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9 nov 2010

Blood & Meat (2)



-Vaya vaya-dijo ella-El joven del que todos hablan
El joven se volvió y la miró intensamente a los ojos durante unos segundos que a Bella le parecieron años. El joven estaba dudando entre mandarla a freír espárragos o no. Probablemente Bella le caía tan mal como a Bella él. Pero al final al parecer el hambre también terminó imponiéndose porque el joven le sonrió mientras la miraba de arriba a abajo. Si el tipo la hubiese rechazado, la autoestima de Bella hubiese sufrido un revés muy importante.
-Vaya vaya-contestó él con una inclinación de cabeza-La joven a la que todos miran
Desde luego el chico tenía aplomo e ingenio. Bella contuvo sus ganas de torcer el gesto y trató de seguir el juego.
-¿No bebes hoy?-preguntó ella sonriendo
-Hoy hay luna llena- contestó el joven. Y por un momento sus ojos brillaron- Necesito mantener el control
Bella rio, jovial, y apuntó en su agenda de cosas por hacer el abofetearse a sí misma al llegar a su casa por tener miedo del joven durante una milésima de segundo. Los garou no existían. Y si lo hacían desde luego que no tenía a uno delante. Solo era un maldito joven escritor dándoselas de interesante con respuestas ingeniosas para intentar metérsela. Como todos.
-¿Y tú?-le preguntó él al observar sus manos vacías
-Nunca bebo-respondió ella
-¿De veras?-le dijo el joven sorprendido alzando una ceja, tan extrañado como si le hubiese dicho que jamás había besado a nadie. Eso le dolió a Bella. Al parecer el joven no se había fijado en ella en otras fiestas, al contrario que ella en él. No estaba acostumbrada a ese trato y le hizo daño la indiferencia del joven.
-De veras-dijo ella
-Oye-dijo el joven dubitativo-Probablemente pensarás que soy un capullo y seguramente lo soy pero…
Bella lo cortó alzando la mano. No quería oír el resto. No era la proposición más directa que había oído en su vida, había vivido mucho, pero aún así le sorprendió que se hubiese atrevido a intentar formulársela a ella. Ahora tenía claro que el tipo era un capullo. Pero también que tenía cojones. Probablemente llevaba mucho tiempo tirándose a groupies de tres al cuarto que le presentaban en sus fiestas de tres al cuarto. Sentía unas ganas tremendas de darle un golpe mortal a su ego, pero el hambre apretaba. Iba a vaciar a ese estúpido escritor hasta dejar de él una mísera cáscara. Probablemente es lo mejor que podía hacer por él de todos modos, los poetas valen más muertos que vivos.
-En el callejón a las doce en punto-dijo Bella. Le propinó una sonora bofetada, le guiñó el ojo y se fue. La gente empezó a murmurar y unos cuantos se aglomeraron alrededor del joven. Dave fue derecho a ella.
-Bienvenida al club “Odiamos a John”-le dijo con una sonrisilla de satisfacción-¿Puede mi morbo preguntarte qué te ha osado decir?
Bella le dirigió una mirada fría, simulando estar totalmente furiosa. De hecho simulaba ser alguien que intentaba ocultar que estaba realmente furiosa. Siempre le había encantado el teatro.
-Que tenía un buen polvo aunque me faltaban tetas-dijo Bella crispando el rictus
Dave se echó a reír.
-No dejes que eso te estropee la fiesta querida-dijo-Yo opino que tienes un polvo fantástico
-Eres un cielo-le dijo Bella mirando el reloj disimuladamente. Las 11 en punto. Agotó lo que quedaba de hora charlando desenfadadamente con otros invitados a la fiesta, y a las doce en punto, como cenicienta, se fue derecha al callejón a dejarse meter mano. Por un momento había pensado que si el tipo era bueno le dejaría incluso un poco de mete-saca antes del clímax. Ahora había decidido rotundamente que no. Cuando llegó él la esperaba cigarrillo en mano.
-¿Sabes?-le dijo-Creo que lo del bofetón ha sido innecesario
-Así no irás contando historias a tus amigotes-le dijo ella sonriendo traviesa. El HAMBRE le apretaba cada una de las partículas de su ser. Y se dijo que a tomar por culo los preliminares. Se abalanzó sobre él y le agarró fuerte por la nuca. Esquivó sus labios entreabiertos que se le ofrecían anhelantes y le mordió el cuello. Sus potentes colmillos le seccionaron la yugular y chupó con los labios con fuerza la herida. Él la agarró del culo. Bella se sobresaltó. Sabía que la saliva vampírica, por naturaleza, tenía un componente que resultaba agradable al humano. Era más que nada un método de defensa, si a un humano le gustaba que te alimentases de él no se apartaba. Pero nunca le había ocurrido nada parecido a que la agarraran del culo. El joven empezó a sobarle las tetas y entonces Bella cayó en la cuenta de que algo no iba bien. La sangre del joven no sabía como nada que hubiese probado en su vida. Tenía un cierto componente como…como animal. Además, pese a la fuerza con la que debía latir su corazón y la insistencia y fuerza con la que ella sorbía la cantidad de sangre que fluía de la herida era ínfima. Él se harto de sobarle el cuerpo y le agarró la garganta con un brazo. La levantó en peso y la arrinconó en una pared. Era imposible. Entonces vio el brillo de sus ojos en la oscuridad. Y sintió como el brazo que la sujetaba cambiaba de tamaño.
-Me toca-dijo el joven poeta
Y entonces su mandíbula de Crinos le arrancó la garganta.

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