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27 dic 2009

Un día más (I)



Un día más, Fernando espera en la parada del autobus a su compañero, que como de costumbre llega tarde. Está fumando un cigarrillo mientras ojea el periódico del día anterior que alguien arrojó a una papelera. Política. Por todas partes lee lo mismo. Política. Fernando se desentiende de la política. A Fernando hace tiempo que lo único que le importa es el estado de las cuerdas de su guitarra y su cuaderno de componer. Fernando nunca ha salido de su país. Opina que el mundo entero es igual. ¿Para qué salir de su ciudad? En todas partes hay la misma mierda, solo que pintada de otro color. O eso dice Fernando. Arroja el periódico a un lado y tira el cigarrillo al suelo. Suspira mientras mira el reloj y enciende su mp3. Quique Gonzalez le canta al oído. Ojalá algún día él mismo, inspirado, escribiese una canción así. Fernando solo tiene veinte años (casi veintiuno) pero se siente como si tuviese cincuenta. Fernando está cansado de esperar ese acontecimiento importante que algún día pasará. Que algún día dará sentido a su vida. Fernando odia dormir sobrio. Le cuesta dormir sobrio. Fernando se cansó de fingir que consideraba importante tener estudios y abandonó Filologia Hispanica hace unos cuantos meses. Ahora es un largo y aburrido y caluroso verano más. Y encima está en paro. Cuando se mudó a la ciudad con casi dieciocho años buscó un trabajo de camarero. A los seis meses tuvo incluso un contrato. Era bueno. Charlaba con la clientela y nunca tardaba más de media hora en almorzar, aunque tuviese que tirar el porro del almuerzo a la mitad. Ahora, casi cuatro años más tarde estaba en paro. Pero al menos cobraba el paro. Aunque no fuese demasiado. Además Fernando no tendría reparos en aceptar cualquier trabajo que le ofreciese el INEM. Aunque las cosas no estaban precisamente para ofrecer trabajos. Por las mañanas toca en la estación. Al principio lo hizo por las pelas. Ahora lo hacía por si alguien lo escuchaba. Fernando había dado unos cuantos conciertos en algunos pubs de los alrededores. La gente le palmeó la espalda. Un tipo le invitó a un chupito. Una chica le sonrío mientras escuchaba atentamente "La ventanita de su cuarto". Dejó de sonreirle cuando escuchó "Aún". Fernando ni siquiera sabía que día era. Otro largo día más de ese largo verano. Quique Gonzalez dío paso a Nick Cave quién le dío una paliza de órdago. Y justo cuando divagaba sobre las ventajas e inconvenientes de experimentar con la heroína buscando inspiración el autobus paró delante de él y su amigo se apeó.

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