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19 nov 2010

A tomar por culo


Saúl suspiró y arrancó el coche lo más rápido que pudo. Intentó recordar las nociones básicas de cómo conducir, no tenía licencia. Por fortuna el coche de Rachel era fácil de manejar. Traerlo hasta allí no había sido demasiado trabajo, pero claro, ahora estaba más nervioso. Dejó la 9mm en la guantera y metió primera. Tampoco tenía licencia de armas pero eso no le ponía nervioso. Hasta el más idiota sabe hacer funcionar una pistola. Se apunta a lo que se quiere matar, se aprieta el gatillo y se mata. Por ese orden. Quitó el freno de mano y se incorporó al tráfico. Cuando hubo recorrido unas cuantas manzanas y se dio cuenta de que nadie le seguía se quitó el pasamontañas. Encendió el aire acondicionado. Tanta prisa le había hecho sudar. Había sido aún más rápido de lo que esperaba. Recordó sus planes. Apuntar por la espalda al de seguridad, quitarle el arma, obligarle a cerrar la puerta, dirigirse a caja, “dame el puto dinero”, “¡que me des el puto dinero joder!”, disparo al aire, recoger el dinero y largarse. Según sus cálculos tres minutos y medio. Bien, el atraco había durado un minuto y cuarenta segundos. El guardia de seguridad le entregó el arma sin rechistar y cerró la puerta, después se apartó a un lado con las manos en alto y donde Saúl pudiese verlo. No hizo falta ni gritar ni disparar al aire, la cajera le había dado el dinero sin rechistar. Con parsimonia. Como si le importase una mierda, al fin y al cabo no era suyo. Saúl esperaba que los despidiesen a los dos al ver la cinta de seguridad. Odiaba a la gente que no hacía bien su trabajo. Él llevaba toda una vida puteado en curros de mierda, explotado por jefes de mierda. Pero ahora ya no. Eso había cambiado. A tomar por culo el curro, a tomar por culo Rachel (lo único que lamentaba era no poder ver su cara cuando se enterase de que había robado una casa de apuestas él solo, sin decírselo a nadie, y que encima se había llevado su coche), a tomar por culo todo el mundo en esa apestosa ciudad, a tomar por culo el señor Jameson y sobre todo a tomar por culo su insomnio. Su terapeuta decía que no encontraba ningún motivo clínico a su depresión y a su consiguiente insomnio y se negó a seguir tratándolo porque decía que los monólogos de Saúl lo deprimían a él también. Vaya una puta mierda de terapeuta. Saúl lo único que hacía era contarle el porqué todo era absoluta e inmensa gilipollez sin sentido. No solo su curro, su relación o su vida. Si no todas las vidas en general. Y claro, eso deprimía al terapeuta, que por cierto cobraba cuarenta pavos la hora. Pero todo eso estaba lejos. Desde que había empezado a planear el atraco sonreía casi todo el tiempo y por las noches dormía como un bebé. Lo único que necesitaba era darle algo de acción a su vida, alejarla de la monotonía. Y medio millón en billetes no consecutivos y sin marcar en un maletín era algo bastante alejado de su monotonía. Encendió un cigarrillo con dedos temblorosos y sonrío. Conduciría hasta que se hiciese de noche y entonces se desharía del coche. Llegar hasta la frontera y pasarla también sería una aventura emocionante. Volvió a pensar en todo lo que dejaba atrás y se sintió de maravilla. Esa noche, tumbado sobre una mugrienta cama del Motel “Golden Fish” con la 9mm bajo la almohada y el maletín bajo la cama también durmió como un bebé.
Y si tan fácil es ser persona...

3 comentarios:

  1. ...¿por qué se me acumulan las deudas por lo de lo prometido es deuda?
    Quizás un día yo también me harte de todo y termine robando algo o asesinando a alguien :)

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  2. Ay, si fuese tan fácil ser persona...

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  3. "Lo único que necesitaba era darle algo de acción a su vida, alejarla de la monotonía".
    me encanta.

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