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9 ene 2010

"Esto no te pasaría..." (2) {Víctor}

Bosteza mientras se mira al espejo al salir de la ducha. Se viste rápidamente, sin apenas mirar la ropa que minutos antes sacó del armario. Silba con fuerza una canción que escuchó alguna vez en la radio. Cuando vuelve a mirarse al espejo suspira. Tiene que hacer algo con ese pelo. No sabe qué. Pero algo. Peinarlo es imposible, demasiado largo y alborotado, tiene un remolino justo en medio de la coronilla que siempre le impidió peinarse con el pelo corto y engominado como los demás chicos, cuando iba al instituto. Al final decide ponerse un gorro de lana negro. Al fin y al cabo es quince de enero. Se mira ante el espejo y se lo quita. No le convence. Sólo le despeinaría más y al quitarselo al entrar en un sitio cerrado lo tendría peor. "Bah, a tomar por culo" piensa. Y decide que saldrá sin peinar. Nunca fue alguien muy preocupado por su aspecto físico. En gran parte porque no poseía un atractivo físico notable. Este no era despreciable, estaba latiente en algún lugar de su interior que no se podía identificar. Por ello no se privaba de ligar de cuando en cuando. Era simpático, encantador y sabía hablar a las mujeres. Lo último, aunque parece una estupidez, no lo es. Había visto a amigos suyos que acudían con frecuencia al gimnasio y presumían de tener buen cuerpo quedarse en blanco ante unos ojos marrones demasiado ingeniosos. Él siempre tenía una respuesta encantadora que soltar con una sonrisa. Además de unos ojos azules, que, a ser sinceros, le facilitaban mucho el trabajo. Por ello él no era demasiado de ligar en discotecas, en las que apenas se puede hablar, si no de barra de bar. Un viejo lobo solitario al acecho con un ron en la mano. Además las chicas que solían ir a las discotecas no le atraían. Vestían...pues sí. Sin reparos. Vestían como putas. Y él no lo entendía. Se ponía en su lugar, y él se sentiría humillado al saber solo que esta ligando por que está enseñando carne. O que los chicos le miraban solo a las tetas. En gran parte esto se debía al hecho de que su madre era prostituta. O fue. Él ya no sabe nada de ella. Y tampoco quiere. Conforme fue creciendo, con él creció el desprecio y el rechazo a su madre. De pequeño le daba pena ver salir a su madre así por la puerta. Con sus tacones, su minifalda y su escote descomunal. Por eso no entendía que chicas normales vistiesen así. Y por eso no le atraían. Por alguna especie de trauma. Se puso el chaquetón y salió de casa silbando otra canción diferente.

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