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23 sept 2012

Lotka-Volterra


El cazador y la presa. Mi corazón creyó ser cazador y mientras me distraía en su misión mi alma cayó presa. Y ahora que te tengo delante me parece tan irónico… Siempre me han gustado más los villanos que los héroes. No he podido evitarlo. Sephiroth me gustaba más que Cloud y Venom me parecía la mejor versión de Spiderman posible. Nadie piensa en que si el Coyote no caza nunca al correcaminos morirá de hambre. Por eso ahora no puedo evitar reír un segundo interiormente antes de estallar en dolor y rabia cuando me acusas de ser el villano en nuestro juego. Quizás nadie se da cuenta de que el villano no se considera así y le duele el término. Él sólo se ve movido por lo que considera la causa por la que luchar. Pero se ve relegado a eso. A una palabra despreciativa con su condición que le convierte en algo sacado de un videojuego. Nadie ve lo que hay detrás. Como tú no ves que se me crispa el rostro durante medio segundo y estoy a punto de gritarte a la cara cómo me ha sentado esto a mí por dentro, llorarte en persona y no en recuerdo y enseñarte mi herida. Pero en su lugar, me lo trago, sonrío y digo una frase de villano mientras pienso en si el Joker tendrá que beber todas las noches para quedarse dormido. Y con mi infierno bajo rejas me largo y finjo que no me importa una mierda nada de lo que tengas que decir. E incluso intento convencerme de ello a pesar de que nunca he sido lo suficientemente inteligente para engañarme a mí mismo.

16 sept 2012

Sobre diamantes y fiebre.







Nunca escribiré sobre ti porque necesitaría cien páginas para describir nuestro primer beso. Con una sonrisa tuya ardía parís en mis adentros. Y ahora se ahogan en la Venecia que esconde mi Yang. Me hice cosas horribles por ti. Intenté darte lo más bello que hay en mí. Pero tú siempre me pedías otra cosa que yo no entendía. Que yo no tenía, o en cualquier caso, no podía darte. Quizás solo es cuestión de admitir que nos equivocamos. O quizás teníamos razón pero en un punto del camino la jodimos. Sé que estás triste aunque haga meses que ni te oiga. Sabes que estoy triste porque hace meses que ni me oyes. Podría jurarme que no volveré a escribirte pero no sé si puedo cumplirlo. Pero puedo jurarme que llegará el invierno y me golpeará fuerte en el pecho y que las ráfagas de viento helado que traerá terminaran el trabajo y saldré brillante.

12 sept 2012

Exhalo.



Estoy hecho un lío. No creo que todos los que se hayan visto en una situación parecida se hayan comido tanto la cabeza. No me imagino al Torete aquí, como estoy yo, sentado en el baño, mirando el pasamontañas. Intento pensar que soy algo así como un pirata. No estoy robando, estoy cogiendo lo que es mío por derecho propio. Arrebatando a la vida lo que creo que merezco. He sufrido mucho más que el hijo de cualquier rico, y sin embargo él disfruta del tren de vida que me corresponde.  Recuerdo lo que tengo que pagar. El mono apretándome los huesos. Alquiler. El coche en el taller. Vanesa. Me va a dar un ataque de ansiedad. Me levanto y me pongo el pasamontañas. Me miro al espejo. Exhalo. Me marcho. Voy con paso firme, mirando fijamente al dependiente de la gasolinera. La mano en el bolsillo, agarrando la navaja. A mí nadie me preguntó si aceptaba el capitalismo, el libre mercado, el dinero y toda esa mierda. No estoy haciendo nada malo. Ni siquiera me percato de que ya estoy en el campo de visión de la cámara; o de que la gente retrocede y huye. Pienso que igual es un buen hombre. O no. Igual se queda en el bar hasta las dos todos los días, y se gasta 50€ en whiskey y las tragaperras. Igual le pega a su mujer. O a su hijo. O no. Igual vive solo. Cuando me doy cuenta le estoy mirando a los ojos y tengo la navaja fuera. Sorprendentemente no me cuesta nada decirle:

-Esto es un puto atraco hijos de puta.