UA-67049947-1

26 sept 2011

Poniéndome tibio y pensando en verla.

Caminé y caminé con los ojos entornados bajo aquel sol cegador y destructor de almas. Rafa Pons cantaba aquello de “acabaré loco, da igual” en mis auriculares. Y entonces me la crucé, la miré, me miró y me eché a reír. Eso la descolocó un poco e hizo un gesto de incertidumbre. La verdad que yo no sabía tampoco muy bien por qué me había reído. Bueno, sí, quizás porque me había fumado el porro anti-resacas (que no había funcionado muy bien esta vez) apenas diez minutos antes. Pero eso no se lo iba a contar a ella. Me quité los cascos.
-¿De qué te ríes?-preguntó ella mientras sonreía.
-Verás, es que anoche salí de fiesta, y he dormido en casa de un colega. Y no llevo ni las gafas ni las lentillas-esa parte de la historia era cierta- Y cuando te he visto de lejos he pensado: “¿Será guapa?” pero luego me he dicho que jamás lo sabría porque no veía una polla. Pero conforme me he ido acercando a ti y te he visto más de cerca me he dado cuenta de que sí, tía, sin gafas ni nada es innegable, eres guapísima. Y me ha hecho gracia.
Después de eso me llevó a su piso y me contó que se llamaba Marta y otro montón de mierda que no me interesaba. Luego me llevó a su habitación y me hizo un montón de mierda que si me interesaba bastante.

1 comentario: