Anoche murió el último soñador, lo vi con mis propios ojos. Estaba allí sentado, fumando y riéndose. Estábamos los cuatro. Divagando sobre la vida, como solíamos hacer.
-Esas cosas solo pasan en libros hermanos-dijo
Le miré con una sonrisa escéptica. Me respondió con una sonrisa cansada.
-Es verdad- añadió mientras lo veía agachar la cabeza como hizo mi perro cuando fue a morir bajo el limonero.
Lo miramos fijamente. Podría haberse callado pero exhaló su último suspiro en un:
-Por eso los escribo.
Y aquella noche le vimos morir como el último soñador y renacer como el narrador de sueños. Así que se lo dije.
-Estás listo para hacerlo de una puta vez ya.
al menos renació.
ResponderEliminarjoder, tuvo suerte.