Mira sus garras y suspira. Lleva dos meses en el mismo
barrio. Eso es raro en un vagabundo como él. Los demás no le entienden. Primero
se reían y ahora le aconsejan que se vaya. Sabe que acabará
matándolo. Piensa en todas las humillaciones que ha sufrido. Le ha pillado la
cola tantas veces que hay un trozo de ella que no siente. Se le está cayendo el
pelo. Sus bigotes se han tornado grises o así les parece verlos. Quizás es ese
su estado anímico y punto, pero hostia puta. Lo necesita y no importa que le
mate conseguirlo, aunque nadie más lo comprenda. El dolor que siente el
depredador cuando la presa se burla de él. Una y otra y otra vez. La locura.
¿Si no eres un depredador que eres? Necesita darle dónde más le duele. Se lo va
a comer vivo, por supuesto, pero eso será después de que vea como la abuelita
muere. Por su puta culpa. Por pájaro hijo de puta. Siempre con sus ojillos.
Siendo el bueno. El mono. El héroe. Y al villano le crujen las tripas mientras
espera el ocaso. Cuando la abuela duerma entrará por la ventana. Esta vez sin
fallos. Lo primero que hará será bloquear la jaula de Piolín. Ya se la ha
jugado así otras veces. Después llevará a la abuelita, aún medio dormida, ante
el pájaro y le pegará un tiro en la cara. En su puta cara. Justo en los ojos
del pájaro hijo de puta. Y luego se lo comerá vivo por supuesto. Mientras
llora. No ha pensado en qué pasara después de que se coma al pájaro. No quiere
pensar en un después de que se lo coma. Sólo comérselo. Se levanta mientras anochece y acaricia su
Colt. Y que le den por culo a ACME.
No hay comentarios:
Publicar un comentario