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22 feb 2010

Cese temporal de actividad



Abrió el cuaderno. Agarró el boligrafo y suspiró. Desde hacía un par de días tenía las palabras impregnadas en la mente. La pregunta flotaba por su cerebro. Había ocurrido hacía meses. Muchos meses. Pero las palabras se le pegaban ahora. Era un día cualquiera y su primo llevaba todo el día escribiendo en clase, en cualquier clase. Siempre le sorprendía la manera de escribir del resto. Después de tres horas miró de reojo el folio de su primo y vió que apenas había cubierto tres cuartos de él. En tres horas. En tres horas él podía llenar seis caras. Mínimo.

-¿Qué escribes?-preguntó preso de la curiosidad. Si tardaba tanto debía ser algo muy dificil, una idea difusa o algo así.

-¿Sabes cuando escribes y te sirve como de catarsis?-le contestó su primo mirándole. Él asintió-Pues eso hago

Y volvió a mirar el folio. Y ahora, meses después las palabras resonaban en su mente. ¿Sabes cuando escribes y te sirve de catarsis?. Había mentido. No. No sabía que era eso. Él...bueno. Él solo escribía. También recordaba la clase de Literatura Universal. "Escribe una carta recomendando a los alumnos de primero que escojan la asignatura". "Tu que escribes bien". Asi que, ¿porqué no? Lo había intentado. La profesora le había pasado un borrador, solo debía pasarlo a limpio y añadirle palabras bonitas. Pero tras quince minutos se levantó y arrojó la hoja sobre la que escribía en la basura.

-¿Qué haces?

-No puedo mentir

-¿Cómo que mentir?

-Su borrador está lleno de mentiras. Lo siento. No puedo hacerlo. No puedo soportar mentir escribiendo.

-Pero...todas las historias que tú escribes son falsas. Una mentira.

-No es lo mismo. Yo miento para decir la verdad. Mi verdad. No puedo engañar deliberadamente. No vendo mi pluma.

Casi había podido escuchar su sobresaliente estrellarse contra el suelo y estallar en fragmentos. No le importaba. No vendía su pluma. Se agarró la cabeza y desterró todas las palabras impregnadas en su cerebro. Miró el cuaderno en blanco.

-Necesito que me entregues un relato corto

-¿Cúal es el premio?

-¿No te basta el reconocimiento?

-Ya sé que soy el mejor escritor entre estas rejas. No necesito que me lo repitaís. ¿Cúal es el premio?

-65 euros. Dos caras.

-Tendrás tu relato corto

-Quiero un relato ganador

-Lo tendrás

El boli garabateó algunos sin sentidos por la hoja. La arrancó con furia y la arrojó a la basura. Eso no funcionaba así. Él no funcionaba así. Suspiró y arrojó el boligrafo.

-Necesito un relato corto.

"Y yo". Pensó. "Y yo..."
Y cerró el cuaderno.

Llevo tanto tiempo pensando en cómo decir "Adiós" que creo que diré "Hasta luego"

13 feb 2010

Let's play



Cristina y yo solíamos jugar a un juego en las fiestas. Lo llamábamos "Atar la perdiz". Siempre funcionaba. El juego era sencillo. Escogíamos dos víctimas. Pongamos el hipotético caso del señor "X" y la señora "Y". Bueno, mejor aún. Os lo explicaré con un caso real. Juan y Mercedes. Era una fiesta en el bajo del Rojo. Cristina y yo decidimos jugar. Fue bastante sencillo, como siempre. Yo me acerqué a Juan y le dije:

-¿Qué te parece Mercedes?
-Está bien-dijo Juan bebiendo de su cubata
-¿Te liarías con ella?-le pregunté dandole un codazo
-¿Porqué no?-contestó Juan sin mucho interés- ¿Es que te han dicho algo?
-Juan, no hay que ser un genio para adivinarlo-le dije sonriendo-¿No te has fijado en como te mira?
-¿Enserio?-dijo Juan demostrando interés-No, no me había fijado...
-Está bien para una noche-le dije
-Sí, lo está-dijo él-Pero solo para pasar el rato, ya sabes
-Pues ya sabes-le dije dandole una palmada en la espalda

Y le guiñé un ojo y me fui a buscar a Cristina. Cristina me contó su conversación con Mercedes, prácticamente igual que la mía con Juan. Solo tuvimos que apartarnos a un rincón y ver como se desarrollaban los acontecimientos. El acercamiento, el baile, el beso...todo en cuestión de cinco minutos. Que fácil de influenciar es la gente. Cristina y yo nos miramos riendo un rato. Y lo sentimos. Bajamos la vista y dije:

-Bueno, voy a por otro cubata
-Y yo a buscar a Marta

Y me fui pensando en si era un gilipollas o un gilipollas integral.

6 feb 2010

Vine



-Llevo la ropa holgada y el alma ceñida

-¿Dónde la llevas?

-Prendida de tus besos

-¿Sabes acaso como son ahora mis besos? No entiendo a que juegas. Hace más de un año que cambiaste mis besos por su suspicacia. ¿Porqué resucitas mi recuerdo?

-Porqué es el único agradable que me queda. Ya no me saludas cuando nos cruzamos por los pasillos

-¿Porqué fuiste así?

-He cambiado

-Sí. Y aún no sbaes si a mejor o a peor. Has vuelto a fumar

-Así es. Ya no estás tú, no tengo que dejarlo por tí.

-¿Intentas que me sienta culpable?

-Da igual que llegues tarde si nadie espera por tí...Lo que quiero decir es que la culpa solo en parte es mía y en parte lo es de los demás. Es una vieja historia, la habrás oido ya. Pero sigue ocurriendo...

-Sí, la conozco. Y no, no son los demás. Tú y solo tú eres el único culpable

-Niño malo de calle conoce a niña buena bien. Suena patético. Tan estereotipizado que parece ridículo que sea nuestra historia

-Nuestra historia acabó

-Ya sabes lo que suelo decir. Nada acaba nunca

-¿Ah, sí? ¿Y cúal es el siguiente paso?

-Sí, quizás es eso...solo necesito un nuevo objetivo

-¿Cómo cúal?

-Averiguar a que saben ahora tus besos


Pd: Cursiva extraida de: