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11 dic 2011

Amor Real



La eterna soledad del que espera. Sentado en su roca. Mirando la costa. El invierno y la ebriedad provocan un raro efecto sobre ella. ¿De verdad fue siempre tan bella? El eterno dolor del que se arrepiente de todo y de nada al mismo tiempo. La eterna confusión de quién no entiende a nadie. Sobre todo a sí mismo. Va a echar un vistazo. Si el pensador estaba roto el sueño estaba roto. Si no estaba, el sueño había muerto. Aún quedaba un colgajo. Pegado a la pared. Y un niño jugando en la arena. De camino a casa vi a un gato negro. Saltó de una casa. Creí que se me iba a cruzar por delante, pero en lugar de eso se quedó parado en la acera, mirándome pasar. Lo saludé y me devolvió el saludo. Sus ojos relucían incluso a plena luz del día. En el patio de casa dibujé un corazón de tiza en el suelo. Lo miré fijamente, no sabía que escribir dentro. Al final puse “Donde duele inspira”. Le di una patada, abrí una cerveza y me tumbé en el sofá. Simplemente a mirar el techo.  Me siento un observador casual de la vida. Me la pasaría recopilando experiencias para estar mirando eternamente al techo. 

2 comentarios:

  1. Yo también. Pero con un cigarro en la otra mano.

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  2. llevo leyéndote bastante tiempo, ahora tengo blog y tambien te sigo.

    http://gatosdegoma.blogspot.com/

    borra si lo consideras spam.

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