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31 ene 2010
Back to black
Se despertó de la cama y bajó al suelo. Eran la una y media del mediodía de aquel domingo cualquiera. Andó por la habitación con cuidado de no despertar a la chica que dormía en la cama (¿se llamaba Lucía?). Aunque cuando la miró de cerca supo que haría falta algo más que unos pasos por el suelo para despertarla. Cerró los ojos y apoyado en el armario intentó evocarse imagenes cortas de la noche anterior. Escenas breves. Era lo que a él le ayudaba a recordar. Las imagenes se sucedían. Ahora se veía apurando un litro de un trago poniendolo totalmente en vertical en el asiento trasero de nosequé coche, ahora intentando liarse un cuatro papeles mientras unas manos suaves y frágiles le tapaban los ojos, ahora vomitando, ahora besando a alguien...una buena noche. Siempre le habían gustado las guarras. Las guarras y las yonkis. Después se quejaba cuando le abandonaban, pero joder, nunca podía resistirse al encanto de una guarra-yonki como la que dormía en su cama. Algún punto de la habitación olía a vomito. El resto a sudor y sexo. Abrió el portatil decidido a escribir sus lineas del domingo por la mañana de una vez por todas. Se fijó en sus dedos. Sangre. Tenía sangre en los dedos. ¿Qué demonios? Fue al baño. Tenía la nariz llena de sangre seca. También tenía los labios destrozados, con pequeños trozos de piel muerta colgando de aquí y de allí y una pequeña costra de sangre seca encima de los cortes más profundos. Ni hablar del aspecto en general de su cara, se había acostumbrado a las ojeras permanentes y la cara llena de suciedad de los domingos por la mañana. Pero no podía acostumbrarse a no escribir. ¿Era su nueva vida de excesos prolongados la que había matado a su musa? No lo sabía. Pero su musa no estaba. Podía abrir el portatil, pero no iba a lograr hilanar más de cuatro frases que le mereciesen la pena. Podía abrir el cuaderno en clase, pero de nuevo lo mismo. ¿Se le habían acabado las ideas? Quizás solo era momento de un cambio, no más relatos cortos, centrarse en su primer y único amor como escritor. La novela. Su inmortal novela sin acabar en el disco duro de su portatil. Necesitaba ideas. Musas. Y entonces sonrió al espejo y unas gotas de sangre cayeron por sus colmillos superiores tras salir de un nuevo corte del labio superior. Antibioticos y drogas. Que mala combinación. No necesitaba musas. No necesitaba ideas. Ya vivía experiencias apasionantes. Solo tenía que escribir sobre ella. Esbozó una mirada de desafio al espejo y susurró:
-Yo seré mi propia musa
He walks away,
The sun goes down,
He takes the day but Im grown,
And it's ok,
In this blue shade
My tears dry on their own...
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Vaya un modelo estás hecho.
ResponderEliminarLas musas se muestran cuando cierras los ojos y evades la verdad.
Eso es.
ResponderEliminarQue si se van las musas, ya las inventaremos.
Sí...porque las musas se mueren constantemente,ya aprenderemos a inventarlas ;)
ResponderEliminar"-Podrías escribir en paz..."
Thanks.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CABALLO, LA CONQUISTA DE AMERICA CRISOL Y EL DE CREPUSCULO.
José
ramón...