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12 sept 2011

Tu la carne, yo el verbo.


Contuve las nauseas mientras las violentas sacudidas de la tos me hacían arder el pecho. Por fin salió disparado de mi garganta a mi boca. Lo escupí al váter. Me repuse y me eché agua fría por la cara. Salí empuñando el porro y cogí mi sitio en el sofá. No me atreví a mirarla porque notaba que ella me estaba mirando. No paraba de mirarme fijamente desde que tomé parte en la conversación sobre la generación beat. Al fin y al cabo todo lo relacionado con la literatura o las drogas era mi especialidad. Y no para de mirarme con sus ojos azules y sus cabellos rubios de ardeparís y sus labios rojos como la sangre del cordero derramada en las arcas del tiempo y sus rastas y sus pechos y su voz dulce que puede recitar a Neruda de memoria. Y me siento incomodo. Me siento acongojado. Tengo pánico. Como si volviese a tener 16 años. Se supone que yo debería mirarla fijamente y ella rehuirme la mirada. Entonces me sentaría a su lado y le diría alguna de las estupideces que se me suelen ocurrir. Pero no. Es ella la que me mira fijamente y yo con esfuerzo sobrehumano levanto mis ojos inyectados en thc y le aguanto la mirada. Diez segundos, quince, veinte. Y no la aparta. La gente sigue hablando alrededor de la mesa pero es como si no existiesen. Solo nos miramos. Y es una mirada tan intensa que me hace arder por dentro. Es una mirada más intensa que muchos de mis encuentros sexuales. Tan intensa que me hace apartar la mirada y girarme a mirar a Juan.

-Tronco-me dice-Te está follando de mil maneras ahora mismo

-Mírala-le contesto-Y luego mírame a mí.

-No he dicho que tenga lógica-contesta- Solo que está pasando

Y siento unas ganas terribles de sentarme junto a su oído y susurrarle: “Amor, las palabras en realidad están vacías y el tiempo vuela y se escapa. Los nombres son insignificantes y todo lo humano está carente de sentido. La carne. La carne y el verbo amor mío. Eso es lo único que importa”
Pero me sigue mirando fijamente con esa mirada que parece ordenar: “Ven”. Y me tiene clavado de miedo en el sofá.

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho como retratas los personajes en tus textos. Situaciones simples pero con una prosa balística. Me recuerdas un poco a Bret Easton Ellis en "Glamourama".
    Genial ;)

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