé la vista hasta el escote de Verónica y la olvidé completamente. Sonreí. Juan tenía razón. Los hombres eramos demasiado simples. Después fuimos a algún sitio a bailar. Y tras unos cuantos cubatas no recuerdo nada más excepto que Verónica bailaba completamente fuera de control entre mis brazos y yo reía mientras la besaba en el cuello y contemplaba a Juan y Victoria hablando en un rincón de algún tema algo más existencial que el resto.

13 mar 2010

Neighbourhood


Dormito en la cama con la ventana abierta, dejando entrar el aire infernalmente caliente de la calle. El ventilador gira en el techo haciendo esa especie de zumbido. Ella duerme. Sé que ella duerme. Yo nunca puedo dormir del todo. No aquí. Temo despertarme y seguir siendo la misma persona. Temo soñar con estar lejos y al despertar no poder enfrentar la realidad. Temo que me maten mientras duermo. Se oye otra ambulancia. Es la tercera de la semana. Estamos a jueves. Una semana tranquila. La gente no se mete mucho en lios últimamente. El teléfono suena. Alguien está vendiendo lo que no debe dónde no debe. Me levanto y me pongo la camiseta. Me lavo la cara ante el espejo. Siempre es igual. Me miro ante el espejo y prometo que será la última vez. Pero nunca es la última vez. Siempre hay algo más que comprar. Una tele nueva. Un radiador para el coche. Un equipo de música. Respeto...El respeto es lo que más duro resulta comprar. No entiende sólo de verde, si no de rojo. De rojo sangre. Agarro la 9mm y la meto bajo el cinturón. Dejo caer la camiseta por encima para taparla, aunque tampoco es necesario. Hay pocas formas de ganarse la vida en el barrio. Y todos saben cúal es la mía. A la fuerza deben saberlo. Para tener un Mercedes aparcado en la puerta de casa en este barrio debes hacer saber que el que lo toque perderá la sensibilidad y no podrá volver a sentir como toca nada. Ella sigue durmiendo cuando entro en la habitación. La beso en la frente y le digo que he de irme. Que probablemente no duerma. Ella pregunta que ocurre. "Lo de siempre, alguien vendiendo en mi territorio. Dame un beso." Ya no se asusta. Está acostumbrada. Salgo de casa y arranco el coche. Suspiro y me dirijo a la esquina cuatro manzanas más allá. La esquina en la que están vendiendo sin mi permiso. Los sudacas. Los sudacas nos están comiendo. Esta mierda va a acabar muy mal. Aparco mi Mercedes comprado con yeyo y sangre y bajo.Los mios me esperan escondidos en un portal. Salen y se sitúan a mi espalda. Dos tiros al aire. "Quien coño creeís que sois sudacas de mierda". Este es mi barrio les grito. De repente todo se llena de sudacas. Los malditos sudacas van a tomar el barrio. No me lo pienso dos veces. Abro fuego. Ellos tampoco se lo piensan. Caigo con un disparo en el pecho. Mi último deseo es no despertarme en mi cama cuando mis ojos se cierren.

7 mar 2010

Silent Hill


Harry Mason avanzó tambaleándose con el revólver en la sudada mano izquierda. Caminaba lentamente y golpeando la pared con el hombro izquierdo. La hemorragia de su pantorrilla derecha era apenas poco más que una tontería, pero necesitaba vendarla. Y presentía que apenas le quedaban unos minutos para buscar vendaje. Miro tras él y suspiró al contemplar el cadáver (o lo que fuese) de la extraña criatura que yacía en el suelo. Hasta hace menos de dos horas podía afirmar que era lo más horrible que había contemplado en su vida. Ahora no. Había visto cosas mucho peores. La criatura era un perro. Sin piel. Un perro sin piel. La primera vez que uno de esos monstruos le rozó la piel Harry creyó que vomitaría y acabarían cazándolo. Afortunadamente no fue así. Las paredes del pasillo de la tercera planta del hotel estaban cubiertas de polvo y ceniza, excepto en los lugares donde Harry se había ido apoyando, si algún día salía de aquel infierno lo primero que haría sería quemar su ropa. Cambió el revólver de mano y siguió cojeando por el amplio y oscuro pasillo. Gracias a Dios Cybill; en paz descanse; le había dado una linterna en aquel bar, linterna que llevaba en el bolsillo de su chaqueta, encendida constantemente, junto a una provisión especial de pilas que había cogido de casa del doctor Kauffman. Supo que algo raro pasaba en el pueblo cuando contempló toda aquella niebla ante él tras bajarse del jeep, era sobrenatural, apenas podía ver más de dos metros frente a él en pleno día. Apenas podía pensar por todo lo que había pasado, la escuela, el metro, las alcantarillas…cada nuevo horror era peor que el anterior, y sus descubrimientos no hacían más que atormentarle. El horror que se abría ante sí era de tal magnitud que apenas podía pensar en tener miedo, o en sentir repugnancia, o cualquier otra cosa, el horror era tal que absorbía cualquier otra emoción, le hacía sentirse como drogado, al borde de la locura. Solo podía avanzar, sin pensar en nada, con la mente en blanco y sin sentir nada, avanzar y avanzar y avanzar, era lo único en lo que podía pensar, se sentía como una máquina. Todo eso no parecía más que un estúpido videojuego. Y Samael estaba muy cerca, lo podía sentir en su piel, en el silencio…la sirena estaba a punto de sonar, estaba seguro, y en esta ocasión sería la última vez que sonaría. El demonio estaba en camino, y Harry Mason solo quería verlo con sus propios ojos para probarse a sí mismo que toda esta pesadilla tenía alguna especie de sentido, aunque fuese un sentido tan trágico y horrible como la destrucción del mundo. Tambaleándose consiguió llegar a una puerta en la que colgaba, manchado de algo que Harry no quería mirar fijamente, el dibujo de la silueta de un hombre. El baño. Harry accionó el pomo y para su sorpresa este giró. En Silent Hill la mayoría de las puertas estaban cerradas a no ser que tuviesen un propósito especial. O bueno. Al menos en la realidad de Silent Hill que él estaba viviendo (aunque no sabía si “vivir” sería la palabra adecuada). Al entrar al baño vio que encima del WC alguien había dejado un poco de vendaje y algunas balas para el revólver. Concretamente trece balas. ¿Moriría un demonio por trece balas de revólver? Lo dudaba. Y menos un demonio capaz de crear los horrores que Harry había visto. Supo que el vendaje y las balas habían sido puestos allí por Alessa para que él los encontrase, al parecer, en la primera fase de la pesadilla, la que Harry denominaba “Niebla”, antes de que sonara la sirena y la oscuridad lo absorbiese todo, la niña aún tenía un poco de control, el suficiente para ayudar a Harry a llegar hasta ella. Eran sus pistas las que había seguido durante todo su camino y gracias a ella había conseguido sobrevivir, estaba seguro. Pensó en Lisa, ella tampoco comprendía porque seguía con vida. Se preguntó cómo vería Lisa Silent Hill, Harry sabía que lo que él veía eran los miedos de Alessa. Pero… ¿y Lisa? Si había conseguido sobrevivir era porque obviamente no veía criaturas malignas. O porque sabía esconderse. Nada tenía sentido. Harry se levantó la pernera del pantalón y observó el corte. Era más profundo de lo que creía. Uno de esos malditos monstruos topo le había acuchillado mientras Harry corría. Por fortuna no había caído al suelo, lo que le hubiese costado la vida. Harry había tenido demasiada suerte durante todo el día (o lo que hubiera sido eso) lo que le indicaba que no todo era real. ¿Pero cómo distinguir lo real de lo que no? No podía. Por eso Harry solo avanzaba. Harry cogió el vendaje, pero pensó que primero debía lavar la herida, y también lavarse las manos, que habían tocado demasiadas vísceras y similares. Accionó el grifo. Y entonces empezó a gotear sangre. Sangre negra, coagulada, poco a poco. No fluía, goteaba, cada pocos segundos una gota salpicaba el lavabo. Harry había cruzado la línea. No podía más. Miró al espejo que colgaba justo en frente a él y vio como su reflejo se movía. Su alter ego del espejo se inclinaba sobre el grifo y comenzaba a beber sangre, que fluía a borbotones en el grifo del espejo. Harry golpeó el espejo con el puño y este se resquebrajó en multitud de fragmentos. Comenzó a llorar lentamente, gritando de horror. Y entonces el lavabo también gritó. De dolor. Y la sangre comenzó a fluir con más intensidad. Harry no podía más. Al levantar la vista observó su reflejo roto en mil pedazos. En él Harry lloraba sangre. Agarró el revólver y se lo llevó a la sien derecha. No podía más. ¿Qué sentido tendría sobrevivir a tanto horror? ¿Cómo iba después a enfrentarse al mundo real? ¿Podría volver a llevar una vida normal algún día? Lo dudaba. Si conseguía dormir por las noches las pesadillas serían constantes y horribles. Y lo peor es que nadie creería su historia. Lo peor es que el propio Harry empezaría a dudar de lo onírico y lo real. A la mierda Silent Hill, el destino del mundo, Dahlia, Lisa, Cybill, Samael…Alessa. A la mierda todo. Que otro hiciera el trabajo. Que otro…Y cuando estaba a punto de accionar el gatillo, mientras su boca pronunciaba las maldiciones que su cerebro procesaba, el nombre de Alessa le hizo reponerse. Claro. Cheryl. No podía ser tan egoísta. Él no estaba aquí por sobrevivir, ni siquiera por llegar a Alessa. Llegar a Alessa solo era la forma de encontrar a Cheryl. ¿Cómo podía haberlo olvidado? Harry se volvió hacia la puerta y amartilló el revólver. Entonces, la sirena sonó.


Pd: Cuando de verdad tenga tiempo, voy a escribir una novela de Silent Hill. Y entonces sí os vais a cagar.

22 feb 2010

Cese temporal de actividad



Abrió el cuaderno. Agarró el boligrafo y suspiró. Desde hacía un par de días tenía las palabras impregnadas en la mente. La pregunta flotaba por su cerebro. Había ocurrido hacía meses. Muchos meses. Pero las palabras se le pegaban ahora. Era un día cualquiera y su primo llevaba todo el día escribiendo en clase, en cualquier clase. Siempre le sorprendía la manera de escribir del resto. Después de tres horas miró de reojo el folio de su primo y vió que apenas había cubierto tres cuartos de él. En tres horas. En tres horas él podía llenar seis caras. Mínimo.

-¿Qué escribes?-preguntó preso de la curiosidad. Si tardaba tanto debía ser algo muy dificil, una idea difusa o algo así.

-¿Sabes cuando escribes y te sirve como de catarsis?-le contestó su primo mirándole. Él asintió-Pues eso hago

Y volvió a mirar el folio. Y ahora, meses después las palabras resonaban en su mente. ¿Sabes cuando escribes y te sirve de catarsis?. Había mentido. No. No sabía que era eso. Él...bueno. Él solo escribía. También recordaba la clase de Literatura Universal. "Escribe una carta recomendando a los alumnos de primero que escojan la asignatura". "Tu que escribes bien". Asi que, ¿porqué no? Lo había intentado. La profesora le había pasado un borrador, solo debía pasarlo a limpio y añadirle palabras bonitas. Pero tras quince minutos se levantó y arrojó la hoja sobre la que escribía en la basura.

-¿Qué haces?

-No puedo mentir

-¿Cómo que mentir?

-Su borrador está lleno de mentiras. Lo siento. No puedo hacerlo. No puedo soportar mentir escribiendo.

-Pero...todas las historias que tú escribes son falsas. Una mentira.

-No es lo mismo. Yo miento para decir la verdad. Mi verdad. No puedo engañar deliberadamente. No vendo mi pluma.

Casi había podido escuchar su sobresaliente estrellarse contra el suelo y estallar en fragmentos. No le importaba. No vendía su pluma. Se agarró la cabeza y desterró todas las palabras impregnadas en su cerebro. Miró el cuaderno en blanco.

-Necesito que me entregues un relato corto

-¿Cúal es el premio?

-¿No te basta el reconocimiento?

-Ya sé que soy el mejor escritor entre estas rejas. No necesito que me lo repitaís. ¿Cúal es el premio?

-65 euros. Dos caras.

-Tendrás tu relato corto

-Quiero un relato ganador

-Lo tendrás

El boli garabateó algunos sin sentidos por la hoja. La arrancó con furia y la arrojó a la basura. Eso no funcionaba así. Él no funcionaba así. Suspiró y arrojó el boligrafo.

-Necesito un relato corto.

"Y yo". Pensó. "Y yo..."
Y cerró el cuaderno.

Llevo tanto tiempo pensando en cómo decir "Adiós" que creo que diré "Hasta luego"

13 feb 2010

Let's play



Cristina y yo solíamos jugar a un juego en las fiestas. Lo llamábamos "Atar la perdiz". Siempre funcionaba. El juego era sencillo. Escogíamos dos víctimas. Pongamos el hipotético caso del señor "X" y la señora "Y". Bueno, mejor aún. Os lo explicaré con un caso real. Juan y Mercedes. Era una fiesta en el bajo del Rojo. Cristina y yo decidimos jugar. Fue bastante sencillo, como siempre. Yo me acerqué a Juan y le dije:

-¿Qué te parece Mercedes?
-Está bien-dijo Juan bebiendo de su cubata
-¿Te liarías con ella?-le pregunté dandole un codazo
-¿Porqué no?-contestó Juan sin mucho interés- ¿Es que te han dicho algo?
-Juan, no hay que ser un genio para adivinarlo-le dije sonriendo-¿No te has fijado en como te mira?
-¿Enserio?-dijo Juan demostrando interés-No, no me había fijado...
-Está bien para una noche-le dije
-Sí, lo está-dijo él-Pero solo para pasar el rato, ya sabes
-Pues ya sabes-le dije dandole una palmada en la espalda

Y le guiñé un ojo y me fui a buscar a Cristina. Cristina me contó su conversación con Mercedes, prácticamente igual que la mía con Juan. Solo tuvimos que apartarnos a un rincón y ver como se desarrollaban los acontecimientos. El acercamiento, el baile, el beso...todo en cuestión de cinco minutos. Que fácil de influenciar es la gente. Cristina y yo nos miramos riendo un rato. Y lo sentimos. Bajamos la vista y dije:

-Bueno, voy a por otro cubata
-Y yo a buscar a Marta

Y me fui pensando en si era un gilipollas o un gilipollas integral.

6 feb 2010

Vine



-Llevo la ropa holgada y el alma ceñida

-¿Dónde la llevas?

-Prendida de tus besos

-¿Sabes acaso como son ahora mis besos? No entiendo a que juegas. Hace más de un año que cambiaste mis besos por su suspicacia. ¿Porqué resucitas mi recuerdo?

-Porqué es el único agradable que me queda. Ya no me saludas cuando nos cruzamos por los pasillos

-¿Porqué fuiste así?

-He cambiado

-Sí. Y aún no sbaes si a mejor o a peor. Has vuelto a fumar

-Así es. Ya no estás tú, no tengo que dejarlo por tí.

-¿Intentas que me sienta culpable?

-Da igual que llegues tarde si nadie espera por tí...Lo que quiero decir es que la culpa solo en parte es mía y en parte lo es de los demás. Es una vieja historia, la habrás oido ya. Pero sigue ocurriendo...

-Sí, la conozco. Y no, no son los demás. Tú y solo tú eres el único culpable

-Niño malo de calle conoce a niña buena bien. Suena patético. Tan estereotipizado que parece ridículo que sea nuestra historia

-Nuestra historia acabó

-Ya sabes lo que suelo decir. Nada acaba nunca

-¿Ah, sí? ¿Y cúal es el siguiente paso?

-Sí, quizás es eso...solo necesito un nuevo objetivo

-¿Cómo cúal?

-Averiguar a que saben ahora tus besos


Pd: Cursiva extraida de:

31 ene 2010

Back to black



Se despertó de la cama y bajó al suelo. Eran la una y media del mediodía de aquel domingo cualquiera. Andó por la habitación con cuidado de no despertar a la chica que dormía en la cama (¿se llamaba Lucía?). Aunque cuando la miró de cerca supo que haría falta algo más que unos pasos por el suelo para despertarla. Cerró los ojos y apoyado en el armario intentó evocarse imagenes cortas de la noche anterior. Escenas breves. Era lo que a él le ayudaba a recordar. Las imagenes se sucedían. Ahora se veía apurando un litro de un trago poniendolo totalmente en vertical en el asiento trasero de nosequé coche, ahora intentando liarse un cuatro papeles mientras unas manos suaves y frágiles le tapaban los ojos, ahora vomitando, ahora besando a alguien...una buena noche. Siempre le habían gustado las guarras. Las guarras y las yonkis. Después se quejaba cuando le abandonaban, pero joder, nunca podía resistirse al encanto de una guarra-yonki como la que dormía en su cama. Algún punto de la habitación olía a vomito. El resto a sudor y sexo. Abrió el portatil decidido a escribir sus lineas del domingo por la mañana de una vez por todas. Se fijó en sus dedos. Sangre. Tenía sangre en los dedos. ¿Qué demonios? Fue al baño. Tenía la nariz llena de sangre seca. También tenía los labios destrozados, con pequeños trozos de piel muerta colgando de aquí y de allí y una pequeña costra de sangre seca encima de los cortes más profundos. Ni hablar del aspecto en general de su cara, se había acostumbrado a las ojeras permanentes y la cara llena de suciedad de los domingos por la mañana. Pero no podía acostumbrarse a no escribir. ¿Era su nueva vida de excesos prolongados la que había matado a su musa? No lo sabía. Pero su musa no estaba. Podía abrir el portatil, pero no iba a lograr hilanar más de cuatro frases que le mereciesen la pena. Podía abrir el cuaderno en clase, pero de nuevo lo mismo. ¿Se le habían acabado las ideas? Quizás solo era momento de un cambio, no más relatos cortos, centrarse en su primer y único amor como escritor. La novela. Su inmortal novela sin acabar en el disco duro de su portatil. Necesitaba ideas. Musas. Y entonces sonrió al espejo y unas gotas de sangre cayeron por sus colmillos superiores tras salir de un nuevo corte del labio superior. Antibioticos y drogas. Que mala combinación. No necesitaba musas. No necesitaba ideas. Ya vivía experiencias apasionantes. Solo tenía que escribir sobre ella. Esbozó una mirada de desafio al espejo y susurró:

-Yo seré mi propia musa


He walks away,
The sun goes down,
He takes the day but Im grown,
And it's ok,
In this blue shade
My tears dry on their own...