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21 oct 2009

Prisioner nº 133



Me ahogan. Las flores. Me ahogan. Me atraen con sus perfumes. Y me ahogan. Encrespan sus cabellos entre mis dedos y me ahogo. Me tapan la boca con sus besos y me ahogo. Me ahogan. Ciernen la soga sobre mi cuello y me llevan al patíbulo. La gente grita. Piden justicia. Justicia. Y me ahogan. Sus gritos. Me ahogan. Abro los ojos. Y estoy ciego. Los cierro. Y veo su silueta. Se balancea suavemente en la cuerda. Casi es como uno de esos bailes de invierno. Casi veo la pajarita del smoking. Le ahoga. Tiene la pajarita apretada muy fuerte. Y le ahoga. Él sólo intenta bailar con la cuerda. El siguiente baile es para mí. Me concede este último baile. Pero será el último. Dice que no volveré a verla. Y llora. Se ahoga. Sus lágrimas le ahogan. Acerco mi boca a sus ojos y me los bebo. Ya nadie le hará daño. El polvo se arremolina ahí arriba en la tarima. La tarima de mi último baile. Me ahoga. Entra por todos los poros de mi piel y me ahoga. Me suben por los escalones. Me inmovilizan las manos. Con dos serpientes que se retuercen la una a la otra. Que se ahogan. ¿Que delito cometí? Ver más allá que ellos. Hay cosas que no deberías ver. Tu no quieres verlas. Ellas no quieren que los veas. Y Ellos no quieren que os mireís a los ojos. Por eso me apresaron. El prisionero número 133 que coincidencia. Que bonita coincidencia. Me ahogan. Mi amada me sonríe y suelta al tipo del smoking. ¿Podrá ella paliar mi sed? ¿Esta sed que me atenazó toda la vida y que jamás pude calmar con nada? Ni drogas, ni mujeres, ni arte. Nada. Le sonrio y le digo lo preciosa que la encuentro esta noche. En realidad lleva un atuendo bastante sencillo. Pero a mí me parece preciosa de todos modos. Mi dama me agarra del cuello y de la espalda, y comenzamos a bailar ahí en la tarima, mientras todos nos miran y nos vitorean. Yo cierro los ojos y me dejo llevar por ella. Bailamos muy juntos. Pero suelta su mano de mi espalda. Ahora me tiene cogido únicamente del cuello.Y me ahoga..

Creiste que de esta no saldria, que tendria que retroceder,
al fin perder mi chuleria; ese dia no lo vas a ver.
No es que yo no sepa perder, es que no sé ceder facilmente,
lo que piense la gente, ¿para qué lo he de tener yo presente?

1 comentario:

  1. Una sucesión de puntos son puntos suspensivos.
    Voy por el tercero, y no quedan más.
    Me sentaré despacio a esperar de nuevo.
    Mientras me perderé con Bunbury.

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