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8 nov 2011

No te preocupes niña


Se acerca con una sonrisa de oreja a oreja. Desnudo y con un cuchillo en la mano. Yo estoy atada. También estoy desnuda. Intento cerrar los ojos y pensar en cosas bonitas. Pero estoy como drogada, cuando cierro los ojos me dan náuseas. Recuerdo lo que decían los periódicos sobre cómo los criminólogos creían que al “asesino de la cicatriz” le excitaba sexualmente el sufrimiento y el dolor de otras personas. Así que intento no hacer ningún ruido, ni llorar, mientras él se acerca con su pene flácido colgando. Él ríe al observar mi cara de neutralidad.

-No te preocupes niña-me dice con una voz extrañamente cálida- Acabarás gritando.

2 comentarios:

  1. Argh, qué hijo puta.


    Me gusta la dureza real de lo que transmite el texto: demasiadas violaciones físicas (y mentales) a lo largo de las horas.

    Un beso, Fafi!

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