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12 oct 2011

Candem Town



Y uno de los viejos que estaba sentado bebiendo de botes descoloridos de cerveza se acercó y me cogió de la nuca.
-Lo veo en tus ojos-dijo-Veo el fuego en tus ojos
-Ah, ¿sí?-contesté mirándole fijamente yo también
Llamó a gritos a uno de sus compadres y el otro también vino a mirarme los ojos. Empezó a reír.
-Oye maldita sea-les dije- ¿Qué pollas hacéis? Soltadme de una vez. Yo nunca formaré parte de nada muerto, como vosotros.
-Oh, sí que lo harás-dijeron. No me soltaron. Yo traté de zafarme de ellos pero eran más fuertes. Aunque ahora no era más que un maldito corral de comedia antaño la gente de Candem Town había sido dura-Algún día el mundo se moverá, a peor, y tú te quedarás al margen. Es ley de vida.
-Tíos, vais muy puestos-les dije- No soy de vuestro rollo.
-Oh, sí que lo eres-dijeron. Y esta vez si me soltaron. Eché a andar alejándome de ellos- ¿Acaso no estás siempre furioso y no sabes por qué?
-Eso describe a la mitad de mi generación- les espeté girándome levemente para mirarlos mientras me alejaba a toda prisa con las manos metidas en la sudadera.
-¿Pero no están ellos furiosos con el mundo mientras tú lo estás con la vida?-me gritó un viejo mientras me alejaba.
Quizás tenían razón. Algún día mi culo medio muerto estaría tirado en mitad de un sentimiento fantasma, escuchando música muerta y hablando sobre sensaciones muertas. Vaya mierda. Siempre me quedaba el “Live fast, die Young”.

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