UA-67049947-1

27 nov 2009

Los fracasados Pt.II



-Somos los fracasados-dijo ella-Nosotros somos los perdedores

Por toda respuesta él agarró su paquete de Fortuna y encendió un cigarrillo. Ella dejó su copa apoyada en la barra y se levantó furiosa y empezó a espetarle, demasiado borracha para ser discreta.

-¡Miralos! ¡Mira a nuestros amigos! Jamás verán lo que nosotros hemos visto, jamás sabrán lo que nosotros sabemos-gritó alzando los brazos, cierta gente se aproximó a contemplar la escena-¡Miralos, maldita sea! Lo único que harán en su vida será graduarse, trabajar y formar una estúpida familia más ¡Y son felices! ¡Esos son sus sueños, sus aspiraciones! Son unos ignorantes de mierda y jamás lo sabrán. ¿Y tú les llamas fracasados? ¡Mirate! ¡Miranos joder! ¡¡Nosotros somos los fracasados!!

-Lo sé-dijo él aún apoyado en la barra, sin volverse a mirarla

-¿Y que piensas hacer?-dijo ella dejando caer los brazos, exasperada

-Beber-dijo él, y para confirmar sus palabras. Cogió la copa de ella y la vació de un trago

-No puedo más-dijo ella al borde del llanto-No puedo con esta angustia y esta tristeza. ¿Cómo la aguantas?

Él se levantó y colocó sus manos sobre sus mejillas

-Vete-le dijo-Aún estás a tiempo. Vete y vive. No te ates a un perdedor.

Ella agarró su chaqueta y dando media vuelta se dispuso a irse para siempre. Él se giró y le quitó de entre las manos la copa a un amigo suyo y la vació de un trago. Se limpió con el dorso de la mano y miró como ella se marchaba fumando en silencio. Sus amigos le decían cosas que él apenas oía. Que fuese a por ella. Estupideces así. El no oía nada. Solo él y su desgracia. Y entonces ocurrió. Como caida del cielo se escuchó el sonido de una guitarra. Y después un pequeño redoble. Ella dejó de andar y a él se le cayó el cigarrillo al suelo. Ella dejó caer la chaqueta y se volvió. Llorando. Él avanzó hacia ella lentamente. Muy lentamente. Ella hizo lo propio. Se pararon a escasos centímetros de sí. Y sin saber porqué él comenzó a cantar una canción distinta de la que sonaba.

-Y cuando se ponga el sol sonará esa canción que los dos nos sabemos...- y puso sus manos sobre sus mejillas, tal y como había hecho poco antes.

-¿Qué podemos hacer si lo que hay que tener es lo que no tenemos?-continuó cantando ella, en voz baja, casi como un susurro.

Y se besaron. Y algo, lo que había puesto su canción, la fuerza que les había unido en ese instante, ató sus almas para siempre en el dolor y el desengaño. Pidieron otra copa. Y brindaron por los fracasados.

Camino por mi camino.Mi camino es una ruta con un solo carril, el mío.
A mi izquierda un muro eterno, separa mi camino del camino de alguien que transita a mi lado, del otro lado del muro.
De vez en cuando en este muro hay un agujero, una ventana, una hendidura… y puedo mirar hacia el camino de mi vecino o vecina.
Un día mientras camino, creo ver, del otro lado del muro, una figura que pasa a mi ritmo, en mi misma dirección.
Miro esa figura: es una mujer, es hermosa.
Ella también me ve. Me mira.
La vuelvo a mirar.
Le sonrío… y me sonríe.
Un momento después ella sigue andando su camino y yo apuro la marcha porque espero ansiosamente la próxima oportunidad de cruzarme con esa mujer.
En la próxima ventana me detengo un minuto.
Cuando ella llega, nos miramos a través de la ventana.
Parece tan encantada conmigo como yo con ella.
Le digo por señas lo mucho que ella me agrada.
Me contesta por señas. No sé si significan lo mismo que las mías, pero intuyo que ella entiende lo que quiero decirle.
Siento que me quedaría un largo rato mirándola y dejándome mirar, pero sé que mi camino continúa…
Me digo que más adelante en el camino, habrá seguramente una puerta y quizás pueda yo cruzar a encontrarme con ella.
Nada da más certeza que el deseo, así que me apuro por encontrar la puerta que imagino.
Empiezo a correr con la vista clavada en el muro.
Un poco más adelante la puerta aparece.
Allí está del otro lado, mi ahora deseada y amada compañera, esperando, esperándome.
Le hago un gesto, ella me devuelve un beso en el aire.
Me hace una seña como llamándome. Es todo lo que necesito.
Emprendo contra la puerta para reunirme con ella, de su lado del muro.
La puerta es muy estrecha, paso una mano, paso el hombro, hundo un poco la panza, me retuerzo un poquito sobre mí mismo, casi consigo pasar mi cabeza pero mi oreja derecha se queda trabada.
Empujo.
No hay caso, no pasa.
Y no puedo usar mi mano para torcerla, porque no podría poner ni un dedo allí…
No hay espacio para pasar con mi oreja, así que, tomo una decisión…
(Porque mi amada está allí, y me espera…).
(Porque es la mujer que siempre soñé y me llama…)
… Saco una navaja de mi bolsillo y de un sólo tajo rápido, me animo a darme un corte en la oreja para que mi cabeza pase por la puerta.
Y tengo éxito, mi cabeza consigue pasar…
Pero después de mi cabeza, veo que es mi hombro el que queda trabado.
La puerta, no tiene la forma de mi cuerpo.
Hago fuerza, pero no hay remedio, mi mano y mi cuerpo han pasado, pero mi otro hombro y mi otro brazo no pasan…
Ya nada me importa, así que…
Retrocedo, y sin pensar en las consecuencias, tomo envión y fuerzo mi paso por la puerta.
Al hacerlo, el golpe desarticula mi hombro y el brazo queda colgando como sin vida, pero ahora, afortunadamente, en una posición tal que no puedo atravesar la puerta…
Ya casi… casi, estoy del otro lado.
Justo cuando estoy a punto de terminar de pasar por la hendidura, me doy cuenta de que mi pie derecho se ha quedado enganchado del otro lado.
Por mucho que fuerzo y me esfuerzo, no puedo pasarlo.
No hay caso, la puerta es demasiado angosta para que mi cuerpo entero pase por ella.
Demasiado angosta, no pasan mis dos pies…
No lo dudo. Estoy ya casi al alcance de mi amada.
No puedo echarme atrás… Así que, agarro el hacha, y apretando los dientes, doy el golpe y desprendo la pierna.
Ensangrentado, a los saltos, apoyado en el hacha y con el brazo desarticulado, con una oreja y una pierna menos, me encuentro con mi amada.
Le digo:
- Aquí estoy. Por fin he pasado. Me miraste, te miré, me enamoré. He pagado todos los costos por ti… Todo vale en la guerra y el amor. No importan los sacrificios… valían la pena si eran para encontrarse contigo… para poder seguir juntos… juntos para siempre…
Ella me mira, se le escapa una mueca y me dice:
- Así no, así no quiero… A mí me gustabas cuando estabas entero.


Moraleja: La vida es en parte buscar placer, y en parte hayar dolor

Y me voy, y me voy, y me voy, y me voy, y me voy pero aún no me he ido...
Y te vas, y te vas, y te vas dices que hoy si te vas pero sigues conmigo...
Ya nunca hace calor y en lugar del amor nos hicimos daño

No hay comentarios:

Publicar un comentario