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4 dic 2015

Los periodistas somos obreros.




Existe un cierto tópico o creencia asumida sobre los periodistas que no sé de dónde sale pero es bastante probable que nosotros mismos hayamos fomentado. Esa visión del periodista como ser que todo lo sabe y todo lo controla, con un sentido de la responsabilidad sobre su trabajo que no afecta al resto de las profesiones. Cuando me reúno con un grupo de amigos y todos empiezan a criticar a tal o cual periodista por esa noticia escrita de una forma tan deleznablemente parcial.

Existe, también, la asumida creencia de que los periodistas somos prostitutas, mercenarios. Pero no, señores míos, somos obreros. Simples y puros obreros de mierda, como todos los demás. Sin embargo a otras profesiones no afectan de la misma forma que al periodismo las polémicas. Si Wolkswagen truca los motores de sus vehículos para que engañen sobre sus emisiones contaminantes nadie se caga en Pepito Pérez, obrero de la fábrica de Barcelona. Se cagan en sus superiores, que son los que han tenido la idea. Pepito Pérez se ha limitado a conectar A con B y B con C porque es lo que le han dicho desde arriba. Con las palabras es lo mismo, sólo que la gente les otorga un mágico poder que no le otorga a la actividad física. Las palabras se unen como tuercas y tornillos, a deseo del de arriba. A con B, B con C. Un periodista se limita a cumplir los deseos que le vienen expresamente indicados por su jefe, que al fin de cuentas es el que le da de comer. Ni su pluma, ni su cerebro, ni su habilidad. El que le da de comer es su jefe.

Si te toca escribir sobre las vacaciones de Imanol Arias, te jodes. Si el redactor jefe mete la tijera y saca el hilo de coser y convierte tu pedazo de artículo nada parcial en una mierda derechista o izquierdista, según convenga a la línea editorial del medio, también te jodes. Porque detrás de esa noticia sólo hay un tipo de 37 años que no quiere que le despidan porque sigue pagando a plazos ese puto Renault que compró hace ya 4 años. Un tipo que se gasta un dineral en su hijo recién venido al mundo y cuya nómina se ha visto reducida en los últimos 5 años hasta el punto de ser irrisoriamente baja.

Por favor, dejen de achacarnos responsabilidades que no se aplican a otras profesiones; los periodistas simplemente somos obreros.

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