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2 nov 2015

Es como un baile


Es como un baile acompasado del que sólo yo sé los pasos exactos. Ese olor tan característico de su sudor. Cada sudor huele de forma única y el de ella huele…de forma indescriptible. Eso me gusta. Aspiro fuerte por mis agujeros nasales y retengo el aire unos segundos. Noto sus piernas agitarse. El sonido que emite su garganta intenta escapar por entre las rendijas de los dedos de mi mano, que tapan su dulce y pequeña boca con forma de corazón. Sus pupilas dilatadas. Y las mías. Probablemente para ella este momento no transcurre a la misma velocidad con la que transcurre para mí, para mí estos escasos segundos son mi auténtica vida. Mi única forma total y completa de desnudez. Recuerdo esos versos de Sabina: “muchas me ven sin ropa pero sólo tú me ves desnudo”. Son los únicos segundos en los que me permito dejar caer mi máscara ante otra persona. Doy otro paso para agarrarla más fuerte. Mi cuerpo aplastando su cuerpo contra la pared. Mi corazón latiendo muy rápido, bombeando la cantidad de sangre necesaria e imprescindible para llevar a cabo mi tarea. Unidos, ella y yo, en la misma coreografía que sólo yo puedo ejecutar tan perfectamente.

Me separo de su cuerpo lo justo y necesario para la penetración. Doblando levemente las rodillas para empujar con más fuerza. Y empujo. Sus ojos se giran inconscientemente hacia arriba en ese agónico gesto al sentirme dentro de ella. Me recreo en los pequeños segundos en que dejo que se hunda totalmente. Después todo empieza a ir cada vez más rápido. Saco el cuchillo y lo clavo de nuevo y de nuevo. Hasta que sus ojos se vuelven hacia arriba del todo y ella cae al suelo lentamente mientras la sigo sosteniendo contra la pared para controlar su caída y el sonido que produce. 

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