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26 sept 2009

La niña del vestido rosa/Pide un deseo



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-¿Un deseo?-dijo ella mirando el firmamento-Me gustaría hacer el amor contigo de todas las formas posibles. Y cuando digo todas, digo todas, con todo lo que ello implica. En todas las situaciones de la vida.

Se volvió a mirarme

-Me gustaría probar todas las drogas y después hacer el amor contigo. Me gustaría saber como es hacer el amor contigo llendo de coca hasta las cejas, o llendo levemente puesta de coca. Me gustaría saber como sería si tu fueses borracho y yo no, o viciversa, o si los dos fuesemos borrachos. Me gustaría saborear todas esas posibilidades con todas las drogas del mundo, disfrutarlas y elegir la que más me gustase, para luego repetirla una y mil veces. Me gustaría hacer el amor contigo en todas y cada una de las esquinas de todas las ciudades del mundo. ¿Un deseo? Ojalá esta noche durase cien años

Y me abalancé sobre ella en cuanto la última palabra murió en sus labios, e hice renacer en ellos cosas mas eternas y profundas que las palabras. La besé como si de verdad tuviesemos cien años para hacerlo. Quería recorrer hasta el último milimetro de su piel con las yemas de mis dedos, con la punta de mi lengua. Quería saber a que sabían todas y cada una de las partes de su cuerpo. Arrojamos la ropa de forma desordenada, como si fuesemos a tener cien años para recojerla. La ropa interior desperdigada de cualquier forma no formaba una extraña figura en el suelo, un corazón o cualquier otra estupidez de película ñoña. Eso era lo que lo hacía tan perfecto, que no lo eramos. Las risas tontas, los "cuidado", "ay!", "se me esta durmiendo la pierna", "ponte así", "así no"...eso era lo que lo hacía tan maravilloso. Que era real.
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Miré por la ventana. Volvió a pasar otra estrella fugaz, la segunda de la noche, esta vez fuí yo quién la vió primero porque Cristina dormitaba en mi pecho. La miré sonriendo, sus cabellos rubios me hacían cosquillas. Y yo también pedí mi deseo. Que pudiesemos dormir entrelazados, los dos agarrados bajo las sábanas, escondidos del mundo doloroso y peligroso de ahí afuera, cien años enteros. Algún día nos levantariamos y tendríamos que enseñar los dientes a todo lo que había ahí fuera, y lo haríamos codo con codo, cadera con cadera, lo haríamos juntos, pero mientras tanto poder seguír bajo las sabanas. Cuando la estrella fugaz terminó de pasar, sonreí, y pedí que ese momento durara otros cien años.

El rítmico sonido de la música resonaba en sus oídos a traves de los auriculares de su iPod, la voz de Dave Mustaine cantaba la canción mas triste que había compuesto jamás. O al menos así le parecía a él. Movió los labios para cantar la frase clímax. "If my heart still alive, I know it surely break". Suspiró y miró su reloj de pulsera. Las doce y cuarto. Odiaba venir al médico, uno nunca iba a entrar a su hora. Pero que se le ocurriese venir tarde a los nombramientos y las enfermeras darían buena cuenta de sus huesos. Puto dermatólogo. Miró hacia abajo, a traves de la barandilla podía ver los pisos inferiores, algo llamó la atención en el que estaba justo debajo de él. Había un niño vestido de rosa. No, imposible, no podía ser un niño. Se fijó con más detenimiento y se dió cuenta de que tenía que ser una niña, llevaba una camiseta de tirantes, una falda y unas mallas,todo rosa, claro que era una niña...pero. ¿Y su pelo?. Estaba rapada. Su mente comenzó a cavilar, iba de la mano de su padre, o eso pensó él, el padre también estaba rapado. En primera instancia su imaginación comenzó a trabajar a mil revoluciones por minuto. ¿Y si los padres eran unos fanáticos skinheads y habían rapado a la niña? Había gente muy loca por el mundo. ¿La maltratarían? ¿Abusarían de ella? La niña era preciosa, pero ya sabeís, era todo lo preciosa que puede ser una niña de ocho años, ¿cómo alguien podría hacer algo así a una niña? Y siendo sus padres...era horrible, se le revolvían las tripas de pensarlo. Un momento, la madre había llegado, tenía el pelo largo y negro, gafas de sol sobre la cabeza, un bolso caro. No eran skinheads fanáticos, ni maltratadores. El padre se había rapado la cabeza porque se estaba quedando calvo. Pero aún faltaba por resolver el misterio de la niña. "Usa tu imaginación idiota y mira a tu alrededor, ¿donde te encuentras?" pensó para sí mismo, a un nivel más profundo. Y su mente más aletargada despertó. Claro. Estás en un hospital idiota. Ahí abajo están las salas de pruebas. La niña del vestido rosa tiene cancer. O un tumor. Quizás la operaron de la cabeza. Con ocho añitos. Su pequeñita mano aún no podía sostener un libro de texto en equilibrio, jamás había besado a un chico, ni había danzado borracha bajo la lluvia. Jamás nadie le iba a partir el corazón, ella jamás sería una zorra embustera, ni la empollona de su clase. Porque con ocho añitos la niña del vestido rosa se moría. Le hicieron un aspaviento. Su madre le reclamaba, apartó sus pensamientos de la niña del vestido rosa y se dirigió a la consulta del dermatólogo. Mientras él mascullaba lo maldito que era por no poder beber, la niña del vestido rosa no comprendía que se estaba muriendo. Él olvidaría a la niña del vestido rosa, ni siquiera derramaría jamás una lágrima por ella, no iría con flores el día de su entierro, no disfrutaría de una charla con ella, jamás conocería a la niña del vestido rosa. Y acabaría olvidandola en unos minutos. Porque si hay una triste verdad en el mundo es que nadie conoce a nadie. Y a nadie le importa. Quizás, mientras en tu casa lees estas lineas la niña del vestido rosa se está muriendo.

19 sept 2009

Shut up and blow



Se abalanzó sobre ella, cubriendo su rostro con sus besos para que no pudiese dislumbrar su destino. Las llamas se propagaban a su alrededor por toda la casa, arrasando con todo cuanto mordían. Cuando las llamas se abalanzaron sobre ellos apenas las notaron. Eran frío hielo comparado a ellos mismos, apenas les quemaron. Se despojaron de la ropa y la arrojaron al fuego, que ardiese por siempre, ellos nunca la volverían a necesitar. Cuando las llamas lamían sus cuerpos, sus gritos de dolor se entremezclaron con sus gritos de placer. El mundo giraba a su alrededor, pero no importaba, en aquellos instantes ellos eran el mundo, y era este quien giraba en torno a ellos. El infierno que se había propagado rápidamente en torno a ellos no importaba. O al menos a ellos no les importaba. Iban a morir, eso era obvio, pero no les importaba. Un escape de gas, un cigarrillo mal apagado...no importaba. Lo único que sabían es que la casa estaba en llamas. Y ellos se dejaban consumir. Lo que no habían logrado de ninguna otra forma lo lograría el fuego. Serían uno solo. No importaba que el viento los arrastrase donde sus antojos llevasen, serían una sola ceniza. Un solo cuerpo. Un solo ente. Ellos solo ardían en paz, como si ahí fuera nada más existiese.

Pd: Perdonad las faltas de ortografía pero voy algo ebrio. Aprovecho para anunciar que este es mi último fin de semana de beber alcohol ya que empiezo a tomar medicación fuerte. Espero que mi inspiración no se evapore :)

18 sept 2009

Toy Soldiers

Estaba en pie, solo, frente al ataúd cerrado. Puso una mano sobre la lisa y barnizada superficie del ataúd. Era un ataúd precioso, de color caoba brillante. El ataúd era precioso para tapar lo que había dentro, el cuerpo de Shawn cosido a tiros era casi irreconocible. El de la funeraria había tenido problemas para volver a meter todas las tripas en su sitio. Una mano pequeña y fuerte, harta de soportar los trabajos que nadie más quería se poso sobre la suya. Una mano negra, harta de hacer lo que las manos blancas no querían. Se agarraron de la mano. Ella apoyó la cabeza sobre su hombro, intentó pasar la mano por su cintura pero él la detuvo, no quería que tocase el arma. Estaban en el funeral de su amigo con armas. Malditas sean sus vidas. O lo que quedaba de ellas. Maldito fuera el barrio, los suburbios, la educación deficiente y todas esas razones a las que se les achacaba esa mierda que ellos llamaban vivir. Maldita la vida de soldado.

-Me siento mala persona-dijo él

-¿Porqué?-dijo ella

-Creo que estoy teniendo el pensamiento más egoista de cuantos he tenido en mi vida

-¿Y cúal es?

Él se quedó en silencio y pasó el brazo por su hombro.

-Me alegro de que sigamos vivos-dijo

Desde atrás le hicieron una seña. Era hora de marcharse. Ya habían cumplido con la familia, ahora tenían que cumplir consigo mismos. Era hora de la venganza. Él la besó en los labios suave y rapidamente. Como una caricia. Casi como un guiño más que un beso. Ella sabía que quería decir eso. Que a lo mejor el proximo ataúd que tocaba era el suyo. Él se encaminó a la puerta rodeado de su banda. Maldita la vida de soldado. Enterramos a nuestros muertos. Lloramos a nuestros muertos. Vengamos a nuestros muertos. Mañana será otra familia y otra banda la que llore. Así hasta que alguna banda domine sobre la otra. O esa es la teoría. Al final la lucha siempre es eterna. Por cada soldado que cae entra alguien nuevo. Y nadie domina a nadie. Se ajusta el cinturón y roza la pesada UZI al hacerlo. El último pensamiento que tiene antes de salir de la iglesia es: "Si muero y vuelvo a nacer quiero ser poeta y no un soldado"

Grítame al oído que no te hago falta, que no me necesitas. Arañame la espalda, muerdeme el pecho. Modélame a tu gusto en forma de cincel incendiario, estoy cansado de ser barro. Maltrátame. Llevame a jardines prohibidos donde aún exista el pecado, y cometamoslos todos. Aprieta mi yugo, ponme la capucha, llévame a la hoguera. Hazme arder. Que los buitres acaben con mis despojos. Sácame los ojos. Para que no pueda ver. Átame de pies y manos para que no me escape. Déjame tirado en cualquier contenedor lamiendo mis propias heridas. Ven a verme los días alternos y los fines de semana. Visitame en mi desgracia y ayudame a vestirme de ser humano. Acércate. para que te grite al oído que no me haces falta, que no te necesito. Que no te amo. Acércate para que pueda mentirte al oído, mi dulce condena.

Pd: Si, la cursiva es repetida, pero dando un vistazo por el blog me he dado cuenta de que me encanta

13 sept 2009

Hay un loco con mi cara hablando en el cristal



Hay días en que a uno le apetece quitarse la máscara y mirarse al espejo (eso cuando uno es consciente de llevar una máscara) y decirse unas cuantas verdades a la cara. Verdades de las que duelen. De las que te hacen contraer el rostro ante el espejo, agarrarte con las manos bien fuerte a la pila del lavabo y sentir como tu alma se retuerce en tu interior, dolorida y asustada. Probad a seguid mirandoos a los ojos y seguir repitiendolo. Lo que sea. Puede ser adecuado a cualquier situación. "Vas a suspender, idiota". "Deja de hacer la estúpida, él pasa de tí".... Lo que fuere en el momento. Al final alivia. Yo tengo suerte. Cuando me planto ante mi espejo y arrojo la máscara al suelo, puedo darme la vuelta y contemplar el mundo entero. Y escupirle una verdad de esas que duelen al mundo entero, al mundo en general. A veces me gustaría salir a la calle y susurrarle esas cosas a la gente. Siendo invisible a sus ojos. Como una sombra eterea que danza al son del viento, y al pasar a su lado, susurrar unas palabras mágicas. Susurrarles que su conciencia no debería estar tan tranquila. Porque si que tiene culpa de lo que pasa en el mundo, y el encogimiento de hombros o el apartar la vista no es intentar ser mejor persona. A veces le grito al mundo. "¡Os vais a morir, todo el mundo se muere!" y entonces veo como la gente se vuelve hacia mi. Como si nadie jamás antes lo hubiese dicho. Y todos son conscientes de ello de golpe. Los casados infelices tiran los anillos al alcantarillado y corren a comprar un ramo de rosas a las amantes. Los jovenes tímidos se hincan de rodillas frente a las chicas de su clase en el instituto. Los bares se llenan, la producción de preservativos se agota, los camellos tienen falta de material... Y yo me siento en mi escritorio, con el cigarrillo entre los labios y me concentro ante el papel en blanco. Porque yo también voy a morir. Pero dejaré vida eterna tras mi. Otros días me siento en uno de los rascacielos más altos de la ciudad y observo. Observo el mundo. Cuando me levanto camino al rincón del baño donde dejé mi mascara un pensamiento da vueltas en mi cabeza. No somos iguales. Más allá de toda la parafernalia y lo bonito que resulte decirlo, despojado de la máscara puedo ser libre y lo pienso. No somos iguales. La gente es superior a otra. Los negros no son como los blancos. Los blancos no son como los chinos. Los murcianos no son como los catalanes. Los vascos como los maños. Los inteligentes son superiores a los idiotas. Los fuertes a los débiles. Los rápidos a los lentos. Y a los lentos se los comerá el tigre. Como siempre ha sido. Entonces me miro al espejo con la máscara entre las manos y sonrío. Y tengo ese pensamiento que me hace sentir siempre tan orgulloso y feliz. Pienso "No soy como tú". Y entonces me pongo la máscara, las alas se retraen, las palabras vuelven a mí, el portal a mis espaldas se cierra y vuelvo a ser un chico normal, con su madre aporreando la puerta del baño mientras grita "No gastes todo el agua caliente". Solo alguién más. Pero no como tú.

Sentirse diferente aunque nadie te entienda
esta noche el cielo estrellao, chocolate con almendras
estoy borracho en mi azotea
no hay pinza que me mantenga, con vida
LA SENSACIÓN DE ESTAR AL FILO ES ADICTIVA...

11 sept 2009

Mirror mirror on the walk...



En la esquina superior izquierda del espejo hay un retrato en blanco y negro. Lo que fuí. En la esquina superior derecha hay un dibujo. Lo que seré. En medio está mi reflejo. Sonriendome. No entiendo que encuentra de divertido a la situación mi reflejo, no se porque me sonríe. Yo no lo hago. Tras mí ella aguarda. Me dirijo hacia ella tras haberme lavado el rostro.

-¿Estas segura?-le pregunto de nuevo

-Lo estoy-dice ella, totalmente segura

-Esas personas tienen familia, sueños, esperanzas, deseos, amores...y un sin fin de cosas que no podrán volver a tener si lo vuelves a decir-le digo-Quizás anoche cometieron un error, irían borrachos

-No me importa-dice

-¿Y que ordenas?-digo

-No ordeno nada a nadie, solo deseo-dice

-Your wish is my desire baby-le digo con ese acento marcado de caballero inglés

-Deseo que mueran

Rio entre dientes. Contento de su elección. Entonces, me abro la muñeca con el cortaplumas que tiene en el escritorio. Y de mis venas abiertas brotan palabras a borbotones. Caen sobre el papel en blanco del centro de su escritorio. Y forman una promesa. Le acerco la herida a la boca, se aparta con gesto de asco.

-Peor para tí, humana-digo

Y cierro la herida con mi lengua. Entonces me transformo en sombra y simplemente me escapo a mitad de la noche. La luna aulla una poesía desgarradora. Los adoquines arden y cantan la historia de alguna puta muerta. Hay colillas por todas partes. Si pudiese morir fumaría. Los mortales, los humanos, no se dan cuenta de la suerte que tienen. No saben las vidas que sacrificaría por poder envejecer. Por poder ser mortal. Por estar vivo. Porque yo no estoy vivo. ¿Cómo puede estar vivo un organismo que no puede morir? Simplemente no puede. Sobrevive en el limbo. Los dioses envidian a los humanos, por eso les mandan plagas y enfermedades. Porque pueden morir. Porque aún tienen un motivo para vivir la vida. Que se acaba. Y pronto. Llevo demasiados siglos en este mundo, y me aburre. Tras sobrevolar un rato la ciudad les diviso en un callejón. La muchacha, aún integra, no se equivocaba. No cometieron un error. Lo hacen todas las noches. Estan al acecho de alguna chica que se le ocurra pasar sola, camino a casa. Es un mundo peligroso. Pero no para mí. No puedo morir, asi que...¿que iba a temer?. Tomo mi verdadera forma y bajo al callejón. Sus caras de horror me recuerdan que hay algo bueno en ser un vampiro. Esas miradas, como del que no acaba de comprender su suerte, sus pupilas dilatadas, negandose a creer lo que tienen delante. Pueden no creerlo, pero lo tienen. Aquí estoy yo. Y mis colmillos. Y su sangre. Y mi boca. Y mi lengua. Y su muerte. Cuando estoy agotando la vitae del último humano, con mis propias mandibulas, me fijo en sus ojos. Y ahí esta mi reflejo. No el que veo en los espejos. Si no el autentico. Sin sonrisas en mi cara, ni gestos divertidos. Solo el cabello alborotado, los ojos rojos, los colmillos goteantes. Veo un monstruo. Aún no sé porque mi reflejo toma diferente forma en los espejos, pero no me gusta lo que veo en sus ojos, veo a un monstruo. Cuando muere me siento en el suelo. Rodeado de sangre y cadaveres. Es curioso el mecanismo humano. Cuando gobierna la vida, los tejidos son los que toman el aspecto externo. Cuando la muerte domina a la vida, los huesos definen su imagen. No entiendo lo del reflejo. Hay una colilla en el suelo, encendida aún, alguno de ellos estaría fumando, la agarro con mis dedos largos y le doy una calada. Sabe a sangre. "Todo se lee al reves en los espejos Alucard" pienso. Y entonces desaparezco.

No sabía si estaba llorando o era sangre lo que corría por mi cara. Pero no me importaba. Llacía en una extraña posición en el suelo, con la sangre resbalando por la herida requemada de la bala a quemarropa en el pecho. Marta estaba a tan solo dos metros de mí, siendo violada por aquellos despojos humanos. A uno de ellos, en mitad del frenesí se le había caido la pistola. Casi podía alcanzarla. Pero estaba muerto. Aun así...mi mente giraba a toda velocidad y concluyó algo. "Aún puedes irte con las botas puestas" decía una voz en mi cabeza "Antes de que el diablo sepa que has muerto". Y tomé la decisión. ¿Cuanto tardaría el diablo en venir a por mi alma tras enterarse de mi muerte? Muy poco. Lo suficiente. Me incorporé a rodillas, aún muerto, tambaleante y frágil y agarré la pistola. "Vamos" susurraba la voz en mi cabeza "Antes de que el diablo sepa que has muerto" Y apreté el gatillo como si eso me fuese a devolver la vida.

10 sept 2009

Porn *^2

En ocasiones pienso en lo ingenuos que éramos de niños. Lo idiotas que éramos de niños. Y de adolescentes. De niño todos queríamos ser futbolistas. A los catorce años todos queríamos ser actores porno. "Es la mejor vida" decíamos "Te pasas el día follandote a tías buenas y encima te pagan por ello". Recuerdo cuando a veces lo comentábamos en presencia de alguien mayor. Recuerdo que un día comiendo lo dije en casa. "Eso si que tiene que molar, ser actor porno" Recuerdo a papá y mamá riéndose entre dientes. "Ya crecerás hijo y te darás cuenta de porque no mola eso". Ahora, mientras una aguja de 5 centímetros se me aproxima a la polla se a que se referían. Hay días de rodaje, largos días de rodaje, en los que llevas trabajando 7 horas seguidas en los que ninguna otra cosa sirve, ni siquiera la viagra. Ni siquiera sé que me están inyectando. Solo sé que esto me permitirá volver a grabar. No se cuantas veces me he corrido hoy. Solo se que ya no puedo más. El mamón del director dice que no le gusta como ha quedado el anal. Que hay que repetir la toma, que vamos contra reloj. El pinchazo duele de cojones. Es horrible. Me siento en un sofá a esperar. Mi compañera anda desnuda por ahí, esperando. También tiene unas ganas tremendas de volver a casa. Empiezo a notar como se me duerme toda la entrepierna. Debo tener el hígado hecho una porquería con tanta basura. Solo tengo ganas de llegar a casa y tumbarme a dormir. Creo que ya he terminado con esta película. Quien sabe si me volverán a llamar. La vida de actor porno es una basura. Es fácil ser actriz porno medio famosilla. Que todo el mundo ponga tu nombre en cualquier página porno buscando tus videos. Pero nadie sabe el nombre del actor. Nadie sabe quién soy. Y además admitámoslo, esto no estaría tan mal si no fuera porque me pagan una mierda. Una miseria. Hace semanas que no echo un polvo. Ya me entendéis. Un polvo de verdad. No es fácil explicarle a una chica a que te dedicas, las que no salen corriendo son unas autenticas guarras. Los tíos te palmean la espalda. Como si de verdad estuvieras follando por placer todos los días. Su puta madre. Querría verlos aquí ahora, grabando una escena con la polla totalmente dormida. Sin sentir nada. Lo peor de estos momentos es que no sé cuando voy a correrme. Enserio. No siento nada de nada. Creo que esto es droga para caballos. Pero no hay demasiado presupuesto. Nadie paga por el porno. O al menos poca gente lo hace. Y encima tengo que poner esa cara de gilipollas. Y gemir cosas como: "Si nena". Que puta mierda. Solo quiero tumbarme a dormir joder. Cuando empecé debo confesar que incluso disfrutaba. Todavía hay colegas míos que no saben las verdades de esta profesión. Pobres gilipollas. Seguro que alguno de vosotros, cuando ve un video porno se cree que está grabado del tirón. Que los actores porno son como animales, maquinas de sexo, que están los 30 minutos del video ahí, dale que te pego. Pobres gilipollas ingenuos. El productor me saca de mis pensamientos con un toquecito en el hombro.

-Venga machote, esto ya está-dice-Enseguida nos vamos a casa

Los cámaras se levantan quejándose y se ponen en posición. El director se seca el sudor con el dorso de la mano y se sienta en su silla. Resopla y dice:

-Vamos allá

Mi compañera se pone en posición en el sofá. Dios mío. ¿Cuánta gente habrá follado en ese sofá? ¿Cuánta cantidad de semen acumulado habrá ahora mismo bajo mi culo? Me doy asco a mi mismo. Mientras avanzo hacia el sofá y mi compañera me sonríe levemente se que ambos pensamos lo mismo. "Ojala esta sea la última". Mientras me acomodo se oye:

-Luces, cámaras, acción

Y ahí vamos otra vez

Descubrimiento de la semana: Rafa Pons

8 sept 2009

17




-Menuda masacre-dijo al verme el cuello

Yo solo sonreí. Desafiante. Ella intentó sonreír de forma sincera. Pero la sonrisa se le torció a mitad, convirtiendose en un intento amargo de sonrisa. Y sus ojos despedían fuego. Fuego mojado. Porque las lágrimas habían empezado a acumularse en ellos. Intentó irse. Pero yo ya había tenido todas las señales que necesitaba. Y algo nubló mi cabeza. Siendo sincero pensé en Juan. Y decidí ser como él por una vez. Ser impulsivo, como el protagonista de una pelicula. Elegí dirigir mi propia vida. Agarré su brazo y le dí la vuelta, la puse mirando hacia mí, muy cerca. Las lágrimas caían de sus ojos. Y solo me deje llevar.

-Dilo-le dije sin pensar

-¿Que diga que?-dijo ella socarrona

Le agarré por los hombros y la empujé contra la pared. La miré a los ojos fijamente, sonriendo, y me acerqué más. Casi estabamos nariz con nariz.

-Dilo-le repetí

-Te quiero-dijo ella

Y la besé. Cerré los ojos y la besé como si tuviesemos el tiempo contado. Y el timbre resonó en el pasillo. Recordandome que así era. Pero no me importó. Yo solo seguía besandola. Como si sus labios fuesen un hilo que al cortarse acabaría con la poca cordura que me quedaba. Como si mi vida fuesen sus besos. Y el timbre seguía sonando. A mi me sonó como la sirena de alarma nuclear. Como si las bombas nos sobrevolasen y estuviesemos a punto de morir. Si moría quería ser entre sus brazos. Quería que la fisión estallase mientras estuviesemos juntos, y fundirnos en un solo cuerpo. Un mismo fuego, una misma ceniza. El timbre sonaba, y yo creí que eran las trompetas de los caballeros del apocalipsis. Que el mundo se acababa. Mi mundo se acababa. Y acabaría con ella. Y entonces Cristina separó sus labios de los míos y pronunció las palabras mágicas.

-Deberiamos irnos

Cuando me iba el demonio gorgoteó algo en su agonia

-La oscuridad vencerá sobre la luz por mucho que luches, Único

Al oir la frase recordé que el primer demonio que conocí había dicho algo parecido. Y tenía razón. Al menos en mi alma la oscuridad había absorbido a la luz. Pero había algo en lo que se equivocaba. Me volví y caminé hacia él. Le sonreí.

-Eso es cierto-dije-Pero hay algo que no os ha quedado claro aún parece ser. Esto no es tan sencillo. No es una lucha del bien contra el mal. Las tinieblas contra la esperanza. No, claro que no. No os la lucha de los lados opuestos de la balanza.

Levanté a Virg y apunté a su frente. El se estremeció levemente, consciente de su destino, resignado.

-Yo no soy luz-dije

Y en cuanto mi pistola saltó levemente en mi mano, su cara saltó por completo en los aires.

5 sept 2009

Ride the sky




Peor para el sol
Gritan las estrellas que se dibujan sobre tu piel
Tersa. Y erizada.
Peor para el sol. Que se lo pierde
Peor para el sol. Que no lo necesitamos
Que aún sin él sabemos calentarnos
Peor para el sol. Que se pierde la luna.


-Peor para el sol...-gime ella completamente extasiada

-¿Que pasa con el sol?-pregunta él sacudiendo la cabeza y olvidandose de sus pensamientos

-Que se acuesta demasiado temprano-dice ella-Y solo. Todas las noches se acuesta solo.

Él se acomoda al lado de ella. Acostados sobre el frío suelo de la azotea. Las colillas de los porros están dispersas sin orden alguno de preferencia junto a la botella de ron. El ron está a algo más de la mitad. No pueden permitirse gastarlo. No en una sola noche. Él se incorpora levemente y las llemas de sus dedos empiezan a recorrer el vientre de ella, despacio, de manera suave, con calma, como si la noche fuese eterna, como si tuviesen toda la vida para acariciarse ahí en la azotea de su edificio.

-Huye conmigo-dice él

-¿A dondé?-pregunta ella con los ojos cerrados, dejandose llevar

-A la ciudad

-¿Por qué te vas?

-¿Quién necesita un porqué?-dice él mirando hacia arriba. La luna es oronda, tan gigante que parece a punto de caerseles encima en cualquier momento. Tan blanca como las teclas de un piano- Estoy harto de esto. Quiero buscar mis sueños

-¿Y qué haremos en la ciudad?

-Podriamos buscar un trabajo temporal-dice él- Para ir tirando, ya sabes. Mientras yo ahorraría algo de pasta para la maqueta tocando en el metro. Siempre con la guitarra de aquí para allá. Y después buscaría una discografica o algo

-No me refiero a eso-dice ella-¿Qué hariamos nosotros en la ciudad?

Él miró hacia abajo, buscando sus ojos. Se miraron fijamente a los ojos.

-Haríamos el amor en todas las azoteas de la ciudad. En todas y cada una de ellas. No nos dejaríamos ni una.

-¿Seríamos novios?

-¿Y a quién le importaría? Ahí no conocemos a nadie. Si no somos nadie a nadie va a importar.

Y se besaron. Sus ojos eran arde parís y sus cuerpos antorchas en llamas. Peor para el sol. Que se lo perdió.


Después, la heroina entró en el juego...y ganó.

Prefiero morir viciosa y feliz a vivir limpia y aburrida. Prefiero encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre el cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a un tacto rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para llegar una sola vez a lo más alto a escalar poco a poco, sin caer nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir. Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal. Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida a levantarme para pensar en la de otros. Prefiero un gato a un perro. Por que el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes que, a pesar de todo, no podria vivir sin ti. En cambio, el perro es tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. Prefiero los gatos a los perros, por las mismas razones. Prefiero el mar a la montaña. La vida es una noche tumbada en la playa, mirando las estrellas sin verlas, soñando despierta, dejando que la arena se cuele entre los dedos, embriagada de todo. Y la noche, siempre la noche. Nunca a la luz del sol. La noche es diferente. Me hace vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe(s) mis esquemas. Prefiero las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda que soy mortal. Me recuerda que soy normal. La noche no. Prefiero el color de la sangre y el de la gris niebla que difumina las cosas. Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre. Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta.


Vete lejos, pero no sueltes mi mano


Bailame el agua

4 sept 2009

Caotismo (3).


Aquella tarde lo olvidé todo. Cuanto más especial me resultaba, más me dolía en mi interior. Era así. Bien podía ser más sencillo, pero yo tengo esa estúpida manía de complicarlo todo, y precisamente, aquella tarde, la necesitaba como mi organismo necesita de agua para vivir. Cada beso, cada caricia, cada gesto recibido de ella, hacían retumbar mi pecho. Mi corazón late porque ella existe, esa era la sensación.

-Soy tan feliz.-me dijo.- No te preocupes por mí, no sigas ofuscando las cosas. Yo estaré aquí, contigo, pase lo que pase. Céntrate, vuelve a coger las riendas de todo, lucha con el mundo y no repares en nada ni nadie.

Yo no merecía todo aquello y, sin embargo, me lo estaba sirviendo. Una parte de mí quería perderse; la otra afrontarlo, levantarme y seguir.
A veces quería que desapareciera, que se esfumase, que nada de lo que pasaba pasase. A veces no sabía hasta que punto era real. Me desconcertaba. La hubiera desgarrado con mi amor sin importar quién pudiera haber pasado por allí, de no ser porque sabía que ella se retraería, le hubiera hecho el amor una y otra vez hasta no poder más por falta de tiempo.

-No quiero prolongarlo más.-le dije.- No quiero seguir destruyéndome más contigo. Soy humano, y por eso no puedo. No quiero seguir, no quiero que continúe… Es por mí, pero también por ti y porque te amo. Necesito estar solo un tiempo.

Estábamos juntos, pero lloramos solos.

Al día siguiente, y lo sabía, actuaríamos como si nada hubiera pasado. Y sería un regalo. Yo seguiría prendido por su amor caótico y enigmático, ella me querría con toda su alma y seguiría sosteniendo la esperanza que nos llevaba cogidos de la mano. No habría nada más. Las cosas eran así de duras, absurdas y caprichosas.

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Bajo la techumbre que envolvía de oscuridad aquél mugriento lugar, a millones de años luz de nuestro planeta, Preta había contemplado todo lo sucedido. Samael, situado a escasos metros de Preta, sentado en su trono de color rojo, con los ojos encendidos y de color blanco, le encargó su cometido.

-Mátala.-dijo-. Y un inquietante silencio envolvió al mundo aquella noche.

3 sept 2009

Y mas allá...el tormento (2)




Y al fín, sudoroso y mugriento llegué al borde del abismo, escupí ceniza en el suelo y formó un remolino que se alejó danzando lejos de mí. Lejos del borde del abismo. La propia ceniza escapaba lejos del abismo. En mi pecho había una luz, que brillaba con fuerza. Se llamaba esperanza. Anhelante recorrí los últimos pasos, y me asomé más allá del borde del abismo, dispuesto a mirar. Esperanza se apagó y todo quedo a oscuras. Porque más allá de los vanos deseos y esperanzas humanas yo ya sabía que había tras el borde del abismo. Y estoy seguro de que todos vosotros lo sabeís. Tambaleante caí al suelo de rodillas y me apoyé con las manos en la profunda yesca que se hundía entre las palmas de mis manos. En unos instantes, tras los breves sollozos iniciales comenzó el llanto. Las gotas perladas resbalaban por mis mejillas y caían al suelo arenoso, donde se disolvían y desaparecían entre los vestigios del jamás y el siempre. Entre el todo y la nada. En el lugar donde estaba. Donde el tiempo si que existía. Pero no importaba. Transcurría sin que nadie se percatara. Lloré como un niño...porque en el fondo del abismo amigos, ya sabeís lo que había. Sí, pensadlo antes de seguir leyendo. ¿Qué había más allá del umbral? La respuesta es obvia. La respuesta más tenebrosa y lógica a todo esto. Más allá de reacciones cientifícas que el ser humano busca anhelante y que no ha descubierto. Ni descubrirá jamás. Al fondo del abismo Satanás, Belcebú, Samael, el Angel Negro, el desterrado...al fondo del abismo, el Diablo esperaba sentado en su trono. Pensé en implorar clemencia a Dios. Pero no serviría de nada. Jamás le hablé en vida. Y ahora, cuando todo se iba a la mierda alzaba la mano buscando su ayuda. Si Dios no fuese Dios me escupiría en la cara ahora mismo. Algo me golpeó y me mandó al fondo del abismo. Caí de rodillas, sin sufrir dolor al último puesto de una larga fila. La fila se dirigía al trono. Vigilando la fila estaban los demonios. Con sus lanzas. La fila avanzaba larga y pesadamente. Se oían llantos, gritos, suplicas. Oí como se llevaban arrastrando a un hombre que gritaba:

-¡Te desterró!-gritaba-¡Te mandó aquí para que te pudrieras! ¡Para que cumplieras sus mandatos! Y tu le haces caso...¡Deberías formar un ejercito! ¡Podrías ser el señor soberano de todo!

El angel no se pronunció, solo movió la mano y unos demonios le llevaron lejos. La gente seguía llorando, la fila avanzaba, pero por cada uno que conocía su destino dos nuevos caían trás de mí. Yo avanzaba con la cabeza gacha y mirando al suelo. Resignado. Al fín llegué ante él. Levanté la cabeza y le miré. Era el ser más hermoso que jamás había visto en mi vida. Era fascinante. Emanaba fuerza, poder, seguridad. Y belleza. Una belleza que no tenía nada que ver con los estereotipos humanos. No era andrógino, simplemente no tenía sexo. Solo era el principe de las tinieblas. Consultó su lista. Exclamó un bufido, casi de admiración y me sonrió. Le sonreí. Resignado. "¿No gritas?" preguntaba su mirada. Yo solo sonreía. Hizo un gesto con la mano, y un demonio me cogió el brazo.

-Modulo 31-dijo Satanás

El demonio me miró riendo entre dientes.

-¿No has llevado una vida demasiado cristiana, eh?

-No, no demasiado...-dije. Y me encaminé hacia el tormento eterno. Resignado. Al fin y al cabo, me lo había ganado con creces

La mugre acumulada de todo el sexo que practican y de todos los asesinatos que cometen les llegará a la altura de la cintura y todas las putas y los políticos alzarán la cabeza y gritarán: "¡sálvanos!"... y yo miraré hacia abajo y susurraré "no"

Pd:Letras en cursiva extraidas de Watchmen

1 sept 2009

Y más allá....la nada (1)



Y al fín, sudoroso y mugriento llegué al borde del abismo, escupí ceniza en el suelo y formó un remolino que se alejó danzando lejos de mí. Lejos del borde del abismo. En mi pecho había una luz, que brillaba con fuerza. Se llamaba esperanza. Anhelante recorrí los últimos pasos, y me asomé más allá del borde del abismo, dispuesto a mirar. Esperanza se apagó y todo quedo a oscuras. Porque más allá de los vanos deseos y esperanzas humanas yo ya sabía que había tras el borde del abismo. Y estoy seguro de que todos vosotros lo sabeís. Tambaleante caí al suelo de rodillas y me apoyé con las manos en la profunda yesca que se hundía entre las palmas de mis manos. En unos instantes, tras los breves sollozos iniciales comenzó el llanto. Las gotas perladas resbalaban por mis mejillas y caían al suelo arenoso, donde se disolvían y desaparecían entre los vestigios del jamás y el siempre. Entre el todo y la nada. En el lugar donde estaba. Donde el tiempo si que existía. Pero no importaba. Transcurría sin que nadie se percatara. Lloré como un niño...porque en el fondo del abismo amigos, ya sabeís lo que había. Sí, pensadlo antes de seguir leyendo. ¿Qué había más alla del umbral? La respuesta es obvia. Nada. No había nada de nada. Un ser humano no es más que otro material orgánico con vida que se apaga. Y cuando esta se apaga. Se apaga. Y más allá queridos amigos, no hay nada.


Sentí como este tenebroso planeta giraba bajo mis pies, y supe cuál es ese secreto que solo los gatos conocen, ese que les hace gritar como bebés en la noche. Miré al cielo a través del intenso humo lleno de grasa humana y vi que Dios no se encontraba ahí. Vi esa oscuridad fría y vacía que se extiende hasta el infinito, vi que estamos solos. Vivimos nuestras vidas, puesto que no tenemos nada mejor que hacer. Más adelante, ya les buscaremos un sentido. Venimos de la nada; Tenemos hijos, que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que decidimos imponer. Este mundo que vaga a la deriva no esta moldeado por vagas fuerzas metafísicas. No es dios quien mata a los niños. Ni es el destino el que los despedaza, ni es la casualidad la que se los da de comer a los perros. Somos nosotros. Solo nosotros. Las calles hedían a fuego. El vacío respiraba con fuerza en mi corazón, convirtiendo sus ilusiones en hielo, haciéndolas añicos. Entonces renací, libre de garabatear mi propio diseño sobre el lienzo en blanco, en cuestiones morales, que es este mundo. Era Rorschach

Nota informativa: Gracias a una enajenación mental que espero no sea pasajera, mi compañero de blog ha vuelto a la actividad, ante lo cual si quereís saber de quien es qué texto solo teneís que buscar abajo, donde dice, Publicado por: X

Pd: Cursiva extraida de Watchmen (Alan Moore)
Pd2: El final alternativo verá la luz pronto