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7 ene 2010

"Esto no te pasaría..."



Se viste lentamente ante el espejo. Con aquellas palabras resonando aún en su cabeza. "Esto no te pasaría si no visitieses como una puta". Elige cuidadosamente qué ponerse. Guantes de lana marrón. Botas, pero sin tacón. Sin larga cremallera. Apenas le llegan más allá de la espinilla. Jersey de cuello vuelto. De color azul apagado. Vaqueros oscuros, nada ajustados. Y un largo anorak marrón en el que poder meter las manos en sus amplios bolsillos mientras anda con la cabeza gacha mirando al suelo, contando sus pasos y respirando hondo. Se contempla ante el espejo. "Si no visitieses como una puta..." Se estremece de arriba a abajo y tiene que agarrarse al lavabo. Cuando pasa el temblor abre el cajón con miedo y saca el rimel. Lo sostiene ante sus ojos como si fuera una cápsula de veneno. Al fin logra dominar el terror que se ha apoderado de su mano derecha al ver el maquillaje y consigue ponerse algo de rímel y sombra mientras las pálabras siguen sonando una y otra vez en su cabeza. "Esto no te pasaría si no visitieses como una puta". Se pone su gorrito de lana marrón y se contempla al espejo. No está tan mal. Tiene un toque chic. Y discreto. Decide que se va a planchar el pelo, aunque sea un poco, tampoco lo necesita demasiado. Tarda veinte minutos y satisfecha se contempla ante el espejo. De repente grita, furiosa. Una vez ella fue libre y feliz maldita sea, una vez ella...no,no,no. Sale rapidamente del cuarto de baño camino a su amplio armario murmurando una y otra vez: "No,no,no...". No podía dejar que un suceso así le estropease la vida. Por traumático y violento que hubiese sido, y que de hecho, fue. No podía permitir que un enfermo retorcido fuese más fuerte que ella. Que cambiase su modo de vestir, o de caminar, de vivir maldita sea...No,no,no podía permitirlo. Ella era fuerte, ella... Llega al armario dandole vueltas a la idea, con decisión, lo abre y empieza a apartar ropa. Al fondo encuentra sus botas altas de cuero y su minifalda negra de PVC. Está dispuesta a ponersela ahora mismo, aunque solo sea para salir un rato, a tomar café. Cuando lacoje siente unas manos deslizandose de sus pechos a su entrepierna y una erección pegada a su trasero. Nota el aliento de alguien en la nuca. Alguien que le susurra: "Esto no te pasaría si no visitieses como una puta". Se dobla por el dolor y deja caer la minifalda mientras cae lentamente al suelo, sollozando primero, a lágrima viva después. Pasa así un buen rato. Enciende un cigarrillo y se contempla ante el espejo de su habitación (le había costado todo un mes y medio volver a destapar el espejo. Poder volver a mirarse en el espejo todos los días). Que pinta más patética tiene. Fumando un cigarrillo sentada de cualquier manera en el suelo, con una pierna hacia delante y la otra doblada bajo su culo, agarrada a la mesilla con la mano izquierda y con el rímel corriendo por sus mejillas. Por fin el llanto cesa y se limpia las lágrimas con el dorso de la mano. Sorbe fuertemente por la nariz y suelta una risilla al mirarse de nuevo al espejo. Que pintas. Apaga el cigarrillo sobre el cenicero de la mesilla y se pone de pie con decisión. Vuelve al cuarto de baño a empuñar el rímel. Veinte minutos después la puerta de casa se cierra tras ella y echa a andar. Sigue los consejos de su terapeuta y cuenta los pasos que da. Respirando hondo. Es la cuarta vez que Laura sale a la calle sola a algo que no sean sus sesiones desde que la violaran hace tres meses. Lleva las manos metidas en el anorak largo y marrón. En la mano derecha, cerrada con fuerza, lleva una navaja.

2 comentarios:

  1. Joder.
    A veces me asusta la fuerza con la que escribes, pero me encanta.

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  2. Dios,
    sabes impactar.

    Y lo sabes hacer BIEN.

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