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23 nov 2009

Que corra el tequila wey!!

Tras arduos intentos por fin la maldita llave encajó en la cerradura. La giró despacio y abrió la puerta. Casi sufre un repentino infarto al ver a su madre plantada en batín en la entrada. Ella encendió una luz.

-¿Qué haces despierta?-le pregunta intentando no trabarse

-No podía dormir y he oído la puerta de abajo-dice su madre aproximándose-Quería ver que tal estabas

-Bien, bien-dice él-Como siempre

Su madre le besó, y sin disimulo ninguno le olisqueó la boca y la cara. Suspiró profundamente y frunció el ceño al mirar su cuello.

-Tienes que coger las riendas de tu vida-dice su madre

-¿Qué?-pregunta él

-Saliste oliendo a perfume y after-shave y vuelves oliendo a alcohol y tabaco-dice, y señalando su cuello añade-Y con el cuello lleno de chupetones

-¿Y qué es lo malo?-dice él alzando los brazos-Muchos chicos dirían que triunfé esta noche

-Vamos, no seas idiota-le dice su madre-Tu no eres como los otros chicos. ¿Quién era la chica?

-No lo sé-dice él

-¿La conozco?-dice ella

-No lo creo-dice él-Ni siquiera la conocía yo

-No puedes seguir así...

-¿Así cómo?

-¿Cúanto llevas sin saber de ella?

-¿De quién?-dice él sorprendido

-No puedes engañar a una madre-dice ella seria

-Diez meses

-He leído lo último que has escrito. Lo de tu escritorio-dice su madre-Me asusta cómo escribes

-Entonces es que hago bien mi trabajo-dice él

-No-dice ella-Me asusta porqué me preocupo por tí. No por el contenido de tus textos. No eres tan bueno.

-¿Entonces?-dice él alzando una ceja. Sin disimular su borrachera. Total, a estas alturas...

-Parecen escritos por alguien que odiara la vida-dice su madre

Él se queda paralizado. No responde.

-¿Odias la vida?

-No-dice él titubeando-No creo...

-Yo creo que le tienes miedo

-Y yo creo que esta conversación termina aquí y ahora

Y avanza como puede por el pasillo camino a su habitación. Recogió los folios dispersos sobre su mesa y comenzó a leer las primeras lineas:

"Me dejaste por un malnacido. Eso hiciste. Por un don nadie. Sí, con minúsculas y todo. No se merece mis mayúsculas. Mis mayúsculas son solo para mi nombre y para el tuyo. Si en aquel bar, aquel sucio bar, le hubiese apuñalado mil y un veces (una por cada noche que estuviste a mi lado) ahora mismo tus pensamientos rondarían sobre mi persona. Me odiarías a muerte. Desearías que estuviera muerto. Desarías verme morir. Pero pensarías en mí. Todo sería mejor que esa indiferencia que me procesas de un tiempo a esta parte..."

Suspiró y sonrió totalmente borracho para seguir leyendo. Las letras se le mezclaban. El texto no era suyo. Eran los versos de una canción. Pero puestos en texto. Le gustaba hacer eso. Se tiró en la cama y encendió un cigarrillo sin molestarse en buscar el cenicero y sin quitarse la ropa. Con un poco de suerte se dormiría y el cigarrillo incendiaría las sabanas, y él moriría. No tuvo suerte. Al día siguiente se volvió a afeitar y se echó perfume y after-shave y salió a la calle en busca de algo que le quitara ese olor tan desagradable del cuerpo.

Sé que no supe hacerte feliz, y aunque
hubieran pasado mil años, las palabras que
te quiero decir, lo que siempre me hiciste sentir,
no habría salido de mis labios.

No sé porqué todo me lo callo,
porqué llevo tan dentro lo que pienso. No
soy ningún demonio ni un santo, pero puedo
decirlo muy alto: fuiste todo mi alimento.

Me dejaste por un malnacido, no debí
consentirlo jamás, si le hubiera matado
allí mismo, odiarías haberme
conocido, no me podrías perdonar.


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