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14 mar 2016

"De los mejores sistemas sanitarios del mundo" (I)



Durante la pasada campaña y en los debates posteriores, son muchas las cosas que han llamado mi atención, pero hay una en concreto que siempre me hacía arquear una ceja: Son muchos los políticos que se dan golpes en el pecho hablando de nuestra Seguridad Social.


Mientras les veía uno tras otro en televisión, mostrándose orgullosisimos del sistema de salud español, no podía evitar pensar: “¿Y cómo estarán en otros países?” Y, aún más importante; “¿Van nuestros políticos a la SS?”. Lo dudo. Para mí, como para la gran mayoría de vosotros, la Seguridad Social es esperar una media de cuarenta minutos para entrar a consulta, sea la cita a la hora que sea. Para mí la Seguridad Social es la Arrixaca hasta arriba un miércoles por la noche, la sala de urgencias a reventar, alguien gritando de dolor en una esquina, y un pobre celador, que es el único con pelotas para dar la cara, diciéndole a la familia que lo siente pero están hasta arriba y que “el doctor le verá en cuanto pueda”.


Me preguntaba yo, viendo al señor Rivera hablando tan orgulloso de nuestro sistema de sanidad en La Sexta Noche, si no iría él a la Mutua. Lo digo porque, entre otras decenas de experiencias, a servidor le salió un quiste en la frente que han tardado 10 meses en extirparle quirúrgicamente. Desde la primera visita al centro de salud, cita al especialista, cita de nuevo tras el análisis pertinente y, por fin, cita a quirófano. Vale, quizás tener un bulto benigno en la cara no es nada urgente y puedo esperarme. No es ningún problema de salud como tal. Vale, sí.


Otro caso, entonces. Mi hermano, con problemas digestivos que persisten, va al ambulatorio en Noviembre y allí le dan cita para el especialista. Para Abril. Diversas enfermeras comentaron con mi madre que, siendo los problemas que eran, se olvidara de guardar filas y acudiese directamente a Urgencias. Que los trabajadores eran los primeros que conocían el estado del sistema y era el mejor consejo que podían darle.


Cabe preguntarse por qué estas listas de espera en un país cuyos licenciados en Enfermería y/o Medicina están emigrando para buscar trabajo porque aquí no hay. Parece de gilipollas, ¿no?


El caso es que decidí, aparte de escribir esto, claro, bucear un poco por la red. Vaya, los usuarios de la seguridad social española no somos los únicos que han debido arquear la ceja al oír eso de “uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo”. Seguro que los periodistas encargados de escribir esto o esto también han arqueado bastante las cejas. Vaya, no sólo no estamos entre los primeros del mundo si no que tampoco somos, ni de coña, de los primeros de Europa.


Políticos que no van a la Seguridad Social pero que tampoco leen los periódicos.


Hace muy poco, también, un amigo de mi Facebook se quejaba de que había pedido cita para el especialista y se la habían dado para dentro de tres meses y medio. Aparte de las (muchas) voces de apoyo que le contaban casos similares, alguien le llamó “quejica” porque decía que “en EEUU están peor”. Pues vaya… ¿es esto lo que nos espera con la Globalización (sí, en mayúscula porque me parece lo suficientemente importante como para llevarla) y con Internet? ¿Una población cada más idiotizada por la falsa empatía de consumir masivamente información sobre el gigante del que nos separan miles de kilómetros y haciendo como propio aquello de “mal de muchos…”? Quizás, de aquí a poco, cuando alguien se queje de sus condiciones salariales le señalaremos Corea y le diremos que no se queje. Ya pasa desde hace mucho con el “vete a Cuba” y es el nuevo argumento de la derecha joven y rancia que no lo es por ideas propias y repite sistemáticamente aquello de “pues en tu querida Venezuela…” como si por haber votado al partido de Monedero hubiesen recibido una sustanciosa comisión de aquel millón de euros. Ya lo estoy viendo; un mundo futuro en el que cuando llueva y alguien se queje siempre habrá alguien cerca para decirle: “Pues si vivieras en Suecia…” o en el que una madre desconsolada, llorando en televisión, que cuenta lo mal que lo está pasando su familia por la adicción a las drogas de su hijo, alguien de entre la televisión le señala que “al menos su hijo no se mete Krokodil de ese”. Cuando en reportaje de investigación hablen sobre una banda de traficantes de cocaína siempre habrá un experto que saldrá a comentar que en América Latina se matan en las calles, que aquí no, o al menos no por costumbre.


Oh, Globalización, a que maravilloso mundo auguro que nos conduces.

7 mar 2016

La "casta" de la izquierda


Existen. Están ahí, entre nosotros. Es algo aparentemente simple, llano y obvio que, sin embargo, solemos olvidar demasiado a menudo. La casta de la izquierda es una realidad. Todos la conocemos, está ahí. Izquierda Unida en sus partidos municipales está llena de ellos. Pablo Iglesias lo es, de lejos además. Puede que levante ampollas esta afirmación pero dejadme explicarme:

Pablo Iglesias es hijo de una abogada sindical y un inspector de trabajo. Su abuelo fue uno de los fundadores de UGT y....un momento, un momento. ¿Me estáis diciendo que el abuelo de Pablo fue uno de los fundadores de UGT y su hija acabó como abogada sindical? Oye, pues se lo habría ganado. Pura y total casualidad. De hecho todos sabemos que los sindicatos, como la mayoría de empresas privadas o los puestos que da el estado, funcionan con unos procesos de criba muy duros en los que poco o nada influye quién señala tu currículum con el dedo ni cuáles son tus apellidos. ¿De qué os réis? ¿No estáis de acuerdo?

Estudió derecho en la Universidad sin tener que compaginarlo con un curro de mierda para pagarse la carrera, pero eran otros tiempos. Las tasas no habían subido al nivel que están ahora. Dos años después de terminar derecho terminó ciencias políticas. Lo que se dice un representante del pueblo, alguien de la calle. Un representativo ejemplo más del resto de vecinos de Vallecas que tienen dos carreras… Encontró trabajo en CEPS precisamente por ser de izquierdas y haber militado en el Partido Comunista, entre otras cosas. No digo que no diera la talla, pero el que crea que mientras revisaban su currículo encontrar que fue militante de izquierdas no influyó es simplemente un necio.

No ha pagado alquiler en su vida pues vive en casa de su abuela y jamás ha salido de la universidad. Ahí entró tras terminar el instituto y ahí siguió hasta 2014. Sin catar jamás lo que es ser becario para un hijo de puta. Vamos, como cualquiera de la generación y pensamiento que dice representar.

Todos lo sabemos ya, de sobra además. La casta de la izquierda existe. Dejando de lado al señor Iglesias, siempre los hemos tenido enfrente. Son esos de tal partido o sindicato que no voy a nombrar que intentan irse del bar de mi colega sin pagar tras acogerles allí para una reunión, porque el simple hecho de que pisen su bar debería ser suficiente para él, pobre comunista que debería sentirse honrado de que los comunistas que han triunfado en el capitalismo le necesiten. Son aquellos que no se han manchado las putas manos en su vida pero se posicionan como “representantes del pueblo”. El pueblo no cobra 2.800 fijos + comisiones por lo bajini, hijos de la gran puta. Al pueblo no le pagan millones de euros por asesorar a ningún gobierno.

Seáis de izquierdas o no, sois pura casta.