Nada me preguntó por ella. Ni una sola vez. Eso me molestó. Igual era yo el que se preguntaba demasiado sobre ella. No me preguntaron y me jodió bastante porque estaba deseando contar la historia por la boca y no por los dedos. Fumaba en silencio mientras miraba la pared. He aprendido lo valioso del silencio. Vinieron correteando por el techo. Sus uñas arrancaban yeso a su avance. Estaba seguro que venían a preguntarme por ella. Pero las ratas muertas preguntaron por mí.
-¿Se os ha terminado de descomponer el cerebro ratas zombie?-les pregunté-Yo estoy aquí mismo.
-No-dijeron entre risitas-El de verdad. ¿Cuándo va a volver?
Guau. Si pudiera reflejar los aplausos con palabras, lo haría. :)
ResponderEliminarPD: Fafi, has captado a la perfección la idea que he querido lanzar con el último texto.