UA-67049947-1

9 sept 2011

La espiral



Buscó el mechero de cuclillas e hizo pantalla con el dorso de su mano. Le costó tres intentos pero consiguió hacer arder la punta del canuto. En cuanto se levantó el viento desprendió toda una lluvia de chispas de hachís ardiendo hacia sus pantalones.

-Mierda-masculló el joven pescador-Puto viento

Volvió hacia donde estaban sus amigos. A pesar del tiempo no había levante y hacía mucho que no iba de pesca. Y dios, lo necesitaba. Se sentó en su silla de plástico y se acomodó el gorro. Cogió una lata de cerveza de la nevera y se la abrió, en cuanto le dio el primer trago le recorrió una sensación de: “Oh, sí, justo lo que necesitaba”. Volvió a la conversación, y media hora más tarde su caña empezó a agitarse violentamente. Se levantó corriendo y todos sus amigos le siguieron. Por la violencia de los tirones el maldito pez debía de ser una bestia. Dio un pequeño tirón y recogió un poco de sedal. La caña casi se le escapaba de las manos. Maldito pez debía ser enorme. Sonrío. ¿Qué sería? ¿Un lucio? ¿Una dorada? ¿Una lubina? No importaba. Eso solía ser lo de menos. Era la emoción de la conquista, la lucha pez-hombre, lo que le volvía loco. Y la lucha iba a su favor. Llegó ante el momento de la drástica decisión. ¿Daba otro tirón o soltaba un poco de sedal? Miró a sus amigos. Todos se encogieron de hombros.

-Es cosa tuya-dijeron.

Volvió la vista hacia el mar fiero y le sonrío con los colmillos del lado derecho de su boca. Dio un tirón. El hilo se rompió. El pez escapó.

-Mierda-masculló el joven pescador.

Lo había perdido. Se centró en la tarea de volver a preparar la caña y sus amigos volvieron a donde las sillas. Anudó el anzuelo y metió dentro una coreana. Al fin y al cabo eso era la emoción de la pesca. Seguir adelante. Lanzó el anzuelo y se fue a por otra cerveza mientras meditaba:

“Lo quiero todo o nada soy así de drástico"*

*Ceerre-La espiral

No hay comentarios:

Publicar un comentario