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20 dic 2009

Cold cold december



Heme aquí de nuevo. Una vez más. La estrella negra. Promesa de futuro con las letras. Soy promesa desde que nací. No soy hechos. Pero a nadie le importan mis problemas, y si le importan este no es el lugar más indicado para leerlos. Bien sabéis los cuatro o cinco que me leeis que jamás escribo sobre cosas personales. Me parece poco ético, poco profesional. Pero hoy estoy enfadado. He llegado a casa y estoy enfadado. Quizás porque estoy sobrio. Pero estoy enfadado, hasta las letras se han prostituido. Mis amadas letras, mis amados libros, siguen el mismo camino que mi amada música. La exhibición en prostibulos. Hoy en día todos escriben. El que más o el que menos se planta ante su ordenador y suelta sus putos problemas, como si a alguien le importasen. Hoy todo el que escribe ya es escritor. Se empeñan. Hasta la saciedad se empeñan esos malditos hijos de perra en mancillar lo único que me quedaba. Mis amadas letras. Dan cursos. Oh sí. Lo juro. Ello ha sido el motivo de que me siente aquí ahora. DAN CURSOS PARA "APRENDER" A ESCRIBIR. Casi oigo a Quevedo revolverse en su tumba. Y a la calavera aún en descomposición de Bukowski reirse en su ataud, con los jirones de carne a punto de desprender de su mandibula temblando, la poca carne que le quede. Casi le oigo reirse, con esa risa que no quiere decir más que un escueto: "Te lo dije". Hoy día, todo puto adolescente con problemas emocionales y carencias afectivas se planta ante su ordenador y escribe cosas que nadie comprende. "La insolita decadencia de su virtud aún en flor". "Rueda,rueda,rueda, mi alma rueda por las escaleras". Y demás gilipolleces. Les odio. Odio a aquellos que por usar vocabulario arcaico creen que están escribiendo. Que saben escribir. Odio aquellos que construyen frases sin sentido para que los demás las lean y piensen sobre lo profundo que debe ser el/la tipejo/a en cuestión. ¿Qué habrá querido decir? Yo te daré una pista. NADA. No tienen nada que decir. Nada que contar. Solo hablan. No tienen una idea profunda, una historia que debería ser contada. Y vagabundean entre el limbo de lo filosófico y lo estúpido. Odio a quienes emplean dos caras de folio para describir un beso. SÉ como es un beso. Odio a quienes me describen cada escenario hasta el más ínfimo detalle. Me importa una polla el color de las cortinas de la habitación del protagonista. Dentro de dos páginas ni siquiera lo recordaré. ¿Qué le pasa a tu protagonista? ¿La han abandonado? Oh, que lástima. ¿Y a quién no, genio? Odio a quienes escriben "poesía" con verso libre y estructura libre, solo por el hecho de que se creen profundos. Quevedo malditos hijos de puta, ¡Quevedo, he dicho!. Tratad de hacer lo mismo. Odio a quienes publican sus estúpidas declaraciones de amor en cualquier blog. Odio a quienes cuentan sus malditas penas en sus textos. Odio a quienes escriben sobre crítica social para luego sentarse a no hacer nada sin intentar cambiar las cosas. Odio a quién cree que las cosas pueden cambiar algún día. Odio a quienes me tienen lástima porque estoy "desperdiciando mi potencial". Odio, odio y odio. OS ODIO.

Y sobre todo, sobre todo odio ir sobrio.

{7/12/09}

Las palabras son pájaros de barro. Si vuelan muy cerca del sol, se secan. Y caen y se destrozan en miles de pequeños fragmentos.
En mi cabeza hablo con muchas voces pero nunca es con la mía. La mía me recuerda a la escarcha. Me recuerda a alguien sacando paladas de la nieve.
Dejé de sacar filo a mi hoja cuando comprendí que una espada mellada hace más daño. Una espada bien afilada demuestra compasión. Algo que ni quiero ni necesito.
Siempre nos quedará París, y el espectáculo de verlo arder. De ver la capital del glamour reducida a poco más que cenizas.
Siempre nos quedarán las cenizas amada mía, incluso con el fuego apagado. Siempre nos quedarán las cenizas. En una urna de cerámica. En la leja más alta de mi corazón. Las cenizas de nuestro amor. Las cenizas de lo que fuimos.
Arde París, arde Roma arde, arde Londres. ¡Arded, malditas seais! Hasta que de vuestra belleza solo queden despojos.
Hoy me apetece destruir algo bello. Algo terriblemente bello. Alguna obra de arte. O transformar cualquier diva en una chica vulgar más. Pero en lugar de ello volveré a anestesiarme. Sí, es probable que vuelva a anestesiarme para dormir. Es probable que vuelva a intentar calmar la sed. Pero sé que jamás calmará. Pero la vida sigue y esta es la verdad absoluta.


No, falso. La única verdad absoluta es que todo es mentira, sobre todo la propia verdad absoluta.


Yo no soy un adicto, Hache. Digo que soy un adicto para escandalizar a los pacatos, pero no es verdad. Me apasionan las drogas, he probado todas las que he podido conseguir. ¡Coño! Me fui a México nada más que para conocer el peyote; pero nunca lo he hecho para buscar el placer o para ser feliz o para no afrontar la vida. Las drogas son maravillosas porque te abren la mente, te hacen comprobar que la verdad no existe, que todo es relativo. La droga te da otra visión, otra dimensión, te hace ver que nada es lo que parece, que nada es. La única realidad es tu realidad y será lo que tú seas capaz de ver

Negrita extraída de: Martín Hache



¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS HIJOS DE PUTA!!! :D

2 comentarios:

  1. Mmmmmm...casi no me he dado por aludida...xDD
    Repito, CASI

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  2. No sé si hacerme la loca o pensar que soy una de tantos y tantas.

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